El avistamiento del dictador tunecino de larga duración Zine el-Abidine Ben Ali huyendo ante las huelgas generales y demostraciones en masas de los trabajadores inspiró un alzamiento a través del Medio Oriente. La idea se ha propagado entre los trabajadores y la juventud del mundo árabe que pueden alzarse y también echar a correr al resto de los dictadores apoyados por el imperialismo en la región.
Pero en el mismo Túnez la lucha no se ha dado por finalizada. El dictador se largó, pero su partido político, el que sostuvo la dictadura, el RCD,[1] todavía domina al gobierno. La muy odiada policía ha sido dispersada o pasó en muchos lugares al clandestinaje, pero el aparato estatal de las cortes, la policía y el ejercito que fue la zapata de la dictadura se mantienen en los lugares mas importantes de poder del país. Semanas tras semanas de grandes demostraciones y huelgas de masas exigiendo que el RCD abandone el poder gubernamental ha cambiado muy poco, y Mohamed Ghannouchi, el compinche de Ben Ali, todavía se mantiene como Primer Ministro.
En el presente, las fuerzas de la vieja dictadura están muy débiles para aplastar las luchas masivas. Pero los trabajadores y los pobres no ven un liderato dispuesto y capaz de dirigirlos para finalmente sacar del poder al RCD. Esta situación de empate entre las fuerzas no podrá durar para siempre.
El deseo de las masas de deshacerse del RCD se acompaña de un creciente sentido de la necesidad de un gobierno fuerte para echar a caminar la economía denuevo. El régimen de Ghannouchi está esperanzado en mantener el poder mientras las masas se cansen después de tantas semanas de lucha sin avances. Pero ya se muestran señales que se utilizarán medios mas violentos para someter a las masas: recientes demostraciones provocativas en Túnez en apoyo al gobierno y condenando los gremios y la izquierda por propagar anarquía, combinadas con violentos ataques dispersos a locales gremiales en diferentes ciudades, advierten de atentados para retomar el apoyo de la clase media a favor de una ofensiva dictatorial.
El presente tranque de poder entre el gobierno de Ghannouchi y las masas radica con en el ejercito. Sus filas de soldados, reclutados de la clase trabajadora y los pobres, han sido electrificados por la ola revolucionaria de las masas. Comparten ampliamente la esperanza de ver a la RCD expulsada del poder y en el presente protegen los edificios gubernamentales y calles centrales con flores en el cañón de sus fusiles, símbolos de sus intenciones de no hacerle daño a las masas.
El dirigente máximo del ejercito, el general Rachid Ammar, fue considerado al principio un héroe al rechazar las ordenes de Ben Ali dirigidas a aplastar las protestas de las masas. De hecho, en los días posteriores a la caída de Ben Ali, el ejercito cumplió un rol muy importante en la captura de gangas de policías que cometían asesinatos a mansalva.
Pero Ammar fue escogido para su puesto por Ben Ali y durante mucho tiempo ha estado muy cercano al imperialismo americano y sus militares. Ammar puede haber apuntado la salida de Ben Ali del poder, pero lo hizo con la meta de sacrificar al dictador para rescatar al resto de la clase gobernante capitalista y para salvar su poder estatal para gobernar sobre las masas. Cuando las “Caravanas de la Libertad” llegaron a Tunis de la región central empobrecida del país y amenazaron con dirigir a las masas en el derrocamiento del gobierno, Ammar se planto ante ellas con un megáfono y le suplico que concedieran mas tiempo para las reformas. Prometió que, “El ejercito protegerá la revolución”. Lo que hizo Ammar en la realidad fue, sin embargo, fue salvar al RCD de la revolución.
La revolución tunecina no comenzó con la protesta a favor de la libertad de expresión de los intelectuales en la Tunis cosmopolita. Por el contrario, comenzó con demostraciones masivas gremiales en el centro empobrecido del país. Agrupándose detrás de consignas como ¡Pan y Libertad – No a Ben Ali!, las masas de trabajadores y pobres aclararon desde los comienzos que luchaban para liberarse no solo de la opresión política sino también de la pobreza y la explotación.
Al someter los gobiernos y las policías locales de la dictadura en algunas ciudades y pueblos y reemplazarlos con consejos electos democráticos de la lucha, la clase obrera y los pobres ya han tomado pasos hacia el derrocamiento de la clase gobernante y la construcción de su propio gobierno. Los trabajadores también han comenzado a operar algunas empresas luego de expulsar a los patronos por haber colaborado con la dictadura.[2] Los gremios hacen llamados a favor de la nacionalización de las empresas de Ben Ali y su familia.
