3. Las crisis del capitalismo
Marx fue uno de los primeros en observar que la tendencia hacia crisis cíclicas es una ley inherente al capitalismo. Sin embargo su teoría de las crisis es uno de los aspectos mas disputados de su teoría. Una de las razones de ello es que su teoría tiene implicaciones políticas directas: cada explicación de las crisis implica una solución para evitarlas, y los programas políticos de las variadas tendencias marxistas inevitablemente maquillan sus análisis teóricos. Los interpretes reformistas y revolucionarios de Marx han hecho de la teoría de las crisis uno de sus principales campos de batalla.
Otra razón para la controversia es que Marx nunca alcanzo a tratar el problema en detalle como el planeaba. Los comentarios están dispersos a lo largo de sus escritos y mezclados con otros tópicos, y las crisis de corto plazo y los efectos de largo alcance no están siempre diferenciados. Nosotros comenzaremos con las crisis de corto alcance; nuestra interpretación intentara clarificar su rol en la realización de la periodicidad a largo plazo del desarrollo capitalista establecida por Marx -- el tema del próximo capitulo.
El ciclo de crisis
Marx relaciono las crisis con el ciclo de vida del capital fijo:
Como la magnitud del valor y la durabilidad del capital fijo cambia con el desarrollo del modo de producción capitalista, el tiempo de vida de una industria o del capital industrial en cada campo particular de inversión se prolonga por un período de varios años, supongamos diez años en promedio. Mientras el desarrollo del capital fijo extiende la duración de su vida por un lado, por el otro es acortado por la revolución continua de los medios de producción, la cual incesantemente se acelera con el desarrollo del modo capitalista de producción. Esto involucra un cambio en los medios de producción y la necesidad de una constante renovación del capital fijo, mucho antes de que este expire físicamente. ...
El ciclo de idas y venidas incluye un número de años en los cuales el capital es mantenido por su parte constitutiva fija, alimentando la base material para las crisis periódicas. Durante este ciclo los negocios atraviesan sucesivos periodos de depresión, actividad media, precipitación, y crisis. Verdaderos periodos en los cuales el capital es invertido diferentemente y lejos de coincidir en tiempo. Pero una crisis siempre es el punto inicial de nuevas inversiones -- de esta forma, desde el punto de vista de la sociedad como un todo, son la nueva base material para el próximo ciclo.
Permítannos dar una mirada de cerca de las distintas fases del ciclo industrial citado por Marx.
En la fase de recuperación (o “actividad media”) después de una crisis, el trabajo es ampliamente disponible y relativamente barato; la mayoría de las esferas de la producción se expanden, empleando más trabajadores. La acumulación toma lugar de diferentes formas; la concentración de capital en capitales existentes, la formación de nuevos capitales y la subdivisión de capitales antiguos para tomar ventajas de las condiciones favorables. En particular, los capitalistas invierten en la producción de nuevo capital fijo, el cual no sólo toma tiempo para ser producido pero también tiene la propiedad de que su valor es completamente transferido a otras mercancías sólo después de cumplir el periodo de su vida de trabajo y de esta forma no se realiza completamente en el mercado inmediatamente. La fase de recuperación es un período de aumento de la producción por medio de un creciente número de unidades independientes y de una relativa baja competencia por los mercados, porque la demanda de trabajadores y capitalistas inicialmente aventaja a la producción.
Dado que el capital fijo eventualmente entra en la producción y la disponibilidad de trabajadores es limitada, la expansión alcanza un punto donde el trabajo comienza a escasear. Esta es la fase de expansión o boom ( la “precipitación” de Marx) , en la cual las condiciones son más favorables para los trabajadores; ellos son capaces de conseguir aumentos de salarios tomando ventaja de la competencia entre capitalistas por el trabajo. Esto crea una reducción a corto plazo en la plusvalía extraída por trabajador, y en consecuencia una caída de la taza de ganancia.
