Esta declaración fue escrito por la Liga por el Partido Revolucionario (LPR -- sección norteamericana de la Organización Comunista por la Cuarta Internacional) el 8 de octubre del 2001. Es originalmente en inglés, y también hay traducciones en ruso y ucraniano.


¡Alto a la guerra imperialista en Afganistán!

El 7 de octubre el país más rico y poderoso del planeta le declaró la guerra al país más pobre y devastado. La clase dominante norteamericana y su perro faldero británico comenzaron a bombardear y a atacar con proyectiles a Afganistán -- tomando como blanco, nos han dicho, las instalaciones militares del Taliban y los escondites de Osama bin Laden. Toda la historia pasada nos dicta que bajo la cobertura de un bombardeo supuestamente selectivo, Washington asesina a sangre fría a cantidades desconocidas de inocentes afganos.

Bin Laden es según se dice el arquitecto de los viciosos ataques de terror al Centro Mundial de Comercio (WTC) que mató tantos miles de personas el 11 de septiembre, en su mayoría trabajadores. Aunque el Taliban y Bin Laden son terribles enemigos de la humanidad, los asesinos en masa del imperialismo norteamericano los superan por mucho. Con solamente citar la incineración de cientos de miles de civiles en blancos no-militares durante la Segunda Guerra Mundial y la matanza de millones en Corea y Vietnam en el pasado. En el presente, una guerra de bombardeos y sanciones de diez años de duración contra el pueblo de Irak ha asesinado a cientos de miles mas. El imperialismo norteamericano ha probado ser el poder terrorista mayor del planeta.

Efectivamente, la clase capitalista norteamericana es responsable en última instancia de la existencia tanto de bin Laden como del Taliban. Estos fueron "fabricados en USA". Ambos fueron adiestrados, financiados y armados por la CIA cuando su carácter asesino era útil para los planes y esquemas del imperialismo norteamericano. (Bin Laden fue uno de los organizadores principales de la CIA en la insurgencia que promovió contra el régimen nacionalista de Afganistán apoyado por los estalinistas rusos.) Más fundamentalmente, es el imperialismo capitalista que hace cumplir forzosamente la pobreza, explotación, y opresión sobre miles de millones de personas alrededor del mundo. Los criminales terroristas explotan el odio enfurecido de las masas contra el imperialismo con el propósito de ganar apoyo y adeptos a su derechista causa clerical-capitalista.

El ataque imperialista

Un levantamiento de las masas oprimidas de Afganistán que derrote al Taliban seria un evento para celebrar. Pero si el imperialismo elimina a bin Laden y al Taliban; no será ningún avance para la humanidad. Un grupo de monstruos será remplazado por otro grupo de monstruos, mas al gusto del imperialismo -- por el momento. Ahora los imperialistas están armando y apoyando la tal Alianza del Norte, una aglomeración de caciques de guerra, asesinos, narcotraficantes, pillos, ultrajadores y fundamentalistas, cuyo terror permitió al Taliban tomar el poder en primera instancia. Sus desmandadas desestabilizaron al país de tal manera luego de obligar a los rusos a marcharse, que los gobernantes norteamericanos le dieron la espalda a estos elementos y apoyaron a los otros criminales, los Talibanes, para tomar el poder.

La Alianza del Norte, que es apoyada por los EE.UU. en estos momentos, podría producir la próxima generación de terroristas que ataquen a las masas del Occidente y el Oriente. Que tales criminales sean la mejor "solución" que Bush y Blair puedan presentar prueba fehacientemente que el imperialismo solamente representa un creciente terror para la gente trabajadora del mundo, incluyendo a los EE.UU.

Los imperialistas buscan denuevo instalar un gobierno afgano que puedan controlar para proteger los oleoductos que desean construir para transportar económicamente el petroleo y gas natural desde los países ex-soviéticos de Asia Central. Pero mucho más importante, su meta es la que siempre tienen cuando le hacen la guerra a países mucho más pequeños y débiles: intimidar a las masas, convencerlas de que no existen otras alternativas sino aceptar pasivamente la dominación del imperialismo. El enemigo principal de la clase dominante norteamericana no es ni el Taliban ni bin Laden sino las luchas de masas de los trabajadores y oprimidos del mundo. La agenda de Bush es utilizar los ataques al Centro Mundial del Comercio (WTC) y al Pentágono como cobertura para atrasar las luchas de masas en todos lugares.

