Este documento fue publicado en inglés en Proletarian Revolution No. 38 (invierno de 1991). Fue acompañado por una breve Nota del editor, también incluida al final de esta página.


La ruptura de Natalia Trotsky con los Defensistas soviéticos:

En defensa del Trotskismo


La siguiente carta fue escrita por Natalia Sedova Trotsky, viuda de León Trotsky, el 9 de mayo de 1951 en Ciudad de México. Fue enviada a la dirección de la Cuarta Internacional y al Socialist Workers Party de los Estados Unidos. Tomamos el texto de “Labor Action” del 17 de junio de 1951.


Ustedes saben absolutamente bien que no he estado políticamente de acuerdo con ustedes por los últimos cinco o seis años, desde el final de la guerra [II Guerra Mundial] hasta incluso antes de esta. La posición que ustedes han adquirido ante los acontecimientos importantes de épocas recientes me muestra que, en vez de corregir sus errores anteriores, ustedes están persistiendo en ellos y los están profundizando. En el camino que ustedes han tomado, han llegado a un punto donde ya no es posible posible que continúe en silencio o me confine a las protestas privadas. Ahora debo expresar mis opiniones públicamente.

La medida que me siento obligada a tomar ha sido grave y difícil para mí, y solo puedo lamentarlo sinceramente. Pero no hay otra manera. Después de muchas reflexiones y vacilaciones sobre un problema que me dolió profundamente, encuentro que debo decirles que no veo ningún otro camino que manifestar abiertamente que nuestros desacuerdos hacen imposible que continúe más tiempo en sus filas.

Las razones de esta acción definitiva de mi parte son conocidas por la mayoría de ustedes. Las repito aquí abreviadamente para quienes no les son familiares, tocando solamente nuestras diferencias fundamentales más importantes y no en las diferencias menores de la política diaria que se relacionan o que derivan de ellas.

Obsesionados por viejas y superadas fórmulas, ustedes continúan mirando al estado estalinista si fuera un estado obrero. No puedo y no quiero seguirlos en esto.

Prácticamente cada año desde el inicio de la lucha contra la burocracia estalinista usurpadora, L.D. Trotsky repetiría que el régimen se movía hacia la derecha, bajo condiciones de retraso de una revolución mundial y de la posesión de todas las posiciones políticas en Rusia por la burocracia. Repetidamente, él precisó cómo la consolidación del estalinismo en Rusia condujo al empeoramiento económico, político y social de la clase obrera, y al triunfo de una aristocracia tiránica y privilegiada. Si esta tendencia continúa, dijo, la revolución se agotará y la restauración del capitalismo será un hecho.

Eso, desafortunadamente, es lo que ha sucedido aunque en nuevas e inesperadas formas. Hay apenas un país en el mundo en donde las ideas y los auténticos defensores del socialismo son perseguidos tan bárbaramente. Debe de estar claro para todos que la revolución ha sido destruida totalmente por el estalinismo. Con todo esto ustedes continúan diciendo que bajo este régimen inaudito, Rusia sigue siendo un estado obrero.

Considero esto como un ataque al socialismo. El estalinismo y el estado estalinista no tienen nada en común con un estado obrero o con el socialismo. Ellos son los peores y más peligrosos enemigos del socialismo y de la clase obrera.

Ustedes ahora sostienen que los estados de Europa Oriental sobre los cuales el estalinismo estableció su dominación durante y después de la guerra, son además estados obreros. Esto es equivalente a decir que el estalinismo ha jugado un papel socialista revolucionario. No puedo y no quiero seguirlos en esto.

Después de que la guerra, incluso antes de que esta terminara, hubo un ascenso del movimiento revolucionario de masas en estos países del Este. Pero no fueron estas masas las que tomaron el poder y por su lucha no fueron establecidos estados obreros.

Fue la contrarrevolución estalinista la que tomó el poder, reduciendo estos países a la servidumbre hacia el Kremlin estrangulando a las masas trabajadoras, sus luchas revolucionarias y sus aspiraciones revolucionarias.

Considerando que la burocracia estalinista estableció estados obreros en estos países, ustedes le asignan un papel progresista e incluso revolucionario. Propagando esta falsedad monstruosa a la vanguardia de los trabajadores, ustedes niegan a la Cuarta Internacional toda razón básica para su existencia como partido mundial de la revolución socialista. En el pasado, considerábamos siempre al estalinismo como una fuerza contrarrevolucionaria en cada sentido del término. Mas ustedes ya no. Pero yo continúo haciéndolo.