La naturaleza no planificada de la producción, combinada con el impulso capitalista hacia la acumulación, significa que pronto la oferta sobrepasa la demanda. Cuando el boom se acerca a su pico, los productos del nuevo capital fijo llegan al mercado. Dada la multiplicidad de productores en cada esfera, los capitalistas son impulsados a competir por compradores y por trabajadores. Estas condiciones generan una superproducción, especialmente de bienes de consumo. La crisis se dispara cuando una cantidad considerable del capital producido no se puede realizar, o sea, ser vendido a los compradores que necesitan los bienes producidos y que están dispuestos a pagar el valor de cambio de las mercancías.
En la fase de crisis, muchos capitalistas son forzados a reducir la producción o incluso a frenarla completamente. La producción cae a medida que la taza de ganancia se reduce. La superproducción de bienes de consumo puedo convertirse en escasez a medida que las industrias cierran. El ejercito de trabajadores desocupados crece, y esto aliviana la presión por salarios altos. Incluso el costo del capital se reduce.
Cuando la taza de ganancia cae por debajo del promedio, el ciclo entra dentro de su fase de depresión, el desempleo es rampante y muchos capitales son eliminados del mercado. Pero las condiciones de depresión comienzan a revertir la situación. La taza de ganancia de los capitales sobrevivientes aumenta, dado que tanto el trabajo como los medios de producción se han abaratado. Esta es la fase donde la centralización del capital florece, dado que los capitales sobrevivientes pueden comprar las firmas en bancarrota a precios por debajo de su valor usual. Y de esta forma, con el trabajo debilitado y el capital mas centralizado, el ciclo comienza nuevamente.
Estas crisis sistemáticas proveen una catarsis para la economía capitalista permitiendo que el sistema purgue los lastres como las empresas obsoletas y a sectores importantes de la fuerza de trabajo. Las purgas implican el costo de la inestabilidad social, y debido a esto el capitalismo desarrolla técnicas para atenuar las crisis. Estas técnicas sin embargo debilitan el sistema dado que los lastres no pueden ser fácilmente removidos. Ya veremos sus resultados en nuestra discusión de periodo post segunda guerra mundial en futuros capítulos.
La teoría descripta aquí es la teoría de las crisis por sobreproducción (en oposición al subconsumo descrito mas adelante). Las crisis resultan del hecho de que cada rama, y de hecho cada industria individual, del capital debe expandirse independientemente, sin importar cuales son las necesidades de la sociedad como un todo.
La descripción hecha de las crisis es sólo un esquema general de las fuerzas en juego. Ninguna crisis real sigue este modelo a raja tabla. De hecho, las causas inmediatas que precipitan una crisis particular son obstrucciones y desbalances del sistema monetario. Fue el establecimiento del dinero y el sistema de crédito como formas de intercambio lo que creo la posibilidad de vender mercancías sin comprar otras o viceversa); como consecuencia de ello los bienes pueden ser producidos y no encontrar un mercado. Los caprichos del dinero hacen aparecer cada crisis de forma diferente y difuminan los patrones de sus orígenes. Además, como la estatificación y el monopolio juegan roles importantes, los ciclos se vuelven cada vez mas distorsionados. La distorsión extrema, como veremos en un capitulo futuro ocurre en el sistema stalinista.
A pesar de que la superproducción bajo el capitalismo es la fuente de las crisis, una sociedad socialista racionalmente planificada necesitara de una “superproducción” diferente -- de valores de uso, no valores- para sus propios propósitos. Dado que la cantidad de los distintos tipos de equipamientos fijos que deben ser reemplazados en un dado año no puede ser perfectamente predicha, una superproducción debe ser preparada como reaseguro. Como Marx lo indicó, el problema “sólo puede ser remediado por una continua superproducción relativa. ... Este tipo de superproducción esta condicionada por el control de la sociedad sobre los medios materiales de su propia reproducción. Pero dentro de la sociedad capitalista es un elemento de anarquía”. Ya veremos en el capitulo 5 que la superproducción stalinista es una forma de anarquía capitalista en lugar de ser un reflejo del control de la sociedad sobre las fuerzas económicas.
