En el Primero de Mayo, día internacional de solidaridad obrera, es necesario fijarse en la drástica situación que vive la clase trabajadora, gente oprimida y la juventud en este país y alrededor del mundo.
Ya han pasado ocho años desde que se desató la crisis financiera en Wall Street, luego de lo cual los grandes bancos y corporaciones que llevaron a la economía a la crisis fueron rescatados a un costo de $20 trillones mientras que la clase trabajadora de este país fue abandonada para encarar hipotecas fallidas y creciente desempleo. Mientras tanto los efectos más devastadores de la “Gran Recesión” golpearon a las masas de los países más pobres del mundo que son dominados y explotados por los más grandes poderíos imperialistas del capitalismo.
En los EEUU, el ascenso al poder por Trump es el producto de esta crisis del capitalismo que empuja a las clases gobernantes a depender en formas más abiertamente dictatoriales de gobernar para mantener el orden, y un chovinismo más abiertamente racista para dividir y conquistar a las masas.
Las grandes manifestaciones provocadas por la captura de la Casa Blanca por Trump han demostrado que millones de personas desean tomar acciones para ponerle un alto a su agenda derechista. Pero las manifestaciones hasta ahora han fallado en ponerle un alto a los ataques de Trump, especialmente contra millones de gente oprimida que son blancos de sus primeras y más viciosas medidas de su administración.
En los EEUU, los inmigrantes indocumentados encaran vilipendio y persecución de la campaña persistente de arrestos y deportaciones. Y las personas de color en general encaran creciente discriminación, hostigamiento y violencia de parte de las fuerzas reaccionarias alentadas por Trump, especialmente por fuerzas policiales que están ansiosas de imponer su autoridad luego de que durante años han sido retados por las manifestaciones de Las Vidas Negras Importan.
Y en el extranjero, la pobreza y la desesperación aumenta a través del planeta, pero en ningún lugar el sufrimiento es mayor que en el Medio Oriente. En esa región, las masas encaran la siempre ampliación guerra del imperialismo USA, junto a la de su rival imperialista, la dictadura de Putin en Rusia. Esta matanza solo aumenta la miseria de la región al tomar venganza las dictaduras contra las masas que retaron su dominación durante la ola de revoluciones populares que comenzaron en el 2011, y la lucha de las fuerzas armadas islámicas por una participación en el poder y las riquezas en medio del caos.
La posición de Estados Unidos como el súper poderío dominante del mundo significa que las luchas de la clase trabajadora y los oprimidos en este país para defender sus intereses también pueden lograr una gran contribución a las luchas de las masas alrededor del mundo.
La administración de Trump demuestra que mientras más se permita perdurar, mas ampliara e profundizara sus ataques contra el resto de la clase trabajadora y los pobres, especialmente a los negros y latinos, incluyendo de igual manera a los blancos también. Durante sus primeros tres meses en el poder, Trump ha abandonado promesas populistas claves de mejoramiento económico que les hizo a los trabajadores blancos en particular con el propósito de asegurar su apoyo cohesivo para su agenda racista. Por el contrario, ha satisfecho especialmente de manera acelerada las demandas e exigencias de Wall Street y las petroleras.
Al faltar a sus promesas electorales que “nadie iba a perder su cobertura de salud y sanidad, habrá seguros para todo el mundo” y que el aseguraría que no hubiese recortes al Medicaid. Los intentos de rechazar al “Obamacare” hubiesen sumido a decenas de millones de personas de escasos recursos a las filas de los no-asegurados debido a que los planes de salud y sanidad y el Medicaid serian sometidos a los más amplios recortes presupuestarios.
De igual manera Trump no ha hecho nada para crear más empleos mediante la reconstrucción de la infraestructura del país. Sin embargo no ha vacilado en eliminar las regulaciones contra los contaminantes corporativos y se preparo para anunciar enorme recortes a las contribuciones de los ricos que financiaría con recortes de igual magnitud a los servicios sociales que la clase trabajadora y los pobres tan desesperadamente necesitan.
