Este artículo se publicó por primera vez en inglés en el periódico de la LRP Socialist Action, junio 1980.


El enemigo principal está en nuestro país

La siguiente carta abierta a la Liga Espartaquista (SL-EE.UU.) fue distribuida por la LRP en una reunión pública de la SL en Nueva York en diciembre del 1979. La re-imprimimos ahora, posterior al ataque militar de Jimmy Carter a Irán en abril, para recalcar el deber absoluto de los comunistas a levantar propaganda anti-imperialista dentro de la patria del imperialismo mundial, EE.UU.

Para los comunistas trotskistas, es insuficiente condenar solamente los actos obvios mas descarados del imperialismo como el ataque de Carter. También es necesario combatir todos los aspectos de la ideología imperialista: el racismo, chovinismo e elitismo que previene a los trabajadores de identificar sus intereses de clase con las masas oprimidas de su país y del exterior. La SL reconoció la obligación de oponerse a la invasión de Irán de Carter cuando ocurrió. Pero está claro que el efecto objetivo de su línea (en particular, las citas de su prensa en este volante) ha sido para justificar el “derecho” del imperialismo norteamericano para rescatar a los rehenes de cualquier manera a su alcance.

Existe una segunda razón para re-imprimir este volante en estos momentos. En varias demostraciones social-pacifistas e anti-servicio militar obligatorio, la SL levantó pancartas que decían “¡Aplastar la reacción islámica!” y que se oponían a la propaganda belicista de Carter contra Rusia – no contra Irán. La consigna de la SL “¡Viva el Ejercito Rojo!” sobre Afganistán ahora los hace aparecer como patriotas rusos, y no norteamericanos. Pero la diferencia no es tan grande como parece. La SL está demandando, en efecto, que el ejercito estalinista aplaste a la reacción islámica en Irán, no solamente en Afganistán, y ha vitoreado “la presencia rusa en la frontera afgana de Irán como un factor estabilizador en una situación peligrosamente inestable” (Workers Vanguard, 2 de mayo).

Aparte de la improbabilidad de tal ocurrencia (ya que Brezhnev necesita a Khomeini tanto como lo necesita Carter para estabilizar el Medio Oriente explosivo), el llamado de la SL afavor de la estabilización es un servicio para ambos imperialismos, el dominante norteamericano como también su rival subordinado, Rusia. Tal es la lógica “de la defensa de la Unión Soviética” de los espartaquistas cuando la Unión Soviética es imperialista.


¡El enemigo principal está en nuestro país!

Karl Liebknecht lo dijo durante la Primera Guerra Mundial, lo repitieron los trotskistas durante la Segunda Guerra Mundial en los países imperialistas. Pero los revolucionarios de los EE.UU. tienen un deber especial, de decir esta verdad fundamental, debido a que ‘su’ burguesia es el poder imperialista central, que de una manera u otra oprime a todos los pueblos del mundo.

Esto lo escribió Workers Vanguard en el 1977. La consigna y la declaración son completamente correctas. Nosotros solamente le añadimos que cualquier fracaso de los izquierdistas a decir la verdad puede ser considerada únicamente una capitulación despreciable e anti-bolchevique al chovinismo norteamericano.

La presente campaña imperialista contra Irán constituye una prueba fundamental de estos principios; es uno que la SL desgraciadamente ha fracasado.

Sí, la SL ha hecho un llamado a “¡Fuera de Irán!” Pero nadie que lea Workers Vanguard puede no ver que el contenido de su posición va dirigido a una conclusión exactamente opuesta. Con sus primeras planas – Los fanáticos de Khomeini provocan una amenaza imperialistaCrisis de la Embajada en Irán y ¡Ayatolá mas loco que el Shah pero: Fuera de Irán!, el Workers Vanguard del 23 de noviembre le echó explícitamente la culpa a los iraníes. Y lo hicieron con toda la verborrea chovinista del imperialismo norteamericano acerca de los “fanáticos” y los “locos” iraníes.

Además, la SL demostró una sensitividad pegajosa hacia la conciencia atrasada que ahora se propaga ampliamente entre la pequeña burguesia norteamericana y la clase trabajadora (especialmente su aristocracia). El periódico de la SL declaro, “Los fanáticos musulmanes dirigidos por Khomeini han violado prerrogativas diplomáticas de una manera que no se atrevieron hacerlo ni los nazis. Pero Carter invoca la rabia sentida por el pueblo norteamericano...” con el propósito de ser re-electo y aplastar a las masas iraníes. La “rabia sentida por el pueblo norteamericano” con el cual simpatiza Workers Vanguard, no es, sin embargo, sobre “prerrogativas diplomáticas violadas”. Esto, y “el sentido de indefensa” que también le hace eco Workers Vanguard, proviene como reacción a la idea que las masas de un país semi-colonial se hayan atrevido a confrontar al Tío Sam en uno de sus escondites y que la mayoría de los pueblos oprimidos del mundo hayan apoyado con mucho entusiasmo esta realización.