Subconsumo
Una teoría popular “marxista” sobre las crisis es el subconsumo: la idea de que el capitalismo tiende a producir una demanda insuficiente para el consumo de bienes en particular. Su versión básica sostiene que las crisis ocurren debido a la excesiva explotación de los trabajadores. Dado que los trabajadores son pagados por solo parte del valor que producen, ellos no pueden comprar el producto completo de su trabajo. Además, los capitalistas que se apropian del “exceso” de valor agregado son demasiado pocos como para consumir los bienes remanentes. De esta forma las mercancías no pueden encontrar compradores y la crisis se inicia.
El subconsumo planteado de esta forma es una teoría tradicional del reformismo socialdemócrata y de los líderes sindicales; ellos deducen que pagándole a los trabajadores salarios más elevados se previenen las crisis. Sin embargo, el hecho de que las crisis estallen en el punto del ciclo en que los trabajadores tienen salarios máximos, como lo indicó Marx, hace que el argumento sobre el aumento de salarios como forma de evitar las crisis sea poco convincente -- junto con la teoría del subconsumo como explicación.
Marx también respondió que el subconsumo de las masas -- el hecho de que ellas no puedan afrontar la compra de todas las mercancías que necesitan para tener un standard de vida confortable -- es una constante de la vida dentro del capitalismo, tanto durante un boom como en una recesion. (De hecho, fue una constante durante todas las sociedades precapitalistas también.) Si el subconsumo fuera la fuente de las crisis ellas serien permanentes, no cíclicas.
Ciertos pasajes de Marx son frecuentemente tomados para justificar el argumento de que el fue un subconsumista. Por ejemplo:
Las condiciones de explotación directa y aquellas de realización de la plusvalía no son idénticas. Ellas divergen no solo en lugar y tiempo si no también lógicamente. Las primeras están limitadas sólo por las fuerzas productivas de la sociedad, las segundas por las relaciones proporcionales entre distintas ramas de la producción y el poder de consumo de la sociedad. Pero este ultimo no esta determinado ni por la fuerza productiva absoluta ni por el poder absoluto de consumo. Por el contrario, esta determinado por el poder de consumo basado en relaciones antagónicas de distribución, las cuales reducen el consumo del conjunto de la sociedad a un mínimo que varía entre límites estrechos. Esta de esta forma restringido por la tendencia a la acumulación, la tendencia a la expansión del capital y a producir plusvalía a escala extensiva.
No hay ninguna pista aquí de que el capitalismo pueda evitar sus crisis incrementando el consumo de la masa de la población. Por supuesto, un poder de consumo restringido es una base esencial de las crisis: ellas ocurren por que la masa de la riqueza esta en manos de los capitalistas, quienes pueden restringir su uso cuando los beneficios son bajos. Dado que la producción capitalista esta dirigida al aumento absoluto del capital, lo que significa que los recursos son retirados constantemente del consumo y dedicados a la acumulación, el consumo de la sociedad es necesariamente limitado. Esto seria verdad incluso si el consumo fuera mucho mayor que en los tiempos de Marx, como lo es en las potencias capitalistas hoy en día. Luego, incluso el mencionado pasaje subconsumista es mejor interpretado bajo la luz de la teoría de la superproducción que nosotros destacamos con anterioridad: la producción tiende a aumentar de una forma no planificada y en consecuencia mas allá de la demanda social, no importa cuan grande sea esta.
