Este articulo fue publicado originalmente en ingles en Proletarian Revolution, numero 61, verano 2000.


La Intervención de EE.UU. Amenaza a Colombia

La Administración de Clinton y el Congreso han aportado mas de $1 billón de dólares en un paquete de ayuda a Colombia, quien ya está uno de los tres mayores recipientes de fondos militares de los EE.UU. El monto total de este dinero sería destinado a la milicia. Una vez mas, Colombia podría convertirse en el escenario de una acción militar mayor por parte del imperialismo de EE.UU.

Washington alega que esta ayuda esta primordialmente dirigida en contra de la rampante producción y en contra del trafico de drogas en Colombia. (Colombia ha sido por muchos años el mayor productor y exportador de cocaína y de mucha de la heroína que entra en los Estados Unidos.) Pero en realidad la guerra contra las drogas es un pretexto transparente para combatir a los dos grupos mayoritarios en la larga guerra de guerrillas que ha mantenido Colombia por 40 años: las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), quienes infligieron muchas derrotas severas a las fuerzas militares del gobierno en 1999, y al más pequeño Ejercito de Liberación Nacional (ELN). Las FARC fue fundado por el Partido Comunista de Colombia; el ELN traza su inspiración de la Revolución Cubana.

Las negociaciones entre el gobierno del Partido Conservador de Andrés Pastrana con las FARC se han estado arrastrando por cerca de un año. En abril el gobierno finalmente accedió a las demandas del ELN y les concedió, como a las FARC, una extensa zona desmilitarizada de fuerzas gubernamentales. Estas zonas fueron acordadas en contra de una substancial oposición de las fuerzas del ala derechista, incluyendo a muchos de los militares de alto rango, con el propósito de comenzar charlas de cese al fuego y de paz con la guerrilla.

La campaña de los Estados Unidos en contra de las guerrillas descansa en una dirección más fundamental, reconocida abiertamente por el propio Bill Clinton. El 2 de mayo, el presidente advirtió en un tono apocalíptico de las posibles consecuencias del colapso del régimen Colombiano: “No se equivoquen. Si la más antigua democracia en Sur América puede ser derribada, también lo pudiesen ser otras.” El verdadero asunto emergió cuando Clinton le dijo a la asamblea de ejecutivos corporativos que la derrota de las guerrillas era esencial para la realización de un Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) que se extendería desde Alaska hasta Argentina para el 2005:

Tenemos que triunfar en Colombia. Tenemos que ganar la lucha por un Área de Libre Comercio de las Américas. Tenemos que demostrar que la libertad y el mercado libre van tomados de la mano.

Eso es todo, la avasalladora preocupación de los EEUU en la guerra civil en Colombia es prevenir cualquier interferencia en su esfuerzo para intensificar la explotación imperialista en Latino América. En junio de 1999, en una reunión de la Organización de los Estados Americanos, los EEUU propusieron la creación de una fuerza multinacional que garantizara la “seguridad” del Hemisferio Occidental. A pesar de las mentiras oficiales, ya hay en Colombia centenares de “consejeros militares” estadounidenses.

La Mentira del “Narco-Terrorismo”

Por supuesto que EE.UU. ha tenido una larga historia de intervención militar en Latino América, mas recientemente en 1989, cuando invadió a Panamá, y a través de la década de los 1980, cuando apoyó a las “Contras” en contra de la Revolución Nicaragüense y envió consejeros para apoyar a los escuadrones de la muerte en El Salvador. El robo de Panamá desde Colombia en 1903 fue su primer ataque imperialista al sur de México y el Caribe.

Ambos grupos guerrilleros han sido denominados como “narco-guerrillas” por los EE.UU., pero el comercio de drogas es tanto más una operación imperialista. Los que más se benefician del comercio de drogas son los sectores de la clase dominante Colombiana quienes están cerca del poder militar. La demanda de consumo en los EEUU asegura que va a haber un constante suministro, si no procede de Colombia entonces será de cualquier otro país; por instancia, el éxito parcial en la erradicación de las plantaciones de coca del Perú dirigió a que la producción se transfiriera a Colombia. Años de operaciones anti-drogas tanto de parte de la US Drug Enforcement Agency (DEA) como de los gobiernos locales no han podido cambiar esta tendencia. Tampoco puede ser pasado por alto que el procesamiento de la cocaína y de la heroína necesita de químicos que son importados de países imperialistas, quienes de esta manera obtienen su parte de las ganancias generadas por el trafico de drogas.

