Declaración Conjunta de La Liga del Partido Revolucionario

3 de septiembre de 2012


Obama no es una alternativa real
a los republicanos

Las elecciones presidenciales que serán muy pronto presentan a los candidatos de los partidos Republicanos y Demócratas, los cuales no dan ninguna razón para elegir entre ellos, en cuanto a los intereses de los obreros y la juventud se refiere.

Mitt Romney representa un ala de la clase capitalista dominante que muy poco esconde su desprecio por el pueblo trabajador. Tiene una fortuna de cientos de millones de dolares, gracias a sus años de “pirata corporativo” comprando compañías y empresas, aumentando sus ganancias eliminando plazas y bajando salarios a diestra y siniestra, y ha utilizado cuentas bancarias en el extranjero y muchos trucos financieros para evitar pagar contribuciones al fisco. Sin embargo a Romney no le tiembla la boca para hacerle un llamado al pueblo trabajador a que vote por él basándose en su experiencia económica. Y como hemos visto anteriormente reiteradas veces, los republicanos de Romney están más que preparados a utilizar llamados disimulados al racismo para conseguir apoyo electoral.

Por otro lado, Obama en sus cuatro años como presidente ha sacado de apuros a Wall Street y entregado ganancias sustanciales a los bancos a costa de horrible desempleo y continúas ejecuciones hipotecarias y recortes a mansalva – todo esto mientras reclama estar genuinamente preocupado por los problemas que encara la clase trabajadora y la gente pobre. Aun sobre cuestiones de racismo en cuanto a los Negros, Latinos e inmigrantes, Obama no ha superado a los republicanos que gobernaron antes que él. No ha hecho nada para contrarrestar la peor caída relativa de los estándares de vida de la gente de color en la historia de los EE.UU., y ha sobrepasado desde que se mantienen datos la cantidad de inmigrantes indocumentados lanzados a la cárcel y deportados.

Como sus antecesores, Obama ha llevado acabo la guerra imperialista alrededor del mundo, con matanzas desde Afganistán a Libia y Pakistán. Su administración ha violado los derechos civiles y aplastado las protestas, desde la victimización de comunidades árabes y musulmanas hasta las redadas de la policía secreta imperial FBI contra los opositores a la guerra y la coordinación de la supresión nacional del movimiento Occupy.

La gran habilidad de Obama para engañar a las masas, combinado con el aparato de dirigentes conservadores de sindicatos y grupos comunitarios; su habilidad de paralizar potenciales protestas, hacen su candidatura muy apetecible para algunos capitalistas, aquellos que no aceptan que nunca van a enfrentar una rebelión contra las injusticias y la especulación.

De la esperanza a la desesperanza

Uno de los mayores logros de Obama para la clase dominante de EE.UU. ha sido el sentido de desesperanza que ha resultado de su presidencia. Cuatro años atrás, millones de personas de la clase media y la clase trabajadora votaron por Obama con grandes esperanzas en el futuro. Creían que el primer presidente negro, con su mensaje de “cambio”, seria no solamente diferente al odiado George W. Bush sino que también conduciría al país en una nueva y mejor dirección. Pero ahora, la mayoría de esos millones de personas están muy decepcionadas, pero además la mayoría se siente totalmente impotente para resistir y peor aun no ven alternativa alguna.

La arremetida capitalista contra las vidas y el sustento de la clase trabajadora puede resistirse, pero no con solo escoger a uno de los dos candidatos del capitalismo americano. Por el contrario, la clase trabajadora y los pobres que son victimas del sistema tendrán que entender que para detener la ola de despidos y recortes, tendrán que confiar en su propia capacidad para organizarse y resistir – con protestas en masa, ocupaciones de lugares de trabajo y grandes huelgas.

Tal lucha es inevitable, y se pueden alcanzar victorias reales. Pero más importante aun, en la medida que la clase trabajadora cobra un sentido de fuerza mayor cuando se organiza en lucha, será capaz de enfrentar mas confidentemente el hecho de que no puede haber una solución permanente a sus problemas dentro de los limites del sistema capitalista cargado de crisis. La única solución son las revoluciones obreras que derrocan el dominio capitalista global y echan a caminar la economía mundial para producir en abundancia para satisfacer las necesidades de todos los seres humanos en vez de para el enriquecimiento privado.