El principal punto incomprendido por los subconsumistas es que incluso cuando los capitalistas no obtienen ningún beneficio, los trabajadores no podrían comprar completamente el producto de su trabajo. Una porción del valor producido proviene del capital constante; y esta porción, junto con la mayoría de la plusvalía, es recomprada por otros capitalistas para ser usada en la siguiente etapa de la producción. Además, no es verdad que todo valor eventualmente termina convirtiéndose en bienes de consumo para la clase obrera; la mayor parte del capital constante usualmente se reproduce como capital constante. El error aquí es que se considera a toda la producción “destinada” al eventual consumo. Ello implica implícitamente aceptar la idea de que la producción capitalista consiste en valores de uso y no en valor, y de esta forma también aceptar que el proletariado es una clase consumidora despojada cuyas metas son conseguibles dentro del sistema.
La implicación del subconsumismo, expresada abiertamente cuando lo defienden los reformistas, es la idea de que el capitalismo puede ser racionalizado -- o sea, se puede salvar a si mismo de las crisis mortales aprendiendo a producir para las necesidades humanas en lugar de producir para la obtención de beneficios. Esta visión no tiene nada en común con Marx, quien sostuvo que la producción de valor es la esencia del capitalismo -- en contradicción con provisión de los valores de uso necesitados por las masas.
Ya veremos en capítulos futuros que algunas de las versiones del subconsumismo están detrás de las teorías de la mayoría de los marxistas sobre el capitalismo moderno. Una concepción influyente es la de Baran y Sweezy, cuyas ideas inundaron la mente de la izquierda norteamericana durante la década del sesenta. Ellos sostuvieron que el problema del capitalismo moderno es el exceso de “plusvalía”, la cual a diferencia de la plusvalía de Marx, no tiene conexión directa con la explotación del proletariado. El sistema no puede reabsorber la plusvalía sin recurrir a la producción de armamento u otros mecanismos artificiales. Además sufre la “tendencia al aumento de la plusvalía”. Las crisis económicas son obsoletas, en lugar de ellas nos enfrentamos a un estancamiento a largo plazo y a una crisis social (desorientación, apatía, y frecuentemente disparidad”). Las criticas de Sweezy a la teoría del capitalismo de estado, quienes no basan su análisis sobre la Unión Soviética en la leyes de movimiento del capitalismo (ver la introducción vienen con la gracia enfermiza de alguien cuyo análisis del capitalismo no se basa en las leyes de movimiento del capitalismo.
La teoría de Baran y Sweezy de un capitalismo sin crisis, como su rechazo a la ley de la plusvalía, fue una racionalizacion conveniente de las visiones políticas que rechazan al proletariado a favor del nacionalismo tercermundista. Fue también el producto de las crecientes ilusiones de la clase media sobre una prosperidad sin fin que dio lugar a las teorías de una clase obrera aburguesada. Escrito en 1966, las tesis del libro fueron decisivamente contestadas por la practica cuando la clase obrera francesa salio a la lucha en 1968. También fue refutado pro el prolongado declive de los standares de vida que habían caracterizado a occidente a partir del final de los sesenta (ver capitulo 6).
La lógica de las teorías de subconsumismo es muy próxima a la del keynesianismo, una de las mayores tendencias de los economistas burgueses durante la primera mitad del siglo pasado. Este sostiene que la intervención del estado en la economía puede prevenir el estallido de las crisis regulando la demanda de los consumidores, en parte dando algunas limosnas a la clase trabajadora. Esta idea niega el hecho de que las conquistas de los trabajadores siempre se consiguieron por medio de la militancia contra el capital, como ocurrió en los Estados Unidos durante la década del treinta. El keynesianismo es un encubrimiento teórico que pretenden apropiarse del crédito de lo que las masas obtuvieron para ellas mismas. Este también justifica la colaboración de clases promulgada por los socialdemócratas (y muchos académicos marxistas) quienes sostienen que sus políticas “anti-monopolio” están hechas en el interés de toda la sociedad, no sólo para los trabajadores. Una vez en el gobierno, sin embargo, cuando hay menos capacidad en la economía para ofrecer limosnas a los trabajadores, los socialdemócratas encuentran que “el interés general” requiere de la austeridad para los trabajadores con el objeto de que los beneficios (el verdadero objetivo del sistema y sus administradores) pueden recuperarse.