Mas aun, los mayores puntos de exportación de las drogas Colombianas están controlados por fuerzas paramilitares, quienes son dirigidas por sectores de las corporaciones internacionales, junto con la burguesía nacional y las fuerzas armadas. Mediante el armar el gobierno Colombiano y sus fuerzas armadas bajo el pretexto de luchar contra las drogas, los EEUU están poniendo al zorro a vigilar a las gallinas. Y están conscientes de ello, ya que tanto la CIA como el DEA tienen una larga experiencia en tratar fraternalmente con traficantes de drogas. En agosto de 1999 estalló la noticia de que la esposa de un coronel del Ejercito Estadounidense a cargo de operaciones anti-drogas en Colombia había enviado miles de dólares en cocaína a través de correo diplomático.

Mientras que es cierto que mucha de la producción de la coca esta en regiones controladas por las guerrillas y que las guerrillas imponen un impuesto a los traficantes de droga, tanto las FARC como el ELN alegan que quieren deshacerse de este tipo de negocios. Ahora, para poder hacer esto tiene que haber otra alternativa para el gran numero de campesinos pobres, ya que el mercado abierto impuesto en Colombia por el imperialismo ha minado los precios para los cultivos agrícolas ordinarios.

La Guerra Civil y el Convenio con el Capital

Cualquiera que sea la creencia de la administración estadounidense con relación a la “insurgencia comunista,” un análisis de las FARC y del ELN demuestra que estas organizaciones fundamentalmente no ponen en peligro los intereses capitalistas en Colombia.

Las FARC fueron formadas en la década de 1960 bajo la iniciativa del Partido Comunista Colombiano (PC). El PC estalinista, aun desde su frente popular en los 1930, ha sido siempre un aliado constante de la burguesía populista del Partido Liberal. Atrajo a muchos campesinos durante el periodo de “La Violencia” del 1948 al 1953, cuando los Conservadores y los Liberales pelearon una sangrienta guerra civil en la cual 200,000 personas murieron. El PC había tomado el control de grandes partes del ejercito de la guerrilla de los Liberales, quienes traicionaron a sus partidarios campesinos mediante la formación del gobierno de Frente Nacional en alianza con los Conservadores.

Las FARC se mantienen siendo la mayor fuerza en la defensa del campesinado en contra del desalojo por los terratenientes colombianos y las corporaciones multinacionales. Como seguidores de la teoría de las dos etapas de Estalín, el PC hablaba del socialismo como su meta final pero en realidad por lo que lucha es por una “verdadera democracia burguesa” conectada con la Unión Soviética en vez de con los Estados Unidos. A pesar de que el PC y luego las FARC buscaron una alianza con el ala “democrática” de la burguesía en contra de los oligarcas del ala derechista, con el propósito de integrarse el juego legal parlamentario.

La burguesía había tentado a las FARC y a otras organizaciones guerrilleras a la legalidad bajo el mandato de presidente conservador Betancourt en el 1984. Declararon un cese al fuego y las FARC fundaron un partido legal, la Unión Patriótica (UP). Pero la clase dominante pronto mostró sus verdaderos colores. Miles de militantes de la UP fueron asesinados por escuadrones de la muerte que se encontraban en la nomina de los magnates del ganado, las corporaciones multinacionales, los traficantes de drogas, el ejercito y la policía. Después de que los representantes elegidos de la UP fueran asesinados, las FARC rompieron la tregua en 1987.

No existe duda alguna que el origen de la continua guerra de guerrillas es la incapacidad y la indisposición de la clase dominante por mostrar una cara menos sangrienta. Las huelgas de los trabajadores están regularmente encontradas con la violencia del estado. Colombia es el país con el mayor número de asesinatos, después de México. Las organizaciones de derechos humanos han notado que alrededor del 80 por ciento de todos los asesinatos y violaciones a los derechos humanos son obra de los paramilitares y de las fuerzas represivas del estado que los respaldan – las victimas siendo en su mayoría campesinos no-armados o activistas sindicalistas.

Programas de las Guerrillas

La posición burguesa pro-liberal de las FARC siempre ha sido clara. Pero el ELN en el pasado ha rechazado las platicas con el gobierno a causa de la experiencia de la traición burguesa, particularmente en el caso de la UP. Aun así también ha buscado la influencia de la archí-conservadora Conferencia Alemana de Obispos (Católicos) “para reunirse con dirigentes representativos de la vida publica en Colombia”, entre ellos muchos capitalistas, con el propósito de llamar a una “convención nacional”.

Los programas tanto de las FARC como del ELN llaman a una economía mixta, lo que significa capitalismo con un gran sector estatal. Eso muestra que su disposición a favor de la burguesía liberal no es de iniciativas tácticas a llevarse a cabo en los intereses parcialmente contradictorios de diferentes fuerzas enemigas. El reciente anuncio por las FARC de que existe un “sector democrático” en las fuerzas armadas, quien de acuerdo con el portavoz Raúl Reyes “es opuesto al movimiento paramilitar, porque este sector ama al ejercito” (El Tiempo, Bogotá, 20 de marzo), fue otra señal política, como también lo fue la gira en febrero de la delegación de las FARC a través de varios países europeos para aprender como funciona la democracia burguesa.

