Boletín de la Liga por el Partido Revolucionario
24 de mayo 2013


Las Luchas de los Trabajadores Bolivianos Desenmascaran al Gobierno de Morales

Desde la Revolución Boliviana de 1952 hasta los alzamientos del 2003 y 2005, las acciones de la pequeña pero heroica clase trabajadora de Bolivia han inspirado al movimiento obrero revolucionario internacional – exigiendo que todos los activistas políticos escojan a que lado de las barricadas se van a posicionar. Esta última lucha no ha sido una excepción. Dirigida por los mineros y docentes, la militante huelga nacional de 15 días contra la ley de pensiones del gobierno fue viciosa y violentamente opuesta por el supuesto régimen progresista dirigido por el Presidente Evo Morales y el Vicepresidente Álvaro García Linera.

Estamos esperanzados que este articulo contribuya a provocar una profunda discusión y debate entre quienes consideran suyas la causa de solidaridad con la clase trabajadora internacional. La huelga de mayo del 2013 ha desenmascarado más aun la naturaleza antiobrera del gobierno boliviano.

Legado del Pasado Reciente

No ha sido un accidente que el régimen ha venido concentrando su atención represiva contra la misma gente que ha estado en la vanguardia de las rebeliones del 2003 y del 2005. Durante esos años movimientos de masas derrocaron una sucesión de gobiernos neo-liberales que abiertamente practicaban profundas políticas de austeridad, subordinación al imperialismo, y un racismo anti-indígena. El derrocamiento de estos partidos del estatus quo por las masas le dio la oportunidad a Morales, García y al populista partido Movimiento al Socialismo (MAS) tomar el poder en el 2006.

La LRP fue entre los pocos en la Izquierda que le advirtieron a las masas que no se esperanzaran con un partido multiclasista como el MAS. Los alzamientos anti-neoliberales en Bolivia se habían centrado alrededor de dos exigencias fundamentales que serian imposibles de satisfacer hasta para un régimen de discursos izquierdistas en un mundo dominado por el imperialismo capitalista. A saber, por la nacionalización del 100% de la industria de los hidrocarburos y para que sus ingresos fuesen utilizados para avanzar en la industrialización de la sociedad. La segunda exigencia era ponerle un fin al dominio de la minoría blanca racista sobre este país de mayorías indígenas.

Las luchas a favor de tales demandas profundas y decisivas son un reto al sistema capitalista. Las mismas exigen de la dirección de un partido obrero revolucionario internacionalista dedicado al derrocamiento del capitalismo y a la creación de un gobierno obrero campesino indígena en un estado obrero. En la ausencia de tal dirección, el movimiento ya en avanzada se estancó. Y las promesas claves de Morales y García Linera a las masas para alcanzar el poder fueron predeciblemente traicionadas luego de estos asumir el poder.

De hecho, la declaración de Morales del 2006 proclamando la nacionalización de las corporaciones privadas foráneas en suelo nacional en sectores de petróleo y gas fue un fraude. La compañía estatal solo ha funcionado como monitor de las empresas privadas que operan en el altamente rentable sector de hidrocarburos; las mas destacadas empresas son de EE .UU., Brasil, España, Francia y del Reino Unido. Los ingresos al estado han aumentado significativamente bajo el régimen del MAS. Pero no hubo una expropiación real de las empresas imperialistas, ninguna cancelación de la deuda, y ninguna habilidad de alejarse de la dependencia de la extracción y hacia una sociedad industrializada tal y como había deseado el pueblo. En el plano de la liberación social, la causa justa de la liberación indígena fue traicionada mediante una serie de terribles concesiones de parte de Morales a la clase dominante del Oriente del país.[1]

La Ley de Pensiones: Protege las Ganancias y Divide las Masas

El 6 de mayo se hizo un llamado a una huelga oficial de parte de la mayor federación sindical (Central Obrera Boliviana – COB), en la cual la unión minera FSTMB jugó un papel dirigente. Mineros del estaño estatales del pueblo de Huanuni en el departamento de Oruro fueron la fuerza dirigente al lanzar una huelga indefinida exigiendo que las pensiones se basasen en el 100 por ciento de los jornales. Las pensiones mineras son en el presente un tercio de los jornales – para los que sobrevivan a las peligrosas minas lo suficiente como para recibirlas.