Trump crecientemente ha perdido popularidad debido a su incumplimiento de promesas, junto a las peleas internas de su administración y sus múltiples errores garrafales políticos. Ha sobrevivido una crisis política tras otra al sacrificar sus promesas populistas y aceptar las demandas de sus compañeros billonarios y sus representantes en el Congreso a favor de ataques más ásperos contra la clase trabajadora. Pero esto significa que se convierte cada vez más vulnerable ante el reto de la lucha de masas.
La lucha unificada de la clase trabajadora será capaz de detener la agenda de Trump. Pero los oprimidos que son sus blancos inmediatos, especialmente los inmigrantes indocumentados, no se pueden dar el lujo de esperar que llegue ese apoyo más amplio antes de lanzar luchas determinadas contra los ataques que encaran. Los llamamientos a huelgas por las organizaciones de derechos a los inmigrantes merecen nuestro apoyo. Tales acciones harían más que retar la campaña racista de deportaciones de Trump. Al encarar la clase trabajadora completa una creciente pobreza y recortes a los servicios sociales, tales luchas serian capaces de dar el ejemplo a seguir para la clase trabajadora y de esta manera ayudarían a sentar las bases para una acción unificada e poderosa que sería capaz de derrotar y detener todos los ataques de Trump.
Un ejemplo del tipo de lucha que necesitamos aspirar se lleva a cabo en estos días en Brasil. Como respuesta al presupuesto de austeridad gubernamental y los ataques contra los derechos de la clase trabajadora en ese país, la clase trabajadora ha desatado una masiva huelga general que ha paralizado al país en una lucha que deberá continuar hasta que se logren las demandas de las masas.
Estamos claros, que tal acción obrera unificada no se va a llevar a cabo en este país mañana. No solamente debemos superar las divisiones raciales, la clase trabajadora se ha mantenido en gran parte pasiva durante décadas mientras los estándares de vida ha disminuido y la explotación se ha intensificado. La resultante desmoralización y desorganización no podrá superarse instantáneamente. Pero manifestaciones masivas pueden conducir, más ligero que lo que la mayoría de la gente se pueda imaginar, hacia acciones más poderosas como ha hecho la clase trabajadora en Brasil, si la clase trabajadora encuentra un liderato político determinado a alentarla.
Sin embargo, la oposición a Trump está dominada por el Partido Demócrata y sus aliados en posiciones de liderato en la clase trabajadora y los pobres: los burócratas privilegiados que controlan las uniones obreras, organizaciones de derechos civiles y las organizaciones no gubernamentales. A pesar de sus reclamos de apoyar la clase obrera, los sindicatos y los oprimidos, los Demócratas están comprometidos con la estabilidad y la rentabilidad del capitalismo en los EEUU sobre todo y se opondrán a cualquier lucha que sea una amenaza para el sistema. Su estrategia consiste en apoyar las protestas a tal punto de mantener sus matriculas, mientras alientan a la gente a esperanzarse en elegir Demócratas en el futuro. Pero la espera por las elecciones solo pavimenta la vía para peores ataques. Por el contrario, los trabajadores y oprimidos necesitan luchar a favor de y organizar luchas masivas de creciente magnitud.
Durante esta lucha, los estamentos de la clase trabajadora y los oprimidos más políticamente conscientes y de mente revolucionaria se verán obligados a organizar un partido político nuevo que represente sus intereses y conduzca sus luchas. Este partido necesitara retar a los partidos políticos capitalistas en la urna electoral y más importante aun en las calles y talleres de trabajo. Necesitara conducir luchas que reten la rentabilidad capitalista, como también el aparato policial, las cortes y los militares cuya existencia es para mantener el orden capitalista. Como explicaremos con más detalles, el partido necesitara reconocer que la única manera para ponerle fin a los crecientes problemas de opresión, explotación y guerra será que la clase trabajadora conduzca revoluciones que derroquen al capitalismo y construyan una sociedad socialista de abundancia y libertad para todos.