Aunque los trabajadores entiendan o no lo entiendan, estos fueron todos pasos hacia el derrocamiento de las relaciones de clase capitalistas y por el poder obrero y de los pobres. Apuntan hacia el potencial de la revolución para derrocar a la clase dominante y su poder estatal armado, y su reemplazo con un gobierno de organizaciones electas democráticamente de la clase obrera y los pobres, apoyado por un poder estatal basado en la clase obrera armada.
Trágicamente, los grupos socialistas de los cuales estamos conscientes de Túnez creen que la revolución debe tener como meta, por lo menos como primera etapa, el establecimiento de un gobierno democrático dentro de los limites del capitalismo. Pero una revolución democrática pura que mantiene al capitalismo intacto es exactamente lo que no se ha podido lograr.
Posterior a la salida del poder de Ben Ali, las figuras mas prominentes de la oposición oficial a la dictadura como Nejib Chebbi del liberal, burgués Partido Democrático Progresista (PDP),[3] como también los representantes de las centrales obreras principales del país, la UGTT,[4] se movilizaron rápidamente detrás de un llamado para finalizar la lucha posterior a aceptar varias posiciones menores de gabinete en el gobierno dominado por el RCD. Este acto de traición no es solo el resultado de sus ambiciones personales o de la corrupción. Estos lideres procapitalistas saben que el sistema requiere que la vasta mayoría de la población se mantenga dominada y explotada. Entienden que el nuevo sentido de poder de la clase obrera para movilizarse y lanzarse a la huelga por una mejor vida es incompatible con un retorno a la explotación capitalista rentable. Como resultado, a pesar de las demandas de movilización de masas y huelgas , ninguna de las figuras de la “oposición” han ofrecido conducir un gobierno purgado del RCD.
Sin embargo, tal gobierno se mantiene como parte del programa del partido izquierdista que parece tener mayor influencia entre los trabajadores en el presente, el Partido Comunista de los Trabajadores Tunecinos (PCOT).[5] El PCOT, presidido por Hammam Hammami, ha demostrado extraordinario coraje al plantarse ante la terrible represión que sufrió bajo la dictadura de Ben Ali. Pero fiel a su tradición estalinista, el PCOT insiste en que la clase trabajadora no deberá avanzar mas allá de los limites de la etapa de democracia burguesa. Por lo tanto, su ampliamente difundido programa de “Nueve Puntos”[6] del 15 de enero no va mas allá de un llamado por “cambios democráticos”.
El PCOT ha estado alineado en el pasado con una cantidad de partidos democráticos burgueses en oposición a la dictadura de Ben Ali, mas destacadamente con el Partido Democrático Progresista. Desde que el PDP abrazo el gobierno de Ghannouchi, al PCOT se le ha hecho difícil encontrar socios burgueses en su búsqueda imaginaria de la etapa democrática burguesa. En el nuevo “Frente 14 de Junio” que improvisó, solo pudo jactarse de la participación de algunos pequeños grupos liberales nacionalistas y gremiales, incluyendo al Partido Baath.[7]
La creencia del PCOT en la posibilidad de que fuerzas obreras y burguesas suspenderían su lucha de clases entre si en una lucha común afavor de la democracia lo conduce a promover un enfoque potencialmente desastroso hacia el ejercito. De ahí publico una serie de artículos sobre el rol del ejercito en la revolución por Samir Hamouda del 16 al 22 de enero.[8] En esos artículos Hamouda comparo con agudeza las simpatías revolucionarias de los soldados de filas de extracción pobre y obrera al rol contradictorio de los oficiales privilegiados y profesionalmente adiestrados. El ejercito apresó la policía que había lanzado ataques asesinos contra las protestas y vecindarios residenciales, por ejemplo, pero bajo la dirección de sus oficiales el ejercito también ha protegido de las masas a las instituciones del gobierno y en mas de una ocasión antes de la caída de Ben Ali actuó para cercar a los demostradores mientras la policía los atacaba. Pero habiendo señalado las actitudes divergentes de los oficiales y las filas de soldados, en vez de proponer una lucha para organizar a los soldados de extracción obrera en una rebelión contra sus oficiales y afavor de la revolución, Hamouda mantiene que si las masas llaman lo suficientemente fuerte al ejercito a unirse a su causa así lo hará, ¡soldados y oficiales juntos!
Otros izquierdistas han desplegado una confusión igualmente desastrosa sobre que debe hacerse con la policía en Túnez. Desde la caída de Ben Ali las masas tunecinas han estado sujetas al espectáculo insultante de varias figuras de la dictadura de Ben Ali quienes han suplicado su inocencia negando haber cometido cualquier fechoría bajo el viejo régimen. El Primer Ministro Ghannouchi, quien había servido lealmente durante años a Ben Ali pidió el apoyo del pueblo reclamando que él también había sufrido bajo la dictadura de Ben Ali. De igual manera la policía sostuvo una demostración el 22 de enero en Tunis, reclamando ser victimas de la dictadura y exigiendo aumentos salariales y el derecho a formar un gremio.
