Dada la vigencia que ha recobrado el tema de la demanda de extradiciones de militares integrantes de las pasadas dictaduras latinoamericanas por parte de estados imperialistas europeos reproducimos un artículo de la Liga por el Partido Revolucionario de EEUU escrito en momentos en que el Juez “torturador” Garzon reclamaba la extradición de Pinochet desde Londres a España. Reproducimos este artículo por que sintetiza cabalgamente la posiones que nosotros entendemos los marxistas deberiamos sostener ante esta situación.


Sobre el pedido de extradición de Pinochet

  1. El pedido de extradición del ex-dictador chileno Augusto Pinochet por parte de un juez español ha planteado serias preguntas para todos los que buscan la justicia para las víctimas del golpe de Pinochet y su dictadura. Los marxistas entendemos que las cortes no son dispensarios neutrales de la justicia, sino los órganos que el sistema capitalista usa para defender a la clase dominante contra las masas. La justicia para los oprimidos será asegurada solamente cuando los trabajadores tomen el poder destruyendo al estado de los capitalistas. Por ello, los marxistas debemos intentar exponer cualquier ilusión en la posibilidad de obtener justicia a través de las cortes, animar a las masas a que confíen en su propia fuerza y organización en la búsqueda de la justicia, y oponernos cualquier extensión del poder de las cortes.

    Bajo ciertas condiciones, cuando las masas tienen ilusiones en la posibilidad de ganar la justicia a través de las cortes, o cuando las masas tienen poca idea del poder que ellas tienen para que obtener la justicia de cualquier otra manera, los revolucionarios podemos considerar exigir justicia a los tribunales para poner a estos a prueba y exponerlos antes de las masas. Un de estos casos fue la demanda del procesamiento de los policías que apalearon a Rodney King en Los Ángeles.

    No obstante bajo ninguna circunstancia podríamos apoyar la demanda de que se extradite a Pinochet a España para que se lo juzgue, ya que estamos ante el caso de un estado imperialista que exige el derecho de arrestar políticamente a nacionales del “tercer mundo”. Tal extradición representaría una aceptación de la dominación imperialista sobre el mundo neocolonial, y actuaría como precedente para la detención de otros, yendo desde Fidel Castro de Cuba a Slobodan Milosevic de Serbia. Por ello, nos oponemos a la demanda de extradición de Pinochet a España. En contraposición a quienes favorecen la extradición de Pinochet, sostenida por ciertos exiliados izquierdistas chilenos y los izquierdistas británicos, nosotros levantamos los lemas de la “¡muerte a Pinochet!” y “¡los trabajadores deben imponer su justicia al carnicero Pinochet!”

  2. En oposición a las manifestaciones que exigían la extradición que fueron celebradas frente a la Cámara de los Lores en Londres, nosotros favorecimos demostraciones primero en el hospital en donde lo confinaron y más adelante en la mansión donde lo protegieron. El propósito de tales demostraciones fue procurar una confrontación con este carnicero. Nuestra objetivo fue similar al de manifestaciones donde participamos aquí en los Estados Unidos contra los Nazis y el Ku Klux Klan, donde levantamos lemas similares tales como “¡muerte a los Nazis!” y “¡muerte al Klan!”

  3. Habría sido completamente sectario abstenerse de participar en las manifestaciones anti-Pinochet/pro-extradición que ocurrieron en Londres y en el continente europeo, aunque no habríamos podido participar bajo la consigna de los convocantes. Habríamos ido bajo nuestros dos principales lemas y con nuestra propia propaganda.