¿Son los demócratas el mal menor?

La presidencia de Obama ha confirmado lo que los socialistas revolucionarios hemos mantenido desde siempre: la línea fundamental divisoria en este país [EE.UU.] es la de clases. Las políticas de su administración son determinadas por las lealtades de su partido a los intereses de los capitalistas. Igual a los republicanos, pero de manera diferente que explicaremos mas adelante, los demócratas actúan para preservar al sistema capitalista y mantener la explotación y opresión sobre la cual se basan sus políticas.

El historial de Obama no previene que los dirigentes de los sindicatos y las organizaciones comunitarias establecidas se dediquen a hacerle la campaña eleccionaria al Partido Demócrata. Apuntan hacia el reaccionario programa anti-obrero de Romney y su Partido Republicano, y nos advierten que es necesario evitar que salga electo a toda costa. Obviamente, le restan importancia al ligeramente menos anti-obrero programa de Obama y su partido. Este es el argumento clásico que mantiene que aunque a los trabajadores les guste o no el historial de Obama, se verán obligados a votar a su favor por ser el “mal menor”.

Es cierto que los demócratas por lo general no dirigen sus ataques contra los trabajadores y los pobres tan abiertamente como los republicanos. En lo esencial, ese es el mensaje de campaña eleccionaria de Obama: las cosas podrán estar malísimas bajo mi administración de los últimos cuatro años pero jamás estarán tan malas como bajo Romney y los republicanos. El problema consiste que bajo el dominio capitalista con el sistema completo en crisis, las condiciones solo se empeoraran para la clase trabajadora con cualquiera de los dos partidos en el poder. Para que triunfe un nuevo movimiento de acción de masas contra los ataques capitalistas, los trabajadores y sus organizaciones de masas tendrán que romper su conexión con ambos partidos capitalistas.

Al apoyar a los demócratas se socava esa necesidad: esperanzados en desacelerar los ataques a corto plazo, los trabajadores le otorgan un mandato al partido que también los atacara, de esta manera limitando su habilidad de desatar luchas contra todos los ataques.

Si los trabajadores, los oprimidos y sus organizaciones de masas se comprometen a apoyar el partido en el poder, esto retrasa su potencial para organizar protestas y acciones de masas contra los ataques gubernamentales. Es debido a esta razón que los presidentes demócratas algunas veces se salen con las suyas con acciones que bajo los republicanos causarían amplias y agitadas protestas. Un ejemplo clásico ocurrió en el 1990 cuando Bill Clinton logro “terminar los programas de beneficencia publica hasta entonces conocidos” – un duro golpe a las masas que los republicanos anti-redes sociales Reagan y Bush, padre, habían fracasado en implementar durante varias administraciones anteriores.

El rol del Partido Demócrata

El Partido Demócrata ha sido siempre controlado y leal a la clase capitalista igual al Partido Republicano. Pero actúa mas aparentemente comprensivo con los trabajadores y los oprimidos y otorga unas pocas mas de migajas. Incluye en sus filas a dirigentes sindicales y de otras organizaciones de masas, y a través de estos consolida una base masiva de apoyo. De esta manera, cuando el sistema capitalista entra en crisis, apela a los demócratas, dirigentes sindicales y comunitarios que apoyan a estos para desviar la amenaza de luchas masivas contra el sistema hacia campañas electorales.

Un feo y revelador ejemplo de este método se ha dado con el movimiento de derechos inmigratorios durante los pasados seis años. En la primavera del 2006, millones de inmigrantes marcharon en ciudades a través del país para protestar contra la ley racista anti-inmigratoria patrocinada por los parlamentarios republicanos. Pero los dirigentes de los derechos inmigratorios alzaron la consigna “Hoy Marchamos y Mañana Votamos” y canalizaron al movimiento de las acciones de masa a la calle sin salida de las campañas electorales de los demócratas. La oportunidad que tenia el movimiento de protesta de los trabajadores inmigrantes para provocar mas luchas de los trabajadores americanos y fortalecer la organización de ambos grupos se perdió y en vez los ataques anti-inmigrantes y anti-obreros aumentaron.