Afganistán no será el único blanco de la guerra, las autoridades norteamericanas hablan de "una guerra prolongada e masiva", y han discutido abiertamente revivir una guerra total contra Irak con el propósito de finalmente expulsar a Saddam Hussein. La línea de Washington es "o estas con nosotros o estas encontra" y va dirigida a obligar a la obediencia absoluta a sus gobiernos marionetas en el mundo musulmán.

El imperialismo norteamericano defiende los intereses de las corporaciones norteamericanas a través del mundo no solamente mediante el poder militar sino también apoyando dictaduras "amigables". Es el imperio más sangriento de la historia.

Washington es correctamente odiado a través del mundo por su reino de explotación, opresión, y terror. Es particularmente odiado en el mundo árabe por su defensa del terrorismo del estado colonial-israelí contra el pueblo palestino.

Los tal llamados gobiernos árabes "moderados" cuyo poder descansa sobre el poder norteamericano dominan masas que se encuentran enfurecidas tanto por el destino de la Palestina como por su propia opresión. Estos regimenes logran sostener el poder solamente manteniendo un equilibrio entre la ira de las masas y su necesidad de agradar a los EE.UU. Ahora son presionados a apoyar al imperialismo norteamericano. La Casa Blanca les brinda el confort de la propaganda que reclama que los ataques no son contra el pueblo afgano o Islam -- con la esperanza -- que preservara a estos regimenes locales contra los alzamientos venideros.

Los capitalistas ponen en la mirilla a los trabajadores

Los trabajadores en los EE.UU. son también blancos en la guerra de Bush, igual a los trabajadores de otros lugares. Bajo la cobertura de la súper-patriótica campaña a favor de la "unidad" que ahora han desatado los políticos y los medios noticiosos, los capitalistas re-energizan sus ataques contra la clase trabajadora de los EE.UU. En particular, esta guerra de clases oculta e unilateral se ha desatado contra los trabajadores de color y inmigrantes. Pero todas las secciones de la clase trabajadora son golpeadas bajo la cubierta de la unidad patriótica. Como puede dar evidencia la gente negra de la ciudad de Cincinnati; el patriotismo ya ha sido utilizado con el propósito de parar las protestas contra la brutalidad policíaca racista.

El ataque terrorista se utiliza como la razón de las crecientes olas de recesión y desempleo. De hecho, los ataques terroristas han aligerado la desaceleración económica que ya venia sucediendo. Los fondos del seguro social federal son saqueados mientras que los impuestos de ganancias capitales sobre los ricos son cortados. La creciente recesión en los EE.UU. ya ha provocado una creciente resistencia departe de los trabajadores; ahora, como a la huelga de los trabajadores gubernamentales en Minnesota, tales actos han sido declarados no-patrióticos mientras los patronos se enriquecen.

Los políticos de la clase dominante trabajan sin descanso para restarles los derechos a los inmigrantes. Ávidos de trabajadores de baja paga para explotar, el sistema requiere trabajadores inmigrantes. Al profundizar la recesión, bajo la cobertura de defensa patria, ya toman los pasos fundamentales para restarles los derechos más elementales a los trabajadores inmigrantes.

La presente manía de "seguridad" dirigida contra los terroristas provee una cubierta muy útil para ataques contra las libertades civiles y la privacidad. Y como las pasadas supuestas leyes anti-crimen, las nuevas medidas anti-terroristas inevitablemente se utilizaran para disminuir, en particular, los derechos sindicales.