El alzamiento masivo de lucha de los inmigrantes indocumentados en el 2006 obligó al gobierno a abandonar sus peores planes en aquel tiempo para criminalizar a los inmigrantes indocumentados. Pero la administración Obama continúo con sus políticas de detención y deportación de inmigrantes mediante operaciones de bajo perfil. Esas tácticas le ganaron a Obama el título de “Deportador Supremo” al este supervisar la sin precedente cantidad de tres millones de deportaciones. Y estas a la vez prepararon el camino para la presente arremetida de Trump.
Trump comenzó su reinado seleccionando como blancos de ataque a los inmigrantes y refugiados con su “veda de viajes a musulmanes” y la ampliación de sus redadas anti-inmigratorias de ICE. Sus redadas y deportaciones masivas, contrarias a las de Obama, fueron proclamadas de forma llamativa y agresiva, para cohesionar a su alrededor a los racistas. Esta meta va a requerir de más falsa criminalizacion de los trabajadores indocumentados como “criminales”, para justificar mas acciones punitivas contra los indocumentados bajo el amparo de la ley y el orden, como la amenaza de una sentencia carcelaria de cinco años por repetidos cruces de frontera.
Desde el principio, muchos manifestantes contrarios a Trump reconocieron que los inmigrantes y refugiados serian los primeros en ser atacados. La gente coreaba “¡Cero Odio! ¡Cero Miedo!” Miles acudieron a los aeropuertos a protestar contra la veda musulmana. Retiradas en señal de protesta de las escuelas superiores y protestas colegiales exigían de sus administraciones formar santuarios para los inmigrantes. Estos grandes ejemplos tendrán que ser obligatoriamente puntos de partida para más acciones.
Trump posee un largo historial de racismo anti-negro, junto a su padre casero en la discriminación contra inquilinos negros, al hacer campaña contra los “Cinco del Parque Central” en Nueva York a quienes le fabricaron caos de ultraje que no cometieron, como importante propulsor de la campaña racista “de origen” contra el primer presidente del país negro. Y mientras impulso su campaña hacia la Casa Blanca con denuncias racistas contra los mexicanos como “ultrajistas y criminales” y contra los musulmanes como “terroristas”, Trump evito hacer ataques racistas explícitos contra los negros de EEUU. Tuvo varias razones para tales acciones.
Por un lado, la larga historia de lucha de gente negra en este país significa que tal racismo hubiese provocado una respuesta masiva. El éxito de esas luchas pasadas significa que la gente negra hoy día tiene un mayor potencial que en el pasado para asestarle golpes significativos a la clase dominante. Todas esas luchas pasadas también le ganaron el respeto y simpatía de una cantidad significativa gente blanca, como lo han demostrado muchos al unirse a las protestas de Las Vidas Negras Importan.
A la misma vez, la larga historia de traicionar su imagen de opositores al racismo del Partido Demócrata ha conducido a una merma de apoyo al partido entre el electorado negro. Trump reconoció que esto había sido el caso para Hillary Clinton, que había denunciado a la juventud negra como “ super depredadores” mientras hacía campaña a favor de leyes “fuertes contra el crimen” para Bill Clinton que condujeron a la encarcelación masivas de gente de color. Entonces para evitar aumentarle el apoyo negro para Clinton al hacer ataques explícitos contra los negros, Trump se hizo pasar como amigo de los “afro-americanos” y destaco las traiciones de Clinton y los Demócratas con el propósito de desalentar a los negros de emitir sus votos.
Sin embargo, la campaña de Trump contra los inmigrantes indocumentados y los refugiados fue lo suficiente para alentar a los racistas por todas partes. El aumento dramático de ataques a personas de color que Trump inspiro ha seleccionado como blancos de ataque a inmigrantes y reclamado a muchas victimas negras de igual manera. Y al Trump desatar su policía anti-inmigratoria contra los inmigrantes ya ha conducido al aumento del terror policíaco contra los ciudadanos negros y Latinos. La descripción de Trump de los vecindarios negros como nada menos que zonas de guerra repletas de crimen, su denuncia contra el movimiento de Las Vidas Negras También Importan de que inspiraba ataques contra la policía y su promesa de restaurar la “ley y el orden” significa que peores ataques están sobre el horizonte.