Mas temprano durante este año, la Corte Suprema sostuvo unánimemente las provisiones centrales de la anti-inmigrante ley SB 1070 de Arizona que requiere que la policía investigue el estatus inmigratorio de cualquiera que detengan, si tienen una “sospecha razonable” de que la persona no esta documentada – una invitación abierta al señalamiento discriminatorio racial. Todos los jueces supremos liberales nombrados por los demócratas se unieron a los jueces supremos conservadores para pasar esta ley racista. ¿Pero porque no se dieron protestas masivas contra esta decisión? Los dirigentes de los grupos de derechos inmigratorios no las organizaron debido a que estaban focalizando en la re-elección de Obama durante este otoño, y ellos y los demócratas temían que las protestas masivas de los inmigrantes iban a enajenar a los votantes anti-inmigratorios que los demócratas buscaban atraer a sus filas.

Durante este último verano, Obama anuncio la política de “Acción Diferida” para la juventud inmigrante indocumentado. Esta promete la posibilidad de que la juventud que llene ciertos criterios y soliciten entrada al programa pueda, a la discreción del gobierno, evitar estar sujetos a los procedimientos de deportaciones durante dos años consecutivos. Pero no provee una garantía legal que proteja de la deportación a los solicitantes. Y la juventud que llene una solicitud puede estar exponiéndose a ser blancos mas fáciles en el futuro si Obama o cualquier otra administración cambia o anula esta política.

El gran movimiento de protesta en Wisconsin a principios del 2011 es otro ejemplo de como el apoyo al Partido Demócrata sofoca las protestas de masas contra los ataques anti-obreros. Cuando el gobernador republicano Scott Walker emitió su ley para quitarle los derechos a la negociación colectiva a las uniones del sector publico en febrero del año pasado, los trabajadores de Wisconsin desataron una lucha masiva. Los docentes de Madison se lanzaron a la huelga durante 4 días, y los trabajadores y sus partidarios ocuparon el parlamento durante semanas. Se hicieron popular los llamados a una huelga general de todo el estado.

Pero cuando Walker de cualquier manera impulso la ley a través de la legislatura estatal, ningún dirigente sindical fue capaz de convocar una huelga, y el liderato nacional de la central obrera AFL-CIO utilizo su influencia para subordinar la lucha a la seccional estatal de Wisconsin del Partido Demócrata. En una protesta en Madison, un político demócrata les exclamo sin rodeos a los manifestantes que “cambiaran sus rótulos de piquetes por material electoral” – es decir, que dejaran de protestar y comenzaran a recoger peticiones firmadas para ordenar la retirada del gobernador Walker y los legisladores republicanos y reemplazarlos con demócratas. Y esto fue exactamente lo que sucedió y debido a que el movimiento perdió empuje al parar las protestas, Walker hasta sobrevivió el voto de retirada el próximo año. Dice mucho sobre su rival demócrata Tom Barrett el hecho de que también ataco a las uniones de empleados públicos cuando era alcalde de la ciudad de Milwaukee.

Barrett solo uno de muchos políticos del Partido Republicano que atacan a los trabajadores del sector publico alrededor de EE.UU. El gobernador de California, Jerry Brown y de Illinois, Pat Quinn y el de Nueva York, Andrew Cuomo, entre otros, han convertido en un punto de orgullo el recortar los beneficios de los empleados públicos sindicalizados. Están tan decididos como los republicanos en obligar a la clase trabajadora a pagar por la crisis.

El historial económico de Obama

Una mirada más cercana al historial económico de Obama muestra clara y concretamente como sus políticas, por un lado, ha favorecido consecuentemente a los banqueros y a los capitalistas, y, por otro lado, han perjudicado a la clase trabajadora.