Posterior a la destrucción del Centro de Comercio Mundial (WTC), trabajadores sindicalizados y no-sindicalizados trabajaron largas jornadas destinadas a socorrer victimas y limpiar los escombros. En amargo contraste irónico, los capitalistas, uñas limpias e bien vestidos, celebraron la reapertura de la bolsa valores de Nueva York inmediatamente devaluando industrias a mansalva. De esta manera se aseguraron que cientos de miles de trabajadores perdiesen sus empleos. Bush y compañía, utilizaron el fervor patriótico para donarle millones de dólares del contribuyente para salvarle el pellejo a la industria de aéreo transportación justamente cuando las aerolíneas despedían sobre 100,000 trabajadores. Washington le regala el dinero de los contribuyentes al sistema de defensa de proyectiles que no protegerá nada excepto a los capitalistas del sector armamentista que presienten un pequeño bajón en sus ganancias.

Aun mas irónico es el feo hecho que mientras los dólares de los contribuyentes son regalados a los ricos y poderosos, cuando se trata de ayudar a las victimas del terror, socorristas y sus familias enlutecidas; la clase dominante acude a llamados a la caridad y, por supuesto, la mayoría de la respuesta proviene de los trabajadores.

La clase dominante ha demostrado una vez más que utilizará el terror y el terrorismo cuando mejor sirva sus intereses. También utilizara la "guerra contra el terrorismo" con el propósito de atacar trabajadores en EE.UU. y demandar mayor sometimiento de las masas en el extranjero. La única clase fundamentalmente en oposición al terrorismo es la clase trabajadora mundial. La justa ira sentida por los trabajadores norteamericanos por la matanza de sus hermanos y hermanas debe ser enfocada no contra las gentes del Medio Oriente y Asia Central, sino contra nuestro enemigo común, la clase imperialista que nos explota y oprime tanto a ellos como a nosotros.

Claro está que los inmediatamente responsables de los ataques son los mismos terroristas. Pero George Bush y el resto de la porquería que gobierna a Norteamérica están airados por una razón muy diferente a la de la clase trabajadora. ¡Alguien los humillo, su lugar como los terroristas más poderosos y aparentemente más invencibles ha sido retado! Nueva York recibió una pequeña muestra de lo que la gente de Bagdad, Belgrado y otros lugares han tenido que sufrir a mayor escala en manos de los militares norteamericanos. Las masas en el extranjero comienzan a recibir una sangrienta respuesta que será muy superior a las pasadas matanzas y re-establecerá quien posee el único "derecho divino" a exterminar a las masas de este planeta. El terror gobierna al mundo, y Bush nos aclará quien va a ejercer ese terrorismo.

Las respuestas falsas de la izquierda

El mal llamado movimiento anti-belicista que se desarrolla es dominado por el pacifismo. Pero el pacifismo no es la respuesta a los inevitables conflictos armados creados por el capitalismo. Tampoco da el pacifismo una respuesta a la ira justificada de los trabajadores norteamericanos. El pacifismo es una causa que solamente puede ser abrazada por los filántropos privilegiados. Los trabajadores norteamericanos deben reconocer quienes son sus enemigos más poderosos e sangrientos, y juntarse a otros trabajadores en el extranjero para convertir la guerra en una guerra contra los imperialistas.

La izquierda pacifista quiere evitar todo pensamiento de la lucha de masas contra las potencias que gobiernan brutalmente al mundo, sin embargo, saben que tienen que proveerles una explicación a los trabajadores norteamericanos que desean hacerles justicia a los terroristas. Por esta razón adelantan la idea de un tribunal internacional independiente que ajusticiaría a los terroristas en vez de las acciones militares norteamericanas. No existe tal tribunal independiente, ni existirá jamás. Tales llamamientos crean y alimentan la ilusión de la posibilidad de las masas adquirir justicia sin luchar contra el imperialismo y si mediante medios pacíficos.

Tales ilusiones pacifistas constituyen un obstáculo a la construcción de un movimiento de masas contra los ataques del imperialismo norteamericano por parecer irrazonables a la mayoría de los trabajadores con algún nivel de comprensión de las realidades del sistema. Son un obstáculo mayor aun cuando son utilizados como prerequisitos para la unidad por izquierdistas clase-media empeñados en prevenir que las protestas superen sus metas pacifistas preferidas.