Desproporcionalidad
En contraste con el subconsumismo, la desproporcionalidad es la teoría que sostiene que la anarquía capitalista conduce a la superproducción de ciertas mercancías y la subproduccion de otras, esencialmente de una forma aleatoria. Esto esta basado en observaciones correctas que reflejan el carácter atomizado de la propiedad capitalista. Pero como el subconsumismo, la desproporcionalidad es un hecho constante dentro de la vida del capitalismo que no puede explicar las crisis periódicas. El análisis de Marx muestra que la tendencia capitalista a la acumulación crea superproducciones cíclicas en todas las áreas, incluso asumiendo una cierta desproporción entre diferentes esferas. En sus palabras:
Si se dice que no hay una sobreproducción general si no una simple desproporción entre las distintas ramas de la producción, esto no significa otra cosa que, dentro de la producción capitalista, la proporcionalidad de cada sector en particular se presenta a si misma como un proceso de transferencia de la desproporción hacia otros sectores -- dada la interconexión de la producción que como un todo fuerza a los agentes de la producción como una ley ciega, y no como una ley, que siendo elaborada por el razonamiento de los agentes productivos, pone a las fuerzas productivas bajo su control.
Antes de la primera guerra mundial, la desproporcionalidad era la alternativa preferida al subconsumismo. La desproporcionalidad fue sostenida por teóricos que esperaban que el capital pudiera controlar su tendencia hacia las crisis. Lenin sostuvo la versión antireformista de la teoría, como veremos en el próximo capitulo. Hoy sus implicaciones son claras: la desproporcionalidad es preferida por los stalinistas y socialdemócratas que ven la solución de las crisis capitalistas en la intervención económica del estado, el cual supuestamente podría imponerse a las desproporciones anárquicas que surgen de un mercado sin planificar.
Un clásico líder de los desproporcionalistas fue el bolchevique Nikolai Bukharin, quien sostuvo que un capitalismo libre de crisis era posible. “Imaginemos”, el escribió, “el orden social capitalismo colectivo (capitalismo de estado) en el cual la clase capitalista esta unida en un monopolio unificado y que estamos enfrente de una economía organizada, a pesar de que desde el punto de vista de las clases sea una economía de confrontación”. El continuaba así:
¿Es posible la acumulación aquí? Por su puesto. El capital constante crece, por que el consumo de los capitalistas crece. Nuevas ramas de la producción, correspondientes a nuevas necesidades, constantemente aparecen. Incluso cuando haya ciertos límites para ello, el consumo de los trabajadores también aumenta. Evitando el subconsumismo de las masas, no pueden existir crisis ya que la demanda mutua de las distintas ramas de la producción, así como la demanda de los consumidores, tanto de los capitalistas como de los trabajadores, están dadas desde el comienzo. En lugar de una producción anárquica tendremos entonces un plan racional desde el punto de vista del capital.
Bukharin asumía que una economía capitalista “planificada”, en la cual las relaciones entre las clases son hostiles puede introducir relaciones harmoniosas dentro de la clase dominante. El análisis de Lenin del imperialismo (capitulo 2) muestra que la estatificación y el monopolio no eliminan la competencia entre capitales si no que solo la ocultan. Ello también ha sido falsificado en la práctica: la Rusia de Stalin en 1930 mostró que la explotación intensificada de la clase obrera no pudo tomar lugar sin rivalidades y competencia dentro de la burocracia (capitulo 4). Una vez más, nos estamos enfrentando con la idea anti-marxista de que el capitalismo puede ser racional.