Tanto las FARC, como la UP, hacen llamados “al dialogo como una posible arma para lograr la paz con justicia social y la introducción de una serie de medidas estructurales, sociales, económicas y políticas que eliminen las profundas diferencias sociales expresadas en la crisis que afecta la nación.” El ELN, quien en el pasado ha defendido las estrategias chinas y vietnamitas de una “guerra popular prolongada” y ha demandado una transformación estructural fundamental, ahora dice que no importa si la transformación se logra mediante el derrocamiento del capitalismo o no. Aunque tanto las FARC y el ELN han hecho claro que su lucha armada no es para derrocar la burguesía, sino un esfuerzo reformista para forzar a la burguesía a permitirles sentarse a la mesa.

Hasta la década de 1970 las FARC y especialmente el ELN no fueron movimientos fuertes. Pero la represión de las actividades legales y políticas en las ciudades y en los pueblos le dieron un impulso. Los dos frentes guerrilleros controlan cerca de la mitad de Colombia – no obstante esta son las partes menos habitadas del campo. Sin embargo, las guerrillas han operado cerca e incluso dentro de las ciudades también, y tienen influencia política entre las uniones y otras fuerzas sociales allí. Pero en el pasado a menudo han tratado de distanciarse de los movimientos laborales militantes, por ejemplo mediante el no apoyar las huelgas o traer a colación las demandas de las uniones en sus platicas con el gobierno.

Economía e Imperialismo

La pregunta sigue siendo el porque los Estados Unidos están tan dispuestos a luchar en contra de las guerrillas. La estrategia de la contrainsurgencia en ese punto parece ser el poner presión a las guerrillas mediante el mantenerlos comprometidos en interminables platicas por la paz y al mismo tiempo mejorando y profesionalizando al ejercito colombiano y apoyando al gobierno. Mientras tanto Pastrana impulsa su posición mediante su disposición a hablar por la paz.

Aunque recientemente el gobierno ha clamado una pequeña recuperación económica, la situación económica total ha empeorado. El pasado año vió la recesión mas profunda desde los 1930. Esto es difícilmente una base para dar limosnas a los trabajadores y a los campesinos, centenares de miles, los cuales han sido forzados a vivir como desplazados dentro de la misma Colombia. Así que no hay razón para creer que las negociaciones se dirigen en pro de completar alguna de las demandas básicas de las guerrillas, mucho menos las necesidades de la clase obrera y del campesinado. Por esto y por que las guerrillas colombianas son basadas en un movimiento campesino, simplemente no parece posible que puedan ser integradas dentro del sistema en un futuro cercano. (Al contrario de los colombianos, muchas otras guerrillas de Latino América se han dado por vencidas, al ser marginalizadas como la MRTA y la PCP (SL) peruanas o han colapsados.)

Ahora, Colombia es un país demasiado importante para el imperialismo de EEUU como para que este lo eche a un lado. Colombia es el país mas poblado de Sur América después del Brasil. Sus fronteras están cercas del Canal de Panamá, y controla una parte importante de las carreteras Trans-Americanas. Produce petróleo en cantidades grandes; sus campos petroleros están siendo explotados principalmente por compañas extranjeras como la BP Amoco y Occidental Petroleum. También existen recursos de carbón, oro, platino, plata, bauxita, manganeso, cobalto radioactivo, estaño, cromo, cobre y níquel.

Las ganancias son extraordinarias y la voluntad para volverse aun más grande, a medida que el gobierno de Pastrana ha bajado la ganancia del estado – compartiendo producción, regalías e impuestos – en el sector petrolero de un 84 por ciento a un 70 por ciento el año pasado. Además de esto, Colombia asume en parte una perdida de su propia producción de petróleo. En 1990 el país produjo cerca de 400,000 barriles por día, de los cuales 200,000 se necesitaron para consumo interno. Ya que la compañía estatal ECOPETROL refinó solo 80,000 barriles, Colombia tuvo que comprar los otros 120,000 de los multinacionales. ¡Pero mientras que el petróleo se vendió por $1 el barril, el precio de recompra fue de $17! Esto es alegadamente una de las razones de por que las tuberías de petróleo son regularmente saboteadas por las unidades del ELN: el ELN argumenta que bajo estas condiciones, la producción de petróleo es una ganancia negativa para Colombia. Lo mismo aplica para la mina de carbón en Correjón, una de las minas más grandes en el ámbito mundial.

¿Incorporar a las Guerrillas?