En primer lugar, aun antes de que Obama saliera electo en el otoño del 2008, durante su campaña electoral apoyó el rescate masivo de Wall Street que había iniciado Bush de los bancos mayores con miles de millones de dolares del dinero de los contribuyentes. Los dolares de los contribuyentes provinieron principalmente de los trabajadores – como nos aseguró Romney, los trabajadores pagan mas contribuciones al fisco que los capitalistas. Es iluminante como muy pocos demócratas votaron contra esta medida de rescate a los bancos en el Congreso parlamentario.

Los rescates bancarios tornan más mortificante todos los ataques de reducción de salarios y beneficios contra los trabajadores durante los últimos tiempos. Como parte del rescate de las compañías automotrices, Obama sentó la tónica de sus ataques en el 2009 cuando impulsó un acuerdo contractual que arrasó a casi la mitad los sueldos y beneficios del sindicato de los obreros automotrices UAW. La oficina de prensa de la Casa Blanca hasta se jactó: “En prácticamente todo aspecto, las claudicaciones a la cual la UAW accedió son mas agresivas de lo que Bush exigió originalmente.” Los dirigentes se tragaron el acuerdo por lealtad al capitalismo y al Partido Demócrata. Y todos los políticos demócratas las aclamaron sin críticas.

De igual manera, Obama es también responsable de los ataques generalizados de los gobiernos estatales y locales contra los empleados del sector público. Su “ley de estimulo” con su destacado componente de oportunidades contributivas a las corporaciones, privó al sector publico de miles de millones de dolares que eran necesarios para cubrir sus deudas y gastos. Como resultado de estas acciones, los presupuestos de los gobiernos estatales y locales sufrieron presiones en la dirección de la eliminación masiva de puestos de trabajo, sueldos y beneficios – y por ende, de los servicios públicos vitales que gran parte de la clase trabajadora y los pobres necesitan para su sobrevivencia.

La campaña electoral de Obama denuncia a Romney por el prosupuesto sugerido por su socio de plancha Paul Ryan que eficazmente privatizaría a los planes federales de salubridad Medicare y Medicaid abandonando la salud de millones de personas a la merced de los mercados. Esto es cierto, pero el Acta de Cuido Asequible del propio Obama también es un ataque contra el cuido de salud del pueblo trabajador. Reduce $700, 000 millones de dolares de los reembolsos del Medicare a los doctores y hospitales (que se pasan directamente a los pacientes en reducciones de servicios y alzas en los costos), y obliga a los pobres sin planes de seguros médicos a escoger entre pagar altas penalidades o a comprar planes subsidiados por el estado que requieren de altos pagareces y serian, por lo consecuente, muy costosos para utilizar.

La campaña para aprobar este proyecto de ley en el 2009 es típico de como los demócratas y sus aliados llevan acabo sus cosas. Los liberales y los izquierdistas exigieron primero un seguro gubernamental “de un solo pagador” – el “Medicare para todos” – un plan que aunque con serias omisiones gozaba del mas amplio apoyo publico.

Este fue rechazado sin mucha contemplación por la administración y los dirigentes congresionales (todos demócratas en esos tiempos). Por eso los liberales y los dirigentes obreros exigieron una “opción publica” para competir con las compañías de seguros privadas. Pero esto también fue rechazado por Obama y los demócratas que se inclinaron ante los especuladores de la industria de seguros. Ahora los mismos liberales aclaman el plan de Obama, aunque en resumidas cuentas no consiste en un adelanto para la clase trabajadora y el pueblo trabajador. El planteamiento de tratar de persuadir y no confrontar a Obama y a los demócratas ha probado ser un fracaso.

