Este documento fue originalmente publicado en nuestra pagina de internet en inglés el 12 de mayo 2002.


¡Rechazar la deuda imperialista!

La economía argentina está siendo sofocada por una deuda internacional de 150 billones de dólares. Bajo el terror del régimen militar de 1976 a 1983, la deuda se disparó de $8 billones a $45 billones. Mucha de la cual se debio a la compra de armamento para el régimen y a su política económica “neo-liberal”, facilitando adquisiciones e inversiones extranjeras. Desde entonces, bajo gobiernos democrático-burgueses supervisados por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y otros organismos imperialistas, la deuda se ha triplicado. La mayoría de los aumentos vino de los nuevos préstamos contraídos para repagar las viejas deudas.

Argentina ya ha pagado más de $200 billones a los imperialistas financieros; sus obligaciones actuales estan arriba de los $25 billones anuales. Sin esta carga, Argentina no estaría haciendo frente a esta terrible crisis económica en la que ahora está, con un desempleo de cerca del 25 por ciento, casi la mitad de la población urbana viviendo bajo el nivel oficial de pobreza y el producto interno bruto espera contraerse del 5 al 10 por ciento.

Hasta ahora, Argentina estaba a la vanguardia de las historias neo-liberales “exitosas”. Durante los 90s, privatizó sus bienes públicos y abrió sus mercados financieros a los inversionistas imperialistas más que cualquier otro país. El resultado del flujo de fondos de EE.UU y de Europa inicialmente estimuló la economía. Pero esto fue logrado incrementando drásticamente las importaciones de los productos pesados y des-industrializando mucha de la economía. Con pocos bienes para privatizar el flujo de los fondos extranjeros terminó, y los capitalistas argentinos han tirado la carga de su robo sobre la clase obrera y la clase media. Los trabajadores en Argentina y en EE.UU deben resistir las demandas de los imperialistas y pelear para rechazar las deudas imperialistas.

El gobierno actual de Argentina ha declarado su inhabilidad para pagar la deuda; esto representa la más grande insolvencia en la historia. Pero ningún gobierno burgués se atrevería a dar un paso para repudiarla. Los gobernantes de Argentina necesitan estar en buenos términos con la banca. Ninguna clase burguesa puede sobrevivir independiente de los mercados mundiales y de las finanzas del mundo. Solamente negocian los plazos y las tarifas. El rechazo de la deuda desafía principios capitalistas y a sus ejecutores imperialistas. Para rechazar la deuda, se necesita o una revolución obrera o el miedo de la burguesía a que una clase obrera militante le quiera cortar el cuello.

La clase obrera puede liberarse de las divisiones nacionales que el imperialismo utiliza para mantener a los trabajadores separados. La hostilidad contra el FMI en Argentina es masiva y efervescente. Incluso Hugo Moyano el burócrata “disidente” de los sindicatos está bajo presión; él tuvo que censurar recientemente la relación de Duhalde con el FMI, llamándola “prostitución sin cobro”.

Una campaña por una huelga general para rechazar la deuda en Argentina hablaría de la hostilidad de las masas contra el FMI. Contestaría a las ardientes necesidades de los trabajadores y empobrecidos y señalaría el camino para un movimiento internacional de trabajadores y de la gente oprimida. Es la única salida del fango de la deuda.