De igual manera, el falso reclamo de Trump de que obtuvo la presidencia a pesar de masivos “fraudes electorales” va dirigido no solo a Latinos e inmigrantes sino especialmente contra electores negros. Las campañas racistas de supresión de votantes de parte de gobiernos estatales Republicanos – onerosas leyes de “identificación electoral”, el cierre de centros de votación en vecindarios negros, el recorte de horas de votación y la exclusión de los registros electorales de electores con apellidos comunes a los negros y Latinos – fueron decisivos para la victoria de Trump. Sus continuas quejas de un fraude electoral imaginario indican que Trump y el Congreso Republicano tratan de asegurarse de futuras victorias electorales al diseminar a través del país tácticas racistas similares.
Durante décadas los dirigentes de las uniones obreras del país han generalmente desalentado a los trabajadores de lanzarse a la huelga, argumentando que era más seguro apoyar la elección de políticos Demócratas para entonces cabildear con tal de obtener el apoyo del más pro-obrero. El resultado de esta táctica burocrática ha sido un periodo de derrotas ininterrumpidas y traiciones, y la pérdida cada día más de membrecía a tal punto que pocos trabajadores se imaginan en el presente que las uniones son capaces de defender sus derechos e intereses económicos.
A pesar de esta situación, las uniones todavía ofrecen un medio para que los trabajadores organicen sus luchas colectivamente. Es debido a esto que una de las prioridades de Trump y el Congreso consiste en darle un golpe devastador a las uniones obreras al buscar que la Corte Suprema ratifique una propuesta legislativa que le negara a las uniones el derecho a obtener la sindicalización compulsoria de la empleomanía de compañías y corporaciones a la vez, que le niega el derecho a recoger cuotas sindicales sobre estas bases. Y es debido a esta razón, que la negativa a luchar departe de las burocracias sindicales es un factor significativo en que se lleven a cabo las acciones masivas que la clase trabajadora y los oprimidos necesitan con tanta urgencia.
La tarea más importante de las burocracias sindicales consiste en preservar sus posiciones privilegiadas como intermediarios entre sus membrecías y los patronos e políticos, esto explica más que suficiente su largo historial de traicionar a sus matriculas. Esta traición ha llegado a nuevos bajos niveles en las ofertas de los dirigentes sindicales a cooperar con Trump con la esperanza que los excluya de sus ataques. Uno de los ejemplos más obscenos ha sido el rol del presidente de la central obrera AFL-CIO, Richard Trumka, quien alabo el discurso de febrero ante el Congreso de Trump como uno de “sus momentos más importantes,” a pesar del hecho de que destaco su continua demonización racista de indocumentados criminales como también su apoyo cohesionado para la asesina “guerra contra el terror” de los militares de EEUU. Trumka ha ofrecido “juntarse [a Trump] para tratar de re-escribir las “reglas” de inmigración con el alegado propósito de “reducir el desbalance entre la América de las corporaciones y los trabajadores”.
Esta postura vergonzosa no solamente posiciona a los inmigrantes ante peores ataques, sino también desarma a los trabajadores “nativos” ante los ataques venideros. Si las uniones obreras van a ser capaces a defenderse contra las movidas anti obreras de los Republicanos, tendrán que ganarse el apoyo de secciones cada vez más amplias de la clase trabajadora al movilizarse en oposición a todos los ataques de Trump. Tuvieron esa oportunidad cuando Trump intento el pasado Marzo pasar su abiertamente impopular legislación para quitar a Obamacare – el Acta de Cuido Asequible y de eliminar el Medicaid. Si hubiesen movilizado una manifestación masiva a Washington para defender Obamacare y si hubiesen comenzado una lucha afavor del cuido de salud y sanidad financiado por el gobierno central para todos los ciudadanos, hubiesen cohesionado un apoyo masivo. Por el contrario, permitieron que pasara esa oportunidad sin aprovecharla. Ya tendrán otras oportunidades cuando Trump someta una propuesta de legislación nueva, pero no esperen que estos levanten un solo dedo en esa dirección a no ser que sus matriculas estén organizadas para presionarlos a tomar acción.