Este asunto ha sido decisivo para otros sectores de bajo ingreso que participaron en la huelga, notablemente los obreros fabriles, docentes, y trabajadores de la salud. La unidad de los mineros con estos otros sectores de trabajadores, como el apoyo recibido de los estudiantes, campesinos, pueblos indígenas, vendedores de la calle urbanos, y pequeños negociantes tuvo un poderoso impacto. Los huelguistas y sus simpatizantes obstruyeron masivamente las vías de transito y movilizaron gente a lugares claves a través del país. Hubieron marchas masivas, combatientes, disciplinadas y ocupaciones de importantes espacios gubernamentales.

El gobierno de Morales encaró una explosión social a través del país; no se había visto nada cercano a esto desde que Morales asumió el poder. El asunto de las pensiones sacó adelante un ejemplo perfecto de cómo el actual régimen capitalista funciona.

La Ley de Pensiones fue aprobada en el 2011 por el gobierno del MAS luego de unas prolongadas negociaciones con el COB. Fue alardeada tanto por el gobierno como por los cabecillas de las uniones sindicales como una señal de progreso y hasta fue etiquetada como revolucionaria. Pero en realidad es cualquier cosa menos revolucionaria.

La ley tiene dos rasgos principales que demuestran su naturaleza capitalista. En primer lugar, las empresas privadas, incluyendo las trasnacionales principales que extraen inmensas ganancias de los sectores de hidrocarburos y minería solo se le exige una miseria de tres porciento – ¡el resto del fondo de pensiones sale de los jornales obreros!

En segundo lugar, la ley divide a la población al otorgarle los peores beneficios a los mas pobres que están empleados inestablemente o son trabajadores no-asalariados. Le otorga pensiones mejores pero todavía inadecuadas a los trabajadores asalariados elegibles. Para los pobres no elegibles para la pensión con contribución, la ley ofrece el equivalente de $28 dolares mensuales de retiro, ¡que el gobierno tiene la osadía de identificar como una “renta digna”! Todo esto de un gobierno que posa como defensor de los pobres en contrapuesta a los sindicalistas rapaces y sus aliados izquierdistas.

El gobierno extrae también una contribución adicional a los trabajadores denominada “el fondo de solidaridad”, que se supone se utilice para auxiliar a la gente de bajos ingresos que de otras maneras no llenarían los requisitos de elegibilidad para la pensión. Este es otro vehículo para impulsar la propaganda gubernamental que mantiene que la responsabilidad de los trabajadores mejores pagados es de proveerle a los pobres y no el estado o las corporaciones. Esta situación inevitablemente alienta a las masas explotadas y oprimidas a luchar entre si – exactamente lo que alentó el gobierno durante la huelga.

La Ley de Pensiones también permite a personas no-asalariadas unirse al sistema contributivo de pensiones. Pero en la realidad la mayoría de los pobres no pueden hacer los pagos contributivos al sistema. Además, los trabajadores de esa categoría “privilegiada” reciben pensiones basadas en sus historiales laborales individuales y sus salarios, de esta manera alientan una división mas dentro de la clase trabajadora. De acuerdo a un informe de la NACLA, el beneficio de pensión $230 dolares mensuales que es “menos de la mitad necesaria para cubrir la canasta básica de la familia boliviana (estimado por los economistas bolivianos en $511 dolares mensuales)”.[2]

El movimiento de masas claramente exigía que las pensiones de los trabajadores asalariados fuesen financiadas por las altamente rentables corporaciones privadas junto al estado. Sin embargo, al no luchar explícitamente a favor de unas pensiones justas para todos, los dirigentes sindicales le proveyeron al gobierno una oportunidad para dividir y conquistar a las masas al reclamar deshonestamente ser los protectores de los pobres contra las exigencias de las uniones sindicales egoístas.

Es sorprendente que gentes que no tenían que beneficiarse directamente se unieran al movimiento huelgario, participaran en los cortes de vías, acciones similares y en ocasiones corrieran peligro por defender a las uniones sindicales. Indudablemente reflejó una creciente oposición general al gobierno. Si se hubiese permitido que la lucha alcanzase su plenitud, hubiese estallado un alzamiento mas amplio…ampliándose a demandas no solamente a favor de un sistema de pensiones sino también contra los jornales super-explotativos y otras condiciones opresivas de la vida cotidiana en Bolivia.