El Partido Obrero Socialista (SWP) de Inglaterra publicó en su edición del 29 de enero de su periódico Socialist Worker una entrevista con el militante de la UGTT Jilani Hamani en la cual este destacó que aunque no existe mucha simpatía por la policía, el “pueblo apoya su derecho a formar un gremio pero esto es atenuado por el temor que sean parte de un golpe del gobierno”.[9] Criminalmente, el SWP no sugiere que los trabajadores necesitan resolver este dilema: reconociendo que la policía son los matones alquilados de la clase dominante que los trabajadores necesitan desarmar y disolver por la fuerza.
Los marxistas comprenden que los soldados que se unen a ejércitos con la expectativa que su rol será proteger a su nación de amenazas extranjeras a menudo intuitivamente se rebelan contra la idea de reprimir a sus hermanos y hermanas de clase y como resultado de esto se pueden ganar al lado de las revoluciones obreras. Los policías, por otra parte, se unen para reprimir a la clase obrera y se espera que sean una amenaza contrarrevolucionaria mucho mas resuelta y la clase obrera debe estar preparada para aplastar su resistencia por la fuerza.
La experiencia de la revolución tunecina hasta ahora, como la historia de las revoluciones a través del ultimo siglo, demuestran que la única forma de garantizar las libertades que las masas tunecinas ya han alcanzado consiste en que la clase obrera y el pueblo pobre continúen su revolución hasta alcanzar ellos mismos el poder estatal.
Los trabajadores y los pobres no necesitan gobiernos reformados que defiendan el dominio capitalista y mantengan a las masas sujetas al paro y al hambre. Por el contrario necesitan un poder estatal que tome las industrias, fincas, y bancos, y las opere de acuerdo a los intereses de las masas, y no de unos pocos ricos. Necesitan un estado que no subordine la economía a los imperialistas americanos y franceses sino que funcione para propagar revoluciones obreras alrededor del mundo y construya una economía internacional para el beneficio de todos.
Como ya habíamos notado, las masas de hecho ya han tomado pasos hacia su propio poder, habiendo eliminado las autoridades gubernamentales locales y fuerzas policíacas , y reemplazándolas con nuevas asambleas democráticas y guardias armadas de defensa.[10] Esto demuestra el potencial de las masas para descartar al RCD y a la policía y montar un gobierno alterno basado en organizaciones de masas de trabajadores y pobres. Se deben elegir donde sea posible consejos de obreros y pobres, y estos deberán escoger representantes a un consejo central que podrá realmente declarar: representamos la revolución, no tenemos temor de tomar el poder.
¡Jamás deberán estar las masas desarmadas ante el poder armado de la policía y el ejercito del estado! ¡Jamás deberán los soldados de fila recibir ordenes de oficiales designados desde arriba por un gobierno no electo! La clase obrera necesita armarse así misma para su autodefensa y para disolver las fuerzas represivas estatales.
La revolución goza de la simpatía de los soldados de extracción obrera, que pueden ser influenciados a apoyar estas medidas. Los revolucionarios obreros pueden proponer maneras para llevarlo acabo. Mientras advertimos que los oficiales de alto rango del ejercito se opondrán a ellos, los revolucionarios deberán hacerle un llamado a los soldados de fila a: 1) apoyar el armamento de las masas, comenzando con las organizaciones obreras y los comités vecinales y otras organizaciones de autodefensa; 2) luchar por el derecho a elegir sus oficiales. Cuando los soldados de fila confronten resistencia de los oficiales a estas políticas, entenderán que estarán obligados a derrocar el mando de los oficiales y organizar consejos de representantes de soldados de fila que se unan a los consejos obreros y de pueblo pobre y sus luchas revolucionarias.
Mientras tanto los socialistas revolucionarios deben alentar a las filas de soldados a romper con los comandos de oficiales y organizar apoyo a la revolución obrera, deben además advertirle a la clase obrera y a los mismos soldados que mientras los oficiales se mantengan al mando, no se puede confiar en que el ejercito no se utilice contra las masas. La clase obrera no debe desperdiciar el tiempo para armarse y organizar su propia autodefensa.