Existe un potencial real en la lucha de clases colombianas – y por lo tanto serias causas de preocupación por parte del imperialismo y sus lacayos como Pastrana. Septiembre de 1999 vio una huelga general masiva de dos días, con la federación de sindicatos colombianos, la CUT, quien trajo a sus matricula de 1.5 millones de miembros acompañados por trabajadores no unionados. Durante esta huelga general, el sector rural fue despedazado por protestas masivas en contra de los asesinatos de campesinos y proletariados rurales y la falta de alternativas para el cultivo de la coca.

En el suroeste, los campesinos bloquearon un trecho de la carretera Pan-Americana por un periodo de 2 semanas, demandando mas ayuda gubernamental para esa región. Los resultados inmediatos de las protestas campesinas fueron ofertas gubernamentales de compromiso, acompañadas por más obvios ataques de escuadrones de la muerte. Los indígenas U’wa también han batallado furiosamente en contra del robo, la ocupación y el despojo de sus tierras por parte de las corporaciones como Occidental Petroleum. Claramente, las masas están dispuestas a pelear; la cuestión primordial es el liderato.

Mientras la fuerza militar de las guerrillas es básicamente inquebrantable, y mientras los sindicatos y los movimientos campesinos pueden seguir peleando duramente, no han sido lo suficientemente fuertes para detener la privatización. Mas importantemente a largo plazo ni las guerrillas ni los sindicatos colaboracionistas de la clase serán capaces de ofrecer una alternativa para la crisis actual que emana de la dinámica del mundo capitalista.

En contra de estos antecedentes debe de verse el anuncio hecho recientemente por las FARC de que está dispuesta a ponerse de acuerdo en cuanto a un paralelo de tregua con las constantes negociaciones de paz, algo que constantemente habia rechazado en el pasado. Además, el 30 de abril las FARC fundaron un frente político nuevo, el Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia. De acuerdo con el representante europeo de las FARC, Juan Antonio Rojas, “todas las fuerzas relevantes” del país – “liberales, conservadores, socialistas, comunistas, simpatizantes y no afiliados a partidos deben de trabajar unidos para de esta forma lidiar con los problemas de pobreza, criminalidad y violencia en nuestro país.” (Junge Welt, Berlin, 28 de abril.)

Mientras que las FARC no están preparada para dejar que el nuevo movimiento trabaje abiertamente, con el fin de evadir la misma suerte que la UP, la fundación de este nuevo frente nacional es un paso mas hacia la derecha en pro de unirse al sector de la burguesía en el poder. El diario español El País cita reportes de que el Presidente Pastrana está proyectando un referéndum para limpiar el Congreso de la corrupción y echar a los representantes que estén involucrados con el tráfico de drogas, esto está dirigido a propinarle un golpe mortal al Partido Liberal. La teoría es que Pastrana ha sido tan condescendiente con las FARC porque le gustaría hacerlos el segundo partido nacional en lugar de los Liberales. El nuevo Movimiento Bolivariano sería parte de ese esquema. Por su parte, en junio Pastrana declaró una extensión de 6 meses a la zona desmilitarizada de las FARC y garantizó estatus formal de negociaciones al ELN.

Colombia no sería el primer país latinoamericano en el cual antiguos lideres guerrilleros se vuelvan parte del sistema “democrático” dominante. El guerrillerismo no puede cumplir con las esperanzas fundamentales de sus seguidores del campesinado, mucho menos de la clase trabajadora. Lo que hace falta es un partido revolucionario que rompa con el “anti-imperialismo” burgués del liderato estalinista de las guerrillas y las uniones. Dicho partido estaría basado en la clase trabajadora, ya que solo la lucha anti-capitalista de los trabajadores puede apuntar a la masa campesina a una solución no basada en colaboración con los gobiernos burgueses. Solo la revolución socialista del proletariado puede cumplir con las demandas sociales de las filas de los movimientos de guerrilla.

Dicho partido le daría apoyo militar a las FARC y al ELN a medida que sigan peleando en contra del gobierno y de los escuadrones de la muerte. Se opondría a negociaciones traidoras y lucharía por armar a las masas de trabajadores y campesinos. Tal paso, necesario hoy en día por simple autodefensa en contra de los asesinos paramilitares, podría pavimentar el camino para las milicias de trabajadores y campesinos del mañana.

El partido proletario revolucionario lucharía en contra de los engaños de los lideres estalinistas de las FARC y del ELN a favor de un liderato de lucha armada en contra del gobierno y de sus patrocinadores imperialistas en los EE.UU. Los trabajadores y los campesinos de Colombia han demostrado en un sin número de ocasiones su disposición a la lucha. Un liderato revolucionario trabajaría para asegurar que dicha lucha histórica conlleve no solos a tratos vendidos y a matanzas patrocinadas por el estado sino a una revolución socialista internacional.

¡Fuera de Colombia el Imperialismo Estadounidense!