En 1932 y 1933, los estalinistas, para justificar su capitulación desvergonzada ante el hitlerismo, habían declarado que importaría poco si los fascistas llegaran al poder porque el socialismo vendría después y a través del reinado del fascismo. Solamente los brutos deshumanizados sin un ápice del pensamiento o del espíritu socialista habrían podido hablar de esa manera. Ahora, a pesar de los objetivos revolucionarios que les animen, ustedes sostienen que la reacción despótica estalinista que ha triunfado en Europa es uno de los caminos por los cuales el socialismo eventualmente llegará. Esta visión marca una ruptura irremediable con las convicciones más profundas defendidas siempre por nuestro movimiento y que yo continúo compartiendo.

Encuentro imposible seguirlos en la cuestión del régimen de Tito en Yugoslavia.

Toda la simpatía y ayuda de los revolucionarios, e incluso de todos los demócratas, deben ir al pueblo yugoslavo en su resuelta resistencia a los esfuerzos de Moscú por reducir su país a la servidumbre. Se debe tomar ventaja de cada una de las concesiones que el régimen yugoslavo se encuentra obligado a hacer al pueblo. Pero vuestra prensa entera ahora se dedica a una idealización imperdonable de la burocracia Titoista para la cual no hay lugar en las tradiciones ni en los principios de nuestro movimiento.

Esta burocracia es solamente una réplica, en una nueva forma, de la vieja burocracia estalinista. Fue entrenada en las ideas, la política y la moral de la GPU. Su régimen no se diferencia en ningún punto fundamental del de Stalin. Es absurdo creer o enseñar que la dirección revolucionaria del pueblo yugoslavo se desarrollará desde esta burocracia o de cualquier otra manera pero no de una lucha contra ésta.

La más insoportable de todo es la posición que han tomado respecto a la guerra. La tercera guerra mundial que amenaza a la humanidad enfrenta al movimiento revolucionario con los problemas más difíciles, las situaciones más complejas, las decisiones más graves. Nuestra posición se puede tomar solamente después de las discusiones más serias y más libres. Pero frente a todos los acontecimientos de los años recientes, ustedes continúan abogando, y comprometiendo el movimiento entero a la defensa del estado estalinista. Ahora incluso están apoyando a los ejércitos del estalinismo en la guerra que está siendo aguantada por el sometido pueblo coreano. No puedo y no quiero seguirlos en esto.

En 1927, Trotsky, en respuesta a una pregunta desleal hecha a él en el Buró Político [del Partido Comunista Soviético] por Stalin, indicó sus opiniones como sigue: ¡Por la patria socialista, sí! ¡Por el régimen estalinista, no! ¡Eso era en 1927! Ahora, veintitrés años después Stalin no ha dejado nada de la patria socialista. Ésta ha sido substituida por la esclavización y la degradación del pueblo por la autocracia estalinista. Éste es el estado que ustedes proponen defender en la guerra, el cual están defendiendo ya en Corea.

Sé muy bien que ustedes repiten a menudo que están criticando al estalinismo y lo están combatiendo. Pero el hecho es que sus críticas y sus luchas pierden su valor y no pueden rendir ningún resultado porque se determinan por su posición de defensa del estado estalinista, y se subordinan a ésta. Cualquiera que defiende este régimen de opresión bárbara, sin importar los motivos, abandona los principios del socialismo y del internacionalismo.

En el mensaje que me enviaron del reciente congreso del SWP escriben que las ideas de Trotsky continúan guiándolos. Debo decirles que leo estas palabras con gran amargura. Como pueden constatar de lo que he escrito líneas arriba, no veo sus ideas en vuestra política. Tengo confianza en estas ideas. Sigo convencida que la única salida de la situación actual es la revolución social, la auto-emancipación del proletariado mundial.


Nota del editor: Puesto que sostenemos que el estalinismo es capitalista (“aunque en nuevas e inesperadas formas”) y que la Cuarta Internacional murió como organización revolucionaria antes de 1952, convenimos substancialmente con el contenido de la carta de Natalia Trotsky.

Discrepamos, sin embargo, con su posición de no apoyar la guerra coreana. Ya que a pesar del gobierno estalinista en Corea del norte y sus aliados, China y la URSS, ésta era una guerra de liberación nacional. Los marxistas deben haber dado ayuda militar en su lucha contra el imperialismo. En contraste, el nuevo ídolo de ambas alas de la degenerada Cuarta Internacional, Tito, apoyó al imperialismo occidental.