Profundos sufrimientos generalizados son impuestos por cualquier gobierno capitalista boliviano bajo la bota imperialista. Enormes minas de propiedad foránea son los factores principales en el sector privado. Y la vasta mayoría de los mineros laboran como individuos auto-empleados sin uniones o cualquier protección gubernamental contra daños o muerte en los trabajos – y este es el sector aplaudido por el estado mientras que el sector organizado sindicalmente es denigrado a cada oportunidad. Aunque los precios de mercancías tanto para hidrocarburos como minerales han estado elevados durante varios años la economía se encuentra en mejores condiciones que antes, el impulso capitalista es a favor de mas ganancias a costa de las masas. El hecho que todo el mundo sabe que estos precios puedan desplomarse otra vez en cualquier momento también condiciona el modo de funcionamiento gubernamental extremadamente conservador de hecho reaccionario.

Uniones Sindicales Bajo Ataque

La respuesta del gobierno desde el comienzo fue el rechazo total de la demanda del aumento de 100% de las pensiones, aun si fuese solo para los mineros. El Presidente y Vice-Presidente se lamentaron que era totalmente imposible satisfacer esa demanda y el mejoramiento de las pensiones para los mineros solo terminaría de vaciar el Fondo de Solidaridad para el resto de la clase. El gobierno se esmeró en obnubilar los verdaderos problemas sobre el tapete. De ahí que no fuese sorpresivo que las uniones sindicales, especialmente la de los mineros, fuese sometida a un creciente ataque gubernamental con la obvia meta de dividirla y conquistarla mediante cualesquiera de los métodos a la mano.

El Presidente Morales y el Vice-Presidente García Linares sentaron las bases al llevar acabo una campaña super-extraordinaria de difamación de la lucha desde sus comienzos, que luego profundizaron en la medida que la huelga progresó. De acuerdo a la narrativa gubernamental, al centro de toda huelga yacía la unión sindical de los mineros, dirigida por una pequeña camarilla muy bien renumerada de trabajadores especuladores con la meta de quitarles los alimentos a los pobres de sus mesas. Morales hasta reclamó que muchos mineros ganan mas en ingresos que el mismo, una mentira entre muchas que la unión sindical no tuvo dificultad en refutar.

Hubo una acusación de las tantas contra la lucha que fue acertada: las uniones sindicales hacían demandas no solo “políticas” sino tambien demandas sindicales particulares sector por sector. De hecho, como es fundamental a un movimiento de huelga general, el movimiento no solo buscaba cumplir con demandas sindicales particulares, sector por sector, sino también por la derogación de la ley de pensiones y la creación de una política de pensiones nacional sobre muy distintas bases. La huelga nacional, las acciones obreras de masas, fueron el vehículo de tales grandes cambios y no la suplica a la legislatura por migajas o la simple dependencia en los cabecillas sindicales para negociar con el gobierno.

De hecho, los cabecillas sindicales durante la mayor parte del tiempo utilizan métodos electorales, para fines paralizantes. En esta ocasión, el gobierno declaró que era un escándalo que los trabajadores tomasen la política en sus propias manos, y además declaró al movimiento social alrededor de la huelga y a la misma huelga ilegal en diferentes momentos. No fue la naturaleza “política” de la lucha que era objetable en lo abstracto; fue el hecho de que la clase trabajadora, incluyendo de manera limitada aun a los cabecillas sindicales bajo presión de sus matriculas, estaban llevando a cabo acciones que plantearon la cuestión de independencia del MAS y del estado capitalista. No fue únicamente “política” sino política basada en la independencia de clase.

Mentiras y Balas Gubernamentales

La calumnia mas grande consiste en que los trabajadores y los izquierdistas que los apoyaron estaban llevando acabo un golpe derechista, y no una huelga genuina.[3] El 18 de mayo, Morales habló sobre la huelga en Cochabamba, aumentando a niveles superiores sus argumentos anteriores. “Durante siete años como presidente hemos derrotado cuatro intentos de golpes de estado; sobre todo esta movilización del COB ha demostrado ser una conspiración derechista. Sin embargo, estamos convencidos que estamos derrotando otro golpe de estado.[4]

La amalgama de Morales de la lucha de los trabajadores explotados del país, que defendían en muchos casos su propia sobrevivencia, con intentos previos de golpes de parte de la oposición derechista abiertamente pro-imperialista, racista y antiobrera es una repugnancia. Ha sido una justificación cínica y calculada para galvanizar las bases de las organizaciones “oficialistas” contra la huelga. Incluidos los cosechadores de cocoa y campesinos junto a mineros no-sindicalizados autoempleados (los cooperativistas).