A pesar de la larga ausencia de luchas mayores de parte de las uniones obreras, el discurso a favor de las “huelgas” y “huelgas generales” aumenta especialmente en los círculos socialistas y de activistas. Sin embargo, existe muy poco entendimiento sobre su significado. Estos llamamientos a la “huelga” no se refieren a la acción obrera de rechazar acudir a trabajar en sus centros de trabajo, cuya meta seria paralizar la rentabilidad de los patronos. Ni tampoco son serios los llamados a la “huelga general”, donde una multitud de uniones obreras san simultáneamente a sus matriculas de los talleres normalmente con el propósito de obtener de forma obligatoria concesiones políticas y económicas del gobierno.
El celebrar pequeñas marchas y manifestaciones como si fuesen huelgas o huelgas generales menosprecian el carácter masivo e amplio de las acciones necesarias. Y igualmente evita reconocer que el obstáculo mayor a tales acciones que debe ser rebasado en el presente son los lideratos burocráticos de las uniones obreras.
La Liga Por el Partido Revolucionario (League for the Revolutionary Party/ LRP) aboga exigirle a los dirigentes de las organizaciones que reclaman representación de la clase obrera y los oprimidos a organizar una acción masiva e unificada contra los ataques de Trump – por ejemplo, una marcha a Washington contra los recortes propuestas en los planes de salud e sanidad y los servicios sociales. Estas organizaciones deberían incluir las uniones obreras, las organizaciones nacionales y comunitarias que se basen en el apoyo a la gente bajo ataque incluyendo los grupos de derechos civiles como la NAACP y el Concilio Nacional de La Raza, y las Organizaciones No-Gubernamentales, como también a grupos con menos recursos pero con reputaciones mas militantes como Las Vidas Negras Importan.
Tal movilización, en representación de las demandas de la gente de color, las mujeres, los LGBT como también de los intereses de toda la clase trabajadora, tendría un impacto mayor de lo que hemos visto hasta ahora. Podría igualar en escala a la “Marcha de las Mujeres” del 21 de enero pasado en Washington, la manifestación más grande contra Trump hasta ahora pero que estuvo dominada por simpatizantes clase media de Hillary Clinton y no representa a la clase trabajadora y a los oprimidos, a pesar del intento de su dirección de ser “inclusivos”. Tal movilización masiva centralizada e focalizada se puede construir mediante manifestaciones locales, poniéndole así fin al tan común problema de una multitud de manifestaciones contra Trump en competencia unas contra otras en las mismas ciudades, Mas importante aun, una manifestación de tal naturaleza e envergadura sería capaz de envalentonar la lucha a tal grado de hacer posible una acción de masas más poderosa aun.
En Europa y América Latina frecuentemente se dan una o dos huelgas generales utilizadas por la burocracia sindical para disipar tensiones sociales y de clases sin verdaderamente lograr nada significativo. Pero en los EE.UU., las huelgas generales de un día de duración no son parte de la cultura, aun una experiencia de huelga básica son una rareza. Es por esta razón, aun una huelga general corta de un día de duración, acompañada de una movilización masiva e concentrada, tendría un tremendo impacto para la lucha de clases.
El hecho de que la idea de una huelga general se levanta cada vez más aunque sea de forma confusa, ayuda a abrir la puerta a la acción de masas que es necesaria en estos tiempos. Pero es vitalmente importante explicar que la acción obrera colectiva es el centro de cualquier huelga real y esencial para elevar la esperanza para derrotar los ataques de Trump. Es igualmente necesario explicar que la clase trabajadora tendrá que sobreponerse a la resistencia de los malos dirigentes que tratan de descarrilar tales luchas.