Acciones de masas contra los ataques imperialistas son necesarias, donde todos los que simplemente estén de acuerdo en oposición a los ataques de EE.UU. puedan unirse en lucha. Durante tales acciones, nosotros, los socialistas revolucionarios explicaremos que la única solución al imperialismo y al sangriento terrorismo es la decisión final de los trabajadores del mundo de abolir al sistema capitalista que fomenta estos horrores.

La revolución de los trabajadores es la única solución

Durante años recientes, la clase trabajadora mundial se ha movido suavemente pero seguramente para asumir su misión revolucionaria. La lucha de clases ha surgido en una variedad de países en Asia, África y América Latina -- mostrándole el camino al resto del mundo. Pronto comenzaran de nuevo bajo nuevas circunstancias. La "cautela" que se le atribuye a Bush anterior al comienzo de la guerra da fé del reconocimiento atemorizado de los gobernantes a ese peligro. Armados con una estrategia para el derrocamiento del capitalismo, estas luchas ofrecen el comienzo para salir de los horrores de hoy día.

La única manera para llevar al terrorismo a su fin es eliminando las condiciones que lo crean una y otra vez mas. Ningún poderío capitalista abandonará por cuenta propia la explotación y esclavización de los trabajadores; el imperialismo no es solamente una política, es la naturaleza del sistema capitalista en decadencia. La única manera para salir de la pesadilla de la creciente crisis del imperialismo y su declive económico es mediante la revolución socialista dirigida por los trabajadores. El capitalismo en su manera brutal ha construido una economía internacional que es capaz de producir en abundancia para toda la gente del planeta. El sistema mismo de apropiación de ganancias es la única barrera para que se produzca todo lo que necesita la gente para comer, vestir y habitar de la mejor manera.

La lucha para derrocar al imperialismo y construir una nueva sociedad sin clases de paz, abundancia y libertad requiere del liderato de un partido revolucionario internacionalista e mundial dirigido por los trabajadores más conscientes de su clase. Nosotros, en la Liga por el Partido Revolucionario (LPR) en los EE.UU. luchamos al lado de nuestros camaradas en el extranjero de la Organización Comunista por la Cuarta Internacional (OCCI) por la re-creación del Partido Mundial de la Revolución Socialista y sus secciones nacionales en todos los países.

Como comunistas auténticos e internacionalistas, no escondemos nuestras posiciones y puntos de vista. Conociendo que el imperialismo es el peor enemigo de la clase trabajadora, estamos por la derrota del imperialismo norteamericano en su presente guerra contra el pueblo de Afganistán. Estamos por la defensa de las masas del Medio Oriente y Asia Central de la matanza. Haremos todo lo que este a nuestro alcance por defender a los trabajadores en los EE.UU. y en el extranjero contra el ataque que le ha desatado la clase dominante norteamericana, nuestro principal enemigo y el enemigo principal de la clase trabajadora de todo el mundo. Haremos todo a nuestro alcance para luchar contra la verborrea patriótica que arropa en estos momentos a los EE.UU. y buscaremos convertir esta guerra imperialista en una guerra de la clase trabajadora. Estamos seguros en el convencimiento que dada la guerra incesante del Capital contra el Trabajo, los trabajadores pronto se darán cuenta de esta falsa unidad.

El patriotismo siempre dura muy poco tiempo. Lucharemos contra la corriente como lo hemos hecho en el pasado. Hacemos todo a nuestro alcance por avanzar la lucha para re-crear la Cuarta Internacional, la única esperanza de la humanidad en estos tiempos tan críticos.

¡Abajo el ataque imperialista contra Afganistán!
¡Trabajadores y oprimidos del mundo, uníos!
¡El enemigo principal es nuestra propia clase dominante!
¡Abajo el imperialismo norteamericano!
¡Defendamos al pueblo árabe contra los ataques racistas!
¡La revolución socialista es la única solución!
¡Construyamos el partido revolucionario de la clase trabajadora!
¡Re-crear la Cuarta Internacional, partido mundial de la revolución socialista!

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