La identificación de la SL con el chovinismo golpeado de los poderes mundiales llega al extremo de defender “las prerrogativas diplomáticas” y a aparecer desfavorablemente a Khomeini con Hitler sobre este asunto. Nosotros tenemos una comparación diferente que hacer. En el 1938 Herschel Grynszpan, un judío, asesinó a un burócrata nazi en la Embajada Nazi de Paris. Trotski defendió entusiasmadamente a Grynszpan mientras señalaba que este acto fue un error táctico debido a que el asesinato del empleado de la embajada no aplastaría al nazismo. Él atacó amargamente a los estalinistas social-chovinistas por reclamar que Grynszpan fue la causa del aumento de opresión nazi.

Para la mayor sorpresa de la SL, Trotski no atacó a Grynszpan por violar la “prerrogativa diplomática” de su victima.

Trotski nunca defendió las tal llamadas normas “democráticas” y “civilizadas” frente a los ataques de los oprimidos. Por el contrario, el escribió que “...en la lucha entre la republica democrática, imperialista e civilizada y una monarquía bárbara e atrasada en un país colonial, los socialistas están completamente al lado del país oprimido sin importar su monarquía y contra el país opresor sin importar su “democracia”.

La SL ignora este principio completamente. Le añade “¡Fuera de Irán!” solamente como una concesión reñida al trotskismo. Para la SL, esta consigna tiene la misma seriedad que “¡Defensa de la URSS!” de la SWP. Workers Vanguard tuvo que traer por el cuello la necesidad de defender la Rusia del capitalismo estatizado con el propósito de cubrir el hecho obvio que no les dio a los lectores una verdadera razón para la defensa de Irán.

La SL distingue la toma de la embajada de cualquier lucha progresista. Afirma que “la toma de la embajada y la toma de rehenes eran una distracción ‘debido’ a que los mulás no luchan contra el imperialismo”. Fue puramente una estratagema de Khomeini, quien ha estado al lado del imperialismo siempre, para echarle la culpa al mismo imperialismo por su inhabilidad para resolver los problemas de Irán.

Existen varias cosas erradas con este escenario.

  1. Si es cierto que la toma de los rehenes fue escandaloso y de ninguna manera progresista, entonces la SL comete una típica tortilla programática – debería hacer un llamado afavor de “¡Librar los rehenes, ahora!” La necesidad elemental para retener aunque sea un vestigio de izquierdismo ha prevenido hasta ahora a la SL de llevar su política a sus inevitables conclusiones.
  2. Khomeini es, de verdad, ningún enemigo del imperialismo. Su apoyo de la toma estudiantil de la embajada está diseñada para prevenir a las masas iraníes de vincular su conciencia anti-imperialista con la lucha por derrocar al capitalismo en Irán. No puede lograr esto sin reflejar la justa ira de las masas contra el imperialismo norteamericano.

La situación de Khomeini en ciertos aspectos es análoga a la de Chiang Kai-Shek en los 1930’s, quien fue obligado de vez en cuando a luchar contra los imperialistas japoneses. En tales ocasiones Chiang inevitablemente utilizó tácticas débiles. Su meta consistía en distraer los sentimientos anti-imperialistas y revolucionarios de las masas con el propósito de a la larga llegar a un compromiso con Japón. Pero tanto Chiang como Khomeini fueron ellos mismos distraídos de hacer compromisos con el imperialismo al ser obligados a hacer concesiones a las masas. A pesar del carácter verdaderamente “bárbaro” e “atrasado” del régimen de Khomeini, los revolucionarios de la clase trabajadora están firmemente con las masas iraníes como lo estuvieron con las chinas contra el imperialismo.

La inhabilidad de la SL para entender la relación entre gobernantes y gobernados en Irán se remonta a su función de esquiroles de la misma revolución. La SL es solamente el dorso de la misma moneda con relación al SWP. (No nos sorprende que la SL haya perdido tantos miembros al SWP.) La SWP ve un movimiento de masas hacia la izquierda y acredita a los malos dirigentes transitorios con las metas de las masas. La SL, al ver el carácter podrido de la política de Khomeini, rechaza al movimiento de masas y a su revolución.

La SL le gusta amplificar su reclamo que “fueron solo ellos” los que se opusieron a los mulás como también al Shah durante la revolución. Esto es una mentira. Nosotros en la LRP desde el comienzo hemos señalado a la naturaleza corrupta, compradora e burguesa de los pretendientes islámicos al trono del Shah. Contrario al SL, nosotros lo hicimos de una manera comunista, apoyando a las masas y a su revolución mientras atacábamos a los traidores de Khomeini. En la situación de hoy día, apoyamos a las masas iraníes y apoyamos militarmente a Irán en todos los conflictos con el imperialismo norteamericano. Contrario a la SL, reconocemos que los trabajadores norteamericanos e iraníes tienen un interés común en dirigir la lucha de todos lo oprimidos contra su enemigo principal, el imperialismo norteamericano. Y contrario a la SL, no hacemos concesiones a la opinión pública burguesa ni capitulamos al chovinismo de gran poder que es muy popular entre ciertas secciones de la clase trabajadora norteamericana. El enemigo principal está en nuestro país.