Bukharin concluyo sus análisis del capitalismo de estado proclamando que aunque el sistema estaría libre de crisis ordinarias, podría caer de todas formas en el estancamiento. Mirando a las economías soviéticas hoy en día, el pronostico de Bukharin parece remarcable. Sin embargo, ya mostraremos en el capitulo 5 que la aparente ausencia de crisis recurrentes bajo el stalinismo era una falacia, y que hay razones mucho mejores para explicar su estancamiento.
La caída de la taza de ganancia
La ley de Marx que dice que la tendencia de la taza de ganancia es decreciente es otra razón frecuentemente dada como base para las crisis periódicas del capitalismo. Nosotros utilizaremos la abreviación “CTG” para significar la caída de la taza de ganancia de Marx, tanto por simplicidad y también para distinguirla de otros factores que hagan que la taza de ganancia disminuya.
Obviamente la taza de ganancia disminuye cíclicamente antes de cada crisis, como ya lo mencionamos, debido al aumento de la acumulación y a los altos salarios. Las teorías que apuntan a tal “exprimimiento del beneficio” pueden acomodarse fácilmente a la ideología burguesa, ya que ellas condenan a la clase obrera como la causa de las crisis. Cuando la levantan los izquierdistas, este tipo de teorías generalmente implican una “solución” por intermedio de la planificación estatal para forzar a las inversiones incluso cuando están no sean beneficiosas. Tal panacea no puede durar demasiado a no ser que el propio estado burgués sea destruido.
La ley de la caída de la taza de ganancia es una de las cuestiones más controversiales en la literatura marxista. El propio Marx le dio a ella la máxima calificación:
Esta es en todo respecto la ley mas importante de la economía política, y la mas esencial para entender las relaciones más dificultosas. Es la ley más importante desde el punto de vista histórico. Es una ley que, a pesar de su simplicidad, nunca anteriormente pudo ser comprendida, e incluso tampoco concientemente articulada.
Por otro lado, líderes marxistas como Bukharin y Trotsky parecería que nunca hayan mencionada la CTG, mientras Luxemburgo se refirió a ella caricaturescamente y Lenin solamente de pasada. Nosotros mostraremos que tendencia a la caída de la taza de ganancia tiene una intima relación con el ciclo de crisis -- pero no es su causa. Su importancia esta dada por su relación con la época de decadencia capitalista.
De acuerdo con Marx, la CTG se deriva directamente del creciente aumento del trabajo muerto (capital) sobre el vivo -- el aumento de la composición orgánica del capital. Por un lado, sólo el trabajo vivo produce plusvalía, y la cantidad de plusvalía que puede producirse por un trabajador durante una jornada esta limitada por las horas del día. Por el otro, el valor de los medios de producción que el trabajador emplea puede aumentar sin límite. Luego se deduce, que la plusvalía producida disminuye como una proporción del capital total (constante mas variable). Esto significa, que el cociente entre la plusvalía (de la cual los beneficios son derivados) y el capital invertido -- la taza de ganancia -- cae.
Expresando la algebraicamente, la taza de ganancia esta dada por S/(C+V), donde S es la plusvalía, C el capital constante y V el variable. La teoría implica que a lo largo del tiempo C aumenta más rápidamente que S con respecto a V. Por lo cual el cociente disminuye.
Anteriormente a Marx los economistas burgueses también habían observado la tendencia a la caída de la taza de ganancia -- ello genero sus dudas sobre la salud futura del capitalismo -- pero ellos no pudieron explicarla. Hoy en día, todos los economistas, incluso muchos de los que se reclaman marxistas disputan esta ley argumentando que no hay ninguna justificación para ella en la teoría y no hay ningún signo, cualquiera hayan sido las condiciones del siglo 19, de un declive de las tazas de ganancia en el capitalismo. Proveer una demostración histórica de la CTG no llevaría más allá de los objetivos de este libro. Aquí nuestra tarea se centrara en mostrar como la ley funciona en teoría. Primero veremos que Marx pronostico algunos de los problemas:
Si consideramos el enorme desarrollo de las fuerzas productivas de trabajo social en los últimos 30 años solamente en comparación con todos los periodos precedentes ... en particular la enorme masa de capital fijo, dada la maquinaria actual, que entra en el proceso de producción, luego la dificultad que han encontrado los economistas para explicar la caída de al taza de ganancia, abre la puerta a su opuesto, o sea a explicar porque esta caída no es mayor y más rápida.