Morales denuncio una alegada conspiración derechista de “aristócratas” laborales con el propósito de hacerle un llamado a la gente para que defendieran activamente al gobierno y lo que se domina “el proceso de cambio”. Tal trama no es asunto nuevo en la política boliviana; la utilización del campesinado como punta de lanza contra la clase trabajadora tiene una historia bastante vergonzosa. Ha sido re-invocada para perpetuar el mito que el gobierno se basa en el “poder popular” y seguidor de la “voluntad del pueblo”. El llamado a los grupos pro-MAS en el pasado ha resultado en violentos ataques de los leales contra los trabajadores y gentes indígenas cuando sus luchas chocaron contra los dictados del gobierno. Esta vez hubieron demostraciones pro-gobierno pero hasta donde sabemos la sangre derramada por los simpatizantes de la huelga fue como resultado de las palizas y tiroteos del ejercito y la policía.

Eso es debido a que el gobierno respondió a las justificadamente airadas protestas igual que cualquier otro gobierno represivo en la historia de Bolivia; enviando a la policía y al ejercito, disparando, agolpiando y arrestando mineros y a otros manifestantes a través del país. Un ejemplo es una manifestación importante que se dio en el tercer día con un bloqueo de una vía importante en Caihuasi por 5,000 mineros de Huanuni. Fueron interceptados por policías que dispararon contra los mineros, hiriendo a una cantidad de mineros y arrestando a través del país durante las dos semanas que duro la huelga, algunos de los cuales permanecieron bajo arresto domiciliaro encarando una variedad de cargos mientras muchos también sufren de las heridas recibidas durante las manifestaciones.

En un caso horrifico de brutalidad policíaca, la policía disparo contra obreros fabriles que efectuaban un corte de vía en Paratani. Cinco fueron heridos seriamente y sus condiciones no son conocidas aun. Las victimas fueron Benedicto Aguilar, Edgar Choque Tupa, Raúl Ergeta, Rubén Salazar, y Limbert Saijama. (El primer herido fue Salazar, herido en el cuello, y Saijama, herido en el estomago.)

Los Trabajadores Y Oprimidos Rompen con el MAS

La campaña gubernamental de tirar a la calle a los sectores leales fue hasta cierto punto exitosa, proveyéndole oportunidades de fotos para consumo tanto publico como internacional. También actuó como una amenaza indirecta, presionando a las uniones sindicales a negociar el fin a la huelga. Pero considerando la “persuasión” que un partido en el poder tiene a su disposición, hubo oposición considerable de varios sectores. Un personaje dirigente de la CONAMAQ, una organización importante que representa poblaciones indígenas de las alturas, respondió al llamado de Morales y García para qué gentes indígenas y campesinos se lanzaran a la calle en oposición a la huelga.

Dijo, “el proceso de cambio deben construirlo todos y no solo los sectores afines al Movimiento Al Socialismo (MAS) como campesinos, colonizadores, cocaleros y la organización de mujeres ‘Bartolina Sisa’. … El gobierno llama a una confrontación entre el pueblo boliviano y lo que se debe hacer es un análisis del verdadero proceso de cambio (…) el proceso de cambio solo tiene un nombre: su construcción no se esta ‘dando’.”

Igualmente de “inquebrantable” contra los intentos divisorios del gobierno fue el dirigente de la CIDOB, que representa a las poblaciones indígenas de las bajuras. El dijo que “ningún proceso de cambio corre peligro porque no existe”. Y la CIDOB, como la CONAMAQ, rehusó someterse al llamado gubernamental a oponer la huelga.