  4. Nuestra propaganda por supuesto remarcaría los crímenes de Pinochet contra el pueblo chileno y la clase obrera en particular. Acentuaría la responsabilidad del imperialismo – principalmente el imperialismo norteamericano – por su reinado de muerte y terror. Trataría de explicar la actitud de marxistas auténticos hacia los estados burgueses, especialmente los estados imperialistas y porqué necesitamos exponer a tales entidades y a sus demandas para dispensar justicia. Atacaríamos el supuesto derecho de los estados y de las judicaturas imperialistas de actuar como entidades superiores sobre los chilenos. Advertiríamos contra cualquier esperanza en el estado británico, el gobierno de laborista de Blair o la Cámara de los Lores. Precisaríamos que es una ilusión utópica esperar justicia de las cortes españolas en el caso de que la extradición fuese aprobada. Incluso si un juez díscolo condenara a Pinochet, es imposible que la justicia española pueda juzgar apropiadamente los crímenes cometidos durante el reinado de Pinochet. Por supuesto cualquier castigo serio de Pinochet representaría un mínimo de justicia para las víctimas de su dictadura. Sin embargo, el castigo de Pinochet solamente saldría de los patrocinadores imperialistas de su golpe y la dictadura quedaría sin castigo. La justicia exige que no solamente Pinochet y todo su régimen sean condenados a muerte, sino también que se castigue a todos los miembros de los gobiernos de E.E.U.U., Gran Bretaña y todos los demás estados imperialistas que apoyaron Pinochet. Ninguna corte hará esto. Esta es una tarea de la revolución socialista internacional.

    Nosotros también advertiríamos que cualquier castigo simbólico contra la derecha de parte de la burguesía, especialmente la imperialista, y sus cortes serviría solamente como precedente y justificación para los futuros ataques asesinos contra la izquierda. La extradición de Pinochet pondría la base para las extradiciones y los linchamientos judiciales asegurados de figuras de izquierda y cualquier enemigo declarado del imperialismo. Ayer, habría significado que Trotsky habría sido entregado en las manos de Stalin. En mundo de hoy significaría que, para los imperialistas, Castro y Saddam serían capturados si se atrevieran a salir de sus países.

    Nuestra propaganda explicaría porqué es necesario contraponer la acción de los revolucionarios y de las masas en términos de clase contra las demandas hacia el sistema legal burgués. Señalaríamos que el capitalismo moderno es incompatible con una democracia genuina y duradera y, por lo tanto, es necesario luchar por la construcción del partido de la vanguardia y de la Cuarta Internacional recreada. Esto equivaldría a un uso internacional constante de nuestra orientación total hacia la acción de masas y a las huelgas generales en los E.E.U.U..

    Como hemos dicho siempre, Trotsky nos enseñó que los llamados generales a la acción no son los más útiles en coyunturas y lugares donde es débil la dirección proletaria. Los Estados Unidos no están solos a este respecto. Para hacer las consignas más concretas en un sentido propagandista, señalaríamos el hecho de que un número de sindicatos británicos y de organizaciones de izquierda, con importante apoyo dentro de la clase obrera, apoyaron las demostraciones por la extradición. En lugar de ello, nosotros proponemos que movilicen a sus miembros y periferias por una acción directa total que apunte hacia el enfrentamiento con la justicia y demuestra la falacia del juicio a Pinochet. La ausencia de la solidaridad obrera internacional muestra una falta de la dirección. Como mínimo, los trabajadores de izquierda y de los sindicatos de Gran Bretaña y del continente europeo habrían podido efectuar una exhibición con eficacia amenazadora. De Pinochet se habría podido también hacer correctamente un símil, en las mentes de muchos emigrados y exiliados del “tercer mundo” en Europa, con sus propios dictadores asesinos. En definitiva, se habrían podido también convocar a genuinas protestas masivas.

  5. Levantar una posición de oposición a la extradición no significa, como se ha dicho, que debemos protestar contra ella o oponernos a la expulsión de Pinochet por parte del gobierno británico. Esta “lógica” es la misma lógica que dice que oponerse a los demócratas significa apoyar a los republicanos, simplemente porque no tenemos ninguna alternativa “práctica” inmediata. Y, en este caso particular, hay realmente una alternativa mejor – aunque no probable – para una alternativa aparentemente “práctica”. Dadas las diferencias en escala de lo que sería una alternativa de masas en cada caso, una gran confrontación de masas contra Pinochet es mucha más posible, que una inmediata alternativa de acción de masas contra los demócratas.

  6. La idea entera de que puesto que ahora no hay manera práctica de que la clase obrera aplique su justicia a Pinochet, una solución interina podría obtenerse como producto de la extradición imperialista, es una ilusión. La metodología detrás de esta noción se relaciona con una concepción etapista de la lucha revolucionaria. La primera etapa preparatoria o “de lo inmediato” es realmente una barrera y no una banda transportadora a la segunda etapa de soluciones verdaderamente proletarias.