Este artículo fue publicado en inglés en Proletarian Revolution No. 67, primavera 2003.
El 11 de Septiembre del 2001 comenzó una ola de ataques contra los inmigrantes. Al convertirse la amenaza de guerra en una verdadera guerra contra Irak, los trabajadores inmigrantes sabían que había porque preocuparse en los EE.UU., también. Hoy por hoy, la agenda consiste en nada menos que la criminalización de comunidades inmigrantes enteras. Se ha creado un ambiente en el cual se incitan ataques verbales e violentos.
Un desarrollo significativo ha sido la integración de la Migra (Servicio de Inmigración e Naturalización - INS) dentro del nuevo Departamento de Seguridad Nacional el pasado 1ro de marzo. “Ya que es la Seguridad Nacional, la gente teme que los inmigrantes sean calificados de potenciales amenazas en vez de beneficios a la sociedad”, declaró Greg Simons del Comité a favor de derechos al inmigrantes humanistas de Los Ángeles. (Los Angeles Times, 1ro de marzo) ¡Hablar de una declaración tan académica! De hecho, el nombre del mismo departamento expresa también que piensa la clase dominante norteamericana.
Aun antes de que cayesen las bombas sobre Irak, la Administración Bush había recogido, detenido e deportado a miles de inmigrantes documentados e indocumentados. Existe una larga e creciente lista oficial de nacionalidades — casi todas del Medio Oriente y la Asia Central y Sur — que se someten a redadas y “entrevistas” con la INS que desaparecían durante día—casi todas del Medio Oriente, Sur y Asia Central—que se someten a redadas y “entrevistas” con la INS que desaparecían durante días y hasta meses, a pesar de los esfuerzos desesperados de sus familias y amigos para encontrarlos.
¿Que se encuentra detrás de todo esto? Como señala nuestro artículo principal, la misma crisis económica que impulsa la guerra imperialista y también la guerra de clases en los EE.UU. Pero la guerra de clases es todavía clandestina. Los capitalistas norteamericanos son muy capaces en la utilización del racismo, chovinismo nacional, y toda clase de treta reaccionaria para aumentar las divisiones dentro de la clase trabajadora. Su método es dividir e conquistar y esconden el hecho de que atacando a toda la clase trabajadora va a ser la única manera para conservar el dominio capitalista.
Hoy, los árabes, los musulmanes y sur-asiáticos son los blancos más vulnerables para sacrificiar virulentamente como chivos expiatorios. De hecho, son los advenedizos mas recientes. Más importante, el imperialismo norteamericano necesita justificar su función asesina en el Medio Oriente y su creciente aparato represivo en los EE.UU. No es una sorpresa que los portavoces mas feroces de los gobernantes pintan a la gente nacida en países de mayoría musulmana como una amenazante horda indistinguible. Después de todo, los negros y los latinos en los EE.UU. siempre han sufrido una profunda opresión racista y explotación. El perfil racial fue una vez parte justificable de la guerra contra el crimen. Ahora los perfiles – y mucho más, - de los árabes, musulmanes y sur-asiáticos se supone que sea una parte justificada en la guerra contra el terrorismo. Los ataques contra los inmigrantes son racistas para si mismos, y tendrán el resultado añadido de profundizar todas las formas de racismo en este país.
Para llevar a cabo sus ataques sin violar las protecciones constitucionales, el gobierno federal pasó ligeramente algunas nuevas leyes. No solamente Republicanos sino Senadores y Representantes Democráticos votaron en mayoría a favor del llamado “USA Patriot”, que aumentó considerablemente los poderes policiales para detener personas sin acusaciones y realizar registros sin notificaciones. Y se supone que nos quedásemos quietos y atentos mientras se pasa otra ronda de leyes, referido muy cariñosamente en círculos gubernamentales como “Acta Patriot II”.
Dado la urgencia, ¿A quién deben mirar para sus defensas los inmigrantes que se encuentran ataque? Una avenida lógica para lograr ayuda sería los existentes grupos de derechos civiles de los inmigrantes. Desafortunadamente hasta ahora, grupos a nivel nacional como el Comité contra la discriminación a los árabes americanos se han mantenido en una estrategia electoral e cabildeo a políticos pro-imperialistas (i.e., en los Partidos Democráticos y Republicanos que aumentan los ataques), en vez de llevar a cabo acciones de masas que serían militantes.
A pesar de esto, hay resistencia. De igual manera, los grupos inmigrantes se encuentran divididos por nacionalidad, aunque con el aumento de ataques esto esta en vías de corregirse. Una de las protestas más militantes contra las redadas fue una demostración de miles de iraníes en Los Ángeles el diciembre pasado que captó la atención nacional. Pero resulta que hace falta una respuesta organizada, una que todos los inmigrantes bajo ataque puedan participar y avivar también el resto de la clase trabajadora a participar.