“El líder de la CIDOB dijo: Lo que este haciendo el propio Presidente es convocar para un enfrentamiento entre hermanos bolivianos, lo que debe hacer el gobierno es hacer un análisis de sus ministros que son de derecha. … No podemos ser participes de una confrontación entre los que piden un derecho como corresponde, eso seria traicionar a esos hermanos que en un momento nos han apoyado cuando sufrimos agresiones…”[5]

Tales ejemplos de disentir son muy significativos y señalan hacia la posibilidad de una alianza entre trabajadores y pueblos indígenas, como también entre las gentes de las alturas y las bajuras, sobre las bases de una lucha común contra una serie de ataques económicos y sociales. El gobierno se encuentra claramente molesto por el llamado de la COB afavor de “un instrumento político de los trabajadores” (IPT) que teme que se convertirá en un vehículo para romper con el MAS. Sin embargo, los cabecillas sindicales, que hicieron proclamas radicales en una conferencia de la IPT en Huanuni sobre este asunto un par de meses atrás, no llevaron acabo ningunas acciones significativas para apoyar las barricadas durante la lucha de clases que acababa de zamaquear al país; ni siquiera se emitió una proclama. Esta por verse si el segundo congreso de la IPT, en Oruro a finales de junio, será un paso de avance. Lo que ocurra, esta ya claro que la mera idea de un rompimiento sindical del MAS tiene molesto al gobierno.

El FSTMB y la COB le pusieron fin a la huelga recientemente, anunciando un complejo de tratos tentativos. Nuestra descripción de las demandas de clase favorecidas por el movimiento no son de ninguna manera un endoso nuestro de los cabecillas sindicales; por el contrario, parecen seguir su vieja costumbre de estar de acuerdo con tratos que se basan en aceptar migajas sobre estrechas bases sectoriales. Esperamos informar los resultados finales de esta batalla en un resumen futuro. Hasta adonde estamos al tanto, tratos separados para otros sectores son posibles, y una negociación entre el gobierno y la COB afavor de modificaciones a la Ley de Pensiones gubernamental también se encuentra sobre el tablero, donde puede permanecer por mucho tiempo. Existe mucho disentir, particularmente pero no solamente de parte de los docentes, muchos huelguistas y dirigentes locales expresan su ira porque una lucha con tanto potencial fue terminada de forma tan burocrática con solo dos semanas de comenzada.

Mientras que esta batalla particular ha terminado, las ramificaciones a partir de los ataques gubernamentales de las uniones sindicales y sus simpatizantes no han terminado. Los que entienden que debemos pararnos firmemente al lado de los trabajadores contra un gobierno capitalista represivo tienen que estar listos de aumentar sus esfuerzos de solidaridad si el gobierno intenta llevar acabo mas persecuciones contra luchadores de la clase obrera y sus aliados. La lucha ha demostrado que el gobierno populista de izquierda es tan capitalista como cualquier otro gobierno capitalista. El mismo y la clase trabajadora se encuentran en lados opuestos de las barricadas como lo estarían en cualquier otro país con centralidad de ganancias capitalista. Algo si esta seguro: hemos visto solo una batalla en una creciente guerra de clases en Bolivia que no se detendrá durante mucho tiempo.


Notas

1. La tan esperada asamblea constituyente se transformo en un vehículo muy controlado por el nuevo régimen que culmino en un pacto entre los sectores del Occidente y Oriente de la clase dominante sobre todo. Las promesas de la distribución radical de la tierra al campesinado y afavor de derechos territoriales y consultas significativas a las comunidades indígenas, se llevaron acabo de la forma mas simbólica y divisiva. Vea nuestros artículos “Bolivia: Expectativas revolucionarias y amenazas reaccionarias”, y “¡Defensa de los trabajadores, campesinos y pueblos indígenas de Bolivia! ¡Dirigentes de masas organicen la defensa nacional ahora!”. Tambien es muy útil la discusión de la política de hidrocarburos y la asamblea constituyente en el libro de Jeffrey Webber, From Reform to Rebellion in Bolivia (Haymarket, 2011) y los artículos de Sarah Hines como “Bolivia’s Compromised Constitution”.

2.Bolivia: New Pension Law Lowers Retirement Age, Raises Expectations,” NACLA, January 11, 2011.

3. Un blanco preferido parece ser el dirigente de la seccional boliviana de la Fraccion Trotskista, la LOR-CI junto a otros. Para mas información, lean su reportaje útil sobre la lucha. “Evo carries out repression, but the miners and COB continue the strike and the blockades” en Ingles y su dirección cibernética boliviana para todos sus artículos en Español.

4. Vea “Evo dice que vencen un golpe de Estado”.

5. “Indígenas: Evo Llama a Confrontar a La Población”.