Es por esta razón que la LRP, a pesar de nuestra reducida membrecía, le dedicamos tanta energía para intervenir en las uniones obreras como la Unión de Trabajadores Transportistas (Local 100 TWU) de la ciudad de Nueva York, además de participar activamente en las luchas en otros lugares. En la Local 100 presionamos a favor de acciones que defienden los intereses de los trabajadores como de los consumidores de la transportación publica masiva, a la vez que luchamos a favor de la construcción de un nuevo liderato tan necesario para la unión obrera con nuestros esfuerzos concentrados en nuestra hoja informativa Revolutionary Transit Worker (RTW) dirigida a la matricula. RTW es la voz de un agrupamiento abiertamente e orgullosamente socialista revolucionario de trabajadores, posiblemente el único grupo abiertamente socialista dentro de una unión obrera en este país ya que los socialistas que intervienen en las uniones obreras típicamente esconden sus visiones y puntos de vista detrás de vagos reclamos de representación de la causa de la “democracia en las matriculas” (See www.lrp-cofi.org/TWU100/RTW in English for more information. Desafortunadamente no podemos ofrecer el boletín traducido actualmente).
En el presente, el movimiento pro derechos inmigratorios es el que más directamente se dirige a los trabajadores más oprimidos, tal y como lo hizo durante el 2006. Las movilizaciones parciales este Primero de Mayo no duplicaran lo que ocurrió durante el 2006, pero serán muy positivas. Algunas uniones obreras van a participar, pero todavía no a nivel nacional. Son muy alentadores los informes de la participación de secciones claves de la Unión Internacional de Trabajadores de Servicios de California, Trabajadores de Servicios Unidos Oeste, que representan a conserjes y otras categorías de servicios. También participaran organizaciones que representan a trabajadores de alimentos no-sindicalizados en la costa Oeste y en otros lugares. Y la organización del Primero de Mayo en Chicago por la federación laboral de aquella ciudad como la Unión de Docentes de Chicago ciertamente son desarrollos positivos. Todo esto puede servir de ejemplo para impulsar a otras uniones obreras a la acción, como también señalan hacia el potencial a favor de una acción unificada tan esperada departe de los trabajadores sindicalizados y no-sindicalizados.
Como socialistas revolucionarios, estamos por finalizar la miseria de la explotación, opresión y la guerra. Las luchas de la clase trabajadora y los oprimidos obligatoriamente tendrán que desembocar en revoluciones que derroquen a la clase dominante de capitalistas y al estado de cortes, policías, y soldados que existen para mantener su orden.
El hecho de que las traiciones del Partido Demócrata de la clase trabajadora y los oprimidos ha conducido directamente a la victoria política de Trump demuestra que necesitamos un partido de nuestra clase, surgiendo y creciendo al calor de nuestras luchas masivas y dedicado a la construcción de una sociedad socialista de libertad y abundancia para todos. Un estado de la clase trabajadora garantizara que la economía funciona para satisfacer que la economía funcione para satisfacer las necesidades humanas, y no para generar ganancias para unos pocos. Eliminaría la gran inequidad que nos oprime y nos molesta a un grado superior de indignación y desataría el potencial de la ciencia moderna para salvar al planeta de la inevitable destrucción ambiental.
Las tareas de los revolucionarios en el presente consisten en hacer avanzar las luchas masivas y en impartirle dirección acertada mientras se construye un liderato revolucionario que luche por derrocar al dominio capitalista. Alentamos a nuestros compañeros trabajadores y jóvenes a comparar a todos los que reclaman al socialismo hasta dar con el autentico socialismo revolucionario que vale la pena el concurso de sus esfuerzos. La brutalidad de Trump es solamente la antesala de lo que el sistema capitalista y sus políticos nos tienen reservado si la clase trabajadora no triunfa.