Existe un temor a las represalias; en estos tiempos, es necesario ser cautelosos de como y cuando respondieron los inmigrantes. Sin embargo, una estrategia conservador o una política de inacción será un desastre para los inmigrantes bajo ataque. Decimos que la clase obrera necesita su misma estrategia para responder a los ataques. Para esto, la unidad entre inmigrantes, árabes, latinos-americanos, africanos, caribeños y asiáticos es un componente vital. La unidad con otros sectores poderosos de la clase trabajadora y sus aliados es igualmente urgente para construir los tipos de acciones de masa necesarias que podrán constituir una verdadera defensa.
Es importante tomar en consideración la función de los inmigrantes latinos, que han asumido una función muy importante en otras luchas en el pasado reciente. Hace un par de años las acciones valientes de los conserjes latinos inmigrantes en Los Ángeles y otros lugares proveyeron la chispa necesaria para un creciente movimiento de amnistía. Las luchas de los trabajadores inmigrantes, principalmente mexicanos, obtuvieron adelantos concretos. La Migra redujó la cantidad de redadas desde 17,000 en el 1997 a 953 en el 2000.
De hecho, nunca ha habido una época dorada para ningunas gentes de color en los EE.UU. Pero el poder para luchar de parte de los trabajadores inmigrantes ya ha sido demostrado. Y en gran medida, su poder se basa en su función en la economía. La inmigración de la masa ha continuado aumentando a pesar del 11 de septiembre. El imperialismo crea tanta miseria alrededor del mundo que - irónicamente - que se vean obligados a emigrar a los EE.UU. en busca de una mejor vida, aunque encaren la discriminación y en verdad preferirían quedarse en sus países de origen.
Pero el otro lado de la moneda consiste en que la fuerza de trabajo inmigrante se ha convertido en una parte irreversiblemente vital de la economía norteamericana. Este hecho es ya comprendido por los políticos e instituciones políticas, dándoles a los inmigrantes una vía para luchar.
Nuestra estrategia se basa en la construcción de la más amplia y poderosa unidad de la clase trabajadora posible contra la clase capitalista-imperialista. Es debido a esto que enfatizamos los intereses comunes de los diferentes nacionalidades, y también los intereses comunes de los inmigrantes y los trabajadores de color en los EE.UU.
Existen dos componentes claves al alza de ataques contra los inmigrantes. Uno ha sido un motivo subyacente aun durante los tiempos más pacíficos. Como declarase un muy observador burócrata de la INS-Migra que ahora trabaja para la Seguridad Nacional, “Parte de nuestra misión siempre ha sido llevar el peso de una no muy fácil política de inmigración en este país (EE.UU.). Todo el mundo quiere cosas contradictorias. Todo el mundo quiere deshacerse de los inmigrantes indocumentados, pero nadie quiere deshacerse del trabajo barato.” (Los Angeles Times, 12 marzo).
Sin embargo, esta no es la política de un “todo del mundo” anónimo. Es la política de dos caras conciente promulgada por los capitalistas contra los trabajadores y gentes oprimidas; obligar o traer aquí (EE.UU.) a gente con promesas, utilizarlos como fuentes de trabajo barato y hostigar y castigarlos a cada oportunidad. El nuevo factor es una postura imperial nueva y creciente de los EE.UU. en el mundo.
Esta política no es solamente contra los árabes y musulmanes. Una reciente disputa contra México sobre el apoyo a favor de la guerra resultó en que el Presidente Bush y sus cómplices amenazaran a los trabajadores mexicanos en EE.UU. Un diplomático norteamericano anónimo fue citado al decir que si México no votaba a favor de la guerra norteamericana en la ONU, entonces esa acción “provocaría sentimientos” contra los mexicanos en los EE.UU. Recordó que los EE.UU. habría encerrado en campos de concentración a los japoneses-americanos durante la Segunda Guerra Mundial, y amenazó que un rechazo mexicano “revolcaría los fuegos del chovinismo nacional durante la guerra.” Bush mismo le añadió a estas amenazas, de acuerdo al New York Times;
El se refirió a la posibilidad de represalias si México no votaba a favor de EE.UU., diciendo, “No espero que el gobierno tome cartas de asunto.”... Entonces procedió a sugerir que podían hacer, sin embargo, una reacción de otros sectores, citando “un fenómeno interesante en los EE.UU. acerca los franceses ... una reacción contra los franceses, que no ha sido provocada por nadie excepto el pueblo” (7 de marzo).
Es decir, que mientras ahora se recogen árabes, cualquier nación que no le agrada a los EE.UU. podrá convertirse en el blanco del “pueblo”.
Dada la situación tan frágil en que se encuentran los inmigrantes, sería un error culpar por falta de luchar principalmente a las organizaciones de derechos a los inmigrantes. El problema mayor ha sido las organizaciones mas fuertes de la clase trabajadora, los sindicatos, cuyas direcciones están tan podridas que muy pocas personas esperan que cumplan con su misión de defender la clase trabajadora.
Por ejemplo, los combatientes trabajadores inmigrantes, especialmente los inmigrantes mexicanos, fueron la presión principal detrás del cambio histórico de la AFL-CIO en el año 2000 cuando apoyó la amnistía para los inmigrantes. El cambio de la AFL-CIO reflejó la función central de los trabajadores inmigrantes en la fuerza de trabajo industrial. Pero poco aconteció. Se propagó mucha retórica sobre un acta federal de amnistía, como si se podría lograr con cabildeos y demostraciones ocasionales. Y posterior al 11 de septiembre la burocracia sindical reaccionaria regreso a su trabajo a tiempo completo de revender al imperialismo norteamericano sin criticas.