Un gobierno de consejos obreros y del pueblo pobre comprometido activamente con la transformación de la sociedad a los intereses de las masas, compuesto de representantes electos sujetos a un residenciamiento inmediato por los que los han elegido, seria vastamente mas democrático y responsable ante los electores que un gobierno electo mediante un proceso burocrático conservador de elecciones parlamentarias. Pero para convencer que esto es cierto, los revolucionarios deben luchar a favor de elecciones nacionales basadas en los derechos de votación universales a una Asamblea Constitucional para decidir que forma de estado y gobierno se adoptara para el país, con la meta de ratificar el poder en manos de los consejos obreros y de soldados de fila.
Los trabajadores tunecinos se han alzado en una revolución pero no han encontrado un liderato que haya extraido las lecciones de las revoluciones pasadas.
Cada revolución de masas, desde la Rusia del 1917 hasta la de Irán en el 1979, ha dado lugar a un periodo de debate y lucha en el cual un amplio ámbito de fuerzas políticas compiten por el poder. Cuando los trabajadores de Rusia sacudieron al mundo al derrocar al zar en el 1917, el poder recayó en las manos del gobierno provisional burgués que procedió a traicionar las demandas de las masas y intentó sojuzgarlas al capitalismo. Dirigidos por Lenin y Trotsky, los bolcheviques alentaron a los trabajadores a no rendir el poder que habían logrado, y convencieron totalmente a las masas de la necesidad de una segunda, revolución socialista para llevar a la clase obrera al poder. El estado obrero creado por la Revolución de Octubre fue finalmente estrangulado por el fracaso de propagar la revolución alrededor del mundo y finalmente fue derrocado con el genocidio de millones por la burocracia estalinista en los años treinta.[11]
La estrategia bolchevique de la revolución socialista obrera fue confirmada por Trotsky y sus seguidores de la Cuarta Internacional. En el presente sus seguidores genuinos buscan continuar esa tarea de construcción de partidos de vanguardia con la misma estrategia socialista revolucionaria. Aunque los trabajadores tunecinos no han encontrado un Partido Bolchevique ya construido que sea capaz de conducir a las masas al poder, todavía hay tiempo para que los trabajadores mas conscientes construyan uno. Las consecuencias mortíferas para los trabajadores que no logren encontrar tal liderato se puede ver en el ejemplo de la Revolución Iraní, donde los trabajadores fueron incapaces de tomar el poder y finalmente sucumbieron a la trampa mortífera de la contrarrevolución.
1. Conocido en frances como Rassemblement Constitutionnel Démocratique –Asamblea Democratica Constitucional.
2. Vea www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2011/01/23/AR2011012304126.html; y www.marxist.com/tunisia-revolutionary-initiative-of-masses-continues.htm.
3. Vea la pagina cibernetica del PDP en www.pdpinfo.org.
4. L’Union Générale Tunisienne du Travail, La Union General Tunecina del Trabajo.
5. حزب العمال الشيوعي التونسي (Hizb al-'Ummal al-Shuyu'I ) o Parti communiste des ouvriers tunisiens; vea su pagina cibernetica en www.albadil.org.
6. www.karlmarx.net/topics/news/the9pointsoftheworkerscommunistpartyoftunisia.
7. Vea “البيان التأسيسي لجبهة 14 جانفي” “Founding Statement of the January 14 Front,” www.albadil.org/spip.php?article3675.
8. Vea “الأجهزة التي تهدّد الانتفاضة” www.albadil.org/spip.php?article3670 y “هل تفك قيادة الجيش ارتباطاتها بالنظام القديم” www.albadil.org/spip.php?article3676.
9. www.socialistworker.co.uk/art.php?id=23697.
10. El Liaison Committee of Tunisian Militants of the Fourth International parece ser el primero en señalar que en Cacerina, ciudad del sudoeste y en otros lugares “administración local, la policía, y todas las instituciones del régimen han sido disueltas, dejando la ciudad en manos de la población y sus comités”, como se señalo en la declaración del Executive Committee of the International Secretariat of the Fourth International, “A Few Notes on the Open Revolutionary Process in Tunisia,” 17 de enero 2011. Desde entonces comités y asambleas populares en las provincias desde Gafsa, Sidi, Bouzid, Cacerina y Sfax en el sur y centro del país, a provincias mas al norte y cerca de Tunis como Kairouan y Siliana, han emitido declaraciones detallando su compromiso con la continuación de la defensa de la revolución de las luchas de las masas contra la RCD, la explotación y la violencia policíaca (resúmenes y citas de tales declaraciones se pueden, por ejemplo, encontrar en la www.parti-ouvrier-independant.com/spip/spip.php?article1099 y www.marxist.com/tunisia-revolutionary-initiative-of-masses-continues.htm.)
11. Vea The Life and Death of Stalinism (La vida y la muerte del stalinismo).
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