Durante un año de inmensos fuegos forestales, calores que han roto marcas históricas, sequías y grandes tormentas con inundaciones, nos recuerda la promesa de campaña electoral de Obama del 2008 de abordar el devastador problema del cambio de clima basándose en la ciencia en vez del regateo político. En vez de capitular como siempre ante Wall Street y las corporaciones energéticas, se ha comprometido con una política de continua destrucción ambiental, expandiendo el uso de hasta los métodos mas ambientalmente venenosos de producción energética como el gas esquisto y el “fracking”, en terrenos forestales nacionales, mar afuera y en el Ártico. Esta situación desobedece abiertamente a las recomendaciones de la mayoría de los científicos quienes, tienden a no fiarse de los cambios políticos radicales, y que concuerdan en que el planeta se encuentra en vías de un alza de la temperatura global que será catastrófico para la civilización humana. El candidato vice presidencial Republicano Paúl Ryan se muestra abiertamente desdeñoso a las advertencias del cambio climatológico; el “mal menor” de Obama mantiene lo contrario pero hace lo mismo en la práctica.

A construir el partido revolucionario de la clase trabajadora

Los republicanos y los demócratas son ambos partidos del racismo, la guerra imperialista y los ataques de austeridad anti-obreros. Este hecho se ha clarificado más que hace cuatro años a partir de las decepciones de la presidencia de Obama. Pero muchos trabajadores y jóvenes han de votar por Obama de cualquier manera debido a que no ven alternativas. Si Obama y Romney parecen ser las únicas selecciones entonces es comprensible que la gente escoja a Obama como el “mal menor”.

Nosotros, los socialistas revolucionarios mantenemos que existe una alternativa. No hay una selección para los trabajadores en estas elecciones, pero si existe un mensaje político fundamental que los trabajadores y jóvenes de mente revolucionaria pueden darle a los trabajadores que buscan respuestas políticas.

La clase trabajadora necesita comenzar a prepararse así misma para combatir contra los ataques del presente y del futuro contra sus estándares de vida. Los capitalistas tienen la determinación de llevar acabo estos ataques – los trabajadores no serán capaces de confrontarlos exitosamente si no se encuentran igualmente de preparados y decididos. Pero la clase trabajadora no puede prepararse para combatir a los capitalistas, si, sus organizaciones de masas continúan con sus estrategias de electoralismo pasivo y con su apoyo a un partido capitalista con una política de austeridad económica, aun si es menos severa que la versión del otro partido. Al final de cuentas, el apoyar al “mal menor” atrasa la lucha completa contra el mal capitalista.

Lo que necesita la clase trabajadora es su propio partido político, completamente independiente de la clase capitalista. Debe ser un partido socialista revolucionario que sea capaz de luchar exitosamente contra los ataques capitalistas.

No se transformará a la sociedad de maneras que beneficie a los trabajadores ganando elecciones. Únicamente una revolución socialista que desmantele al estado capitalista y lo reemplace con un estado obrero será capaz de cumplir con todas las necesidades de los trabajadores y los oprimidos.

Ningún partido como ese con una base de masas existe en el presente en EE.UU., y nadie pretende que sea fácil construirlo. Pero tampoco existen respuestas simples y fáciles a la enorme crisis que enfrenta la clase trabajadora.

La lucha para romper con los capitalistas demócratas y republicanos y construir el partido revolucionario de la clase trabajadora incluye muy particularmente luchas dentro de las uniones, contra las dirigencias sindicales pro-capitalistas.

Para retar la explotación capitalista y la opresión imperialista tanto en los EE.UU. como alrededor del mundo, no hay sustitución para la lucha obrera de masas. A la estela de los baches económicos sin fin, los trabajadores se están hartando más del estatus quo que durante décadas pasadas, pero hasta ahora sus dirigentes les han paralizado sus luchas contestatarias.

Esta situación no puede durar para siempre. Los socialistas revolucionarios tenemos un rol fundamental que desempeñar con el propósito de elevar la conciencia de clase de la clase trabajadora y cohesionar una fuerza de trabajadores políticamente avanzados; la fuente de la cual el partido revolucionario se nutre para construirse en el presente y para proveer el liderato cuando las luchas obrera entren explosivamente en escena.

Para eso es que luchamos en la League for the Revolutionary Party. Alentamos a los trabajadores y a la juventud que entienda que el Partido Demócrata y el juego electoral no son la respuesta a la crisis de la sociedad capitalista a contactarnos para discutir cual es la mejor manera para construir la alternativa revolucionaria que la clase trabajadora necesita.