Significativamente, ¡la única protesta que salió de la AFL-CIO sobre la consolidación del Departamento de Seguridad Nacional fue sobre el estatus de sirvientes públicos de los empleados y agentes del departamento! Los árabes y otros trabajadores inmigrantes, que fueron los que más inmediatamente corrían peligro, fueron barridos debajo de la alfombra. Esto fue una dramática confirmación de que oponerse a la guerra imperialista en Irak y defender los derechos de los inmigrantes en los EE.UU. constituyen ambas caras de la misma moneda.
La afinidad de la burocracia por la clase dirigente ya ha producido una guerra de clases unilateral en los EE.UU. y ahora que hay guerra, la unilateralidad será mas aguda y no solamente contra los inmigrantes y gente de color. El estándar de vida de la totalidad de la clase trabajadora empeora. Debido a que detiene las necesarias y poderosas luchas como las huelgas generales, ¡la burocracia sindical tendrá que ser combatida hasta el día que sea remplazada!
Es nuestro punto de vista, que la organización mas vital para la defensa de los inmigrantes consiste en la construcción del partido revolucionario internacionalista. Solamente un partido auténticamente marxista, que entienda completamente al imperialismo y sepa que el enemigo principal es la clase dominante norteamericana, podrá lidiar en las presiones nacionalismo burgués. En los países imperialistas como los EE.UU., un problema inmenso ha sido la rendición de los llamados socialistas y comunistas a los ataques imperialistas de naciones oprimidas. En las dos guerras mundiales inter-imperialistas, estos mismos tipos de partidos centristas y reformistas en su mayoría se rindieron al apoyar a sus burguesías, donde trabajadores mataron a otros trabajadores a nombre de sus propios países. Solamente un partido revolucionario internacional puede luchar efectivamente para prevenir esta situación. Lo hará como parte de su lucha a favor de la revolución socialista que es necesaria aquí y a través del mundo.
La Tercera Internacional, bajo la dirección de José Stalin, fue de los partidos que se aliaron con el imperialismo norteamericano durante la Segunda Guerra Mundial. Solamente la Cuarta Internacional, bajo la dirección de León Trotski, mantuvo una política revolucionaria y no tomó lados con ningún poder imperialista durante la Segunda Guerra Mundial. Trotski fue asesinado en el 1940 bajo las órdenes de Stalin y algunos dirigentes trotskistas fueron asesinados durante la guerra. Mas tarde la Cuarta Internacional descompuso en bandas de pretenciosos que traicionaron otras revoluciones, en particular la lucha en Bolivia en el 1952. Hoy día nosotros en la LRP luchamos a favor de los puntos de vista políticos básicos de la Internacional de Trotski. Es por eso que la consigna fundamental de la LRP es re-crear la Cuarta Internacional. Debemos fortalecer el programa revolucionario internacional, recrear la organización que es necesaria y ganar las masas de trabajadores a la misma.
Cuando estamos unidos, el poder de los trabajadores derrotará a la clase capitalista. Los trabajadores inmigrantes traen a la lucha un odio interno contra el imperialismo basado en su experiencia propia, igualmente debido a una tradición de lucha revolucionaria de países alrededor del mundo. Serán ciertamente un importante componente de la lucha contra el imperialismo norteamericano aquí — que, si va a triunfar, tendrá que ser totalmente internacionalista.
Más que nunca, no hay ninguna solución a bajo plazo para los inmigrantes dentro del sistema capitalista. Aun en la nación más rica del mundo, la crisis económica no podrá resolverse sino a expensas de la clase trabajadora. Ya que un ataque frontal contra la clase trabajadora no es todavía posible, la burguesia deberá atacar primero a sus elementos más vulnerables. Si los trabajadores inmigrantes se ven obligados a retroceder mas aun entonces todos los trabajadores de este país van a terminar en las mismas condiciones, aunque lo entiendan ya o no.
De hecho, no todos los trabajadores serán rescatados de la basura patriótica nacionalista, pero si los que vemos el camino correcto a través de las mentiras y racismo nos unimos, entonces un numero decisivo de nuestros compañeros trabajadores podrán ser convencidos de la necesidad de oponerse a la guerra y a suponer a la defensa de los derechos de los inmigrantes y la clase trabajadora completa.
La causa vital de la clase trabajadora inmigrante en este país no debe ser olvidada. Si esto sucede cuando la opinión mundial y domestica contra la guerra es tan masiva sería una vergüenza aun mayor. Los revolucionarios proletarios aprovechan toda oportunidad para unirse a otros con el propósito de hacer valer las necesidades de la clase trabajadora - y la defensa de los trabajadores inmigrantes en particular — en demostraciones y eventos anti-bélicos. ¡Ha llegado el tiempo para adelantar la creación de la organización revolucionaria y fortificar el movimiento que pueda estar contra la guerra y defender a todos los trabajadores de nuestra clase!