Existen contratendencias a la CTG, como Marx notó, las cuales tienden a aumentar los beneficios. Ellas “anulan los efectos de la ley general, y dan a ella meramente el carácter de una tendencia”. Estas incluyen 1) el aumento de la intensidad de la explotación, lo cual aumenta la plusvalía; 2) el abaratamiento del capital constante, y en particular del capital fijo -- lo cual baja el valor del capital invertido y de esta forma aumenta la taza de ganancia; y 3) el comercio exterior, el cual permite a los capitalistas invertir donde los beneficios son mayores dados los bajos salarios de los trabajadores.
Marx creía que la CTG normalmente dominaría las tendencias contrarrestantes, dado tanto la evidencia empírica y su comprensión general de la impermanencia del capitalismo. A pesar de ello el trato de encontrar un demostración convincente por medio de las leyes de movimiento del sistema, el argumento tal cual el lo dejo esta incompleta. La puerta se mantuvo abierta para los argumentos de Marx de que la CTG es falsa, tanto como las interpretaciones de que convierten a las CTG en un fenómeno puramente cíclico en el cual las contratendencias periódicamente alcanzan a la tendencia principal restaurando la salud del sistema y su productividad (ver mas adelante). Así los ciclos de crisis podrían ser eliminados directamente por medio de la planificación estatal no sólo de la producción sino también de la política de inversiones a largo plazo -- otro mito reformista bajo el capitalismo.
Un argumento elemental contra la CTG es que el capitalismo nunca va a invertirán equipamiento nuevo si esto producirá una caída de la taza de ganancia. Marx replicó que el inversor inicial ve en una nueva maquina la posibilidad de producir por debajo del valor promedio (y por debajo del precio de venta operativo); sólo cuando la nueva técnica se generaliza hace que la composición orgánica del capital sea mayor rebajando la taza de ganancia. Los oponentes dicen que este argumento podría haber trabajado alguna vez, pero que los capitalistas han tenido siglos de experiencia como para saber que una nueva tecnología lleva a la reducción de la taza de ganancia; si Marx estuviera en lo correcto, no hubiera más nuevas inversiones. Una replica marxista a este nivel requiere un análisis concreto.
Comenzaremos por llenar el vacío existente en el argumento de Marx considerando que la taza de ganancia v aria entre capitalistas y a lo largo de los ciclos de crisis.
La caída de la taza de ganancia promedio debido al aumento de la composición orgánica del capital trabaja diferentemente en distintas firmas. A compañía que utilice nuevas técnicas de producción puede cobrar precios más bajos por los mismos productos y de esa forma eliminar a los rivales obsoletos. Su taza de ganancia no se reduce, por el contrario sube -- a pesar de su mayor composición orgánica, dado que se ha establecido una divergencia entre precio y valor. En cuanto a los rivales, en teoría su antiguo capital fijo ha sido devaluado (dado que la reproducción de su valor de uso ahora requiere menos horas de trabajo debido a los métodos de producción modernos); pero ellos son aun impulsados a calcular sus tazas de ganancia basándose en los que les costo originariamente su equipamiento. Así el capital desactualizado tiene que vender más barato de lo que habían planificado en el momento de su inversión; de esta forma sufren una perdida de los beneficios esperados. Sus tazas de beneficio caen; la divergencia valor/precio trabaja contra ellos.
El punto de que la CTG afecta a los diferentes capitalistas de distinta forma es olvidado por ejemplo en el argumento de los reformistas británicos de las implicaciones revolucionarias de las CTG:
“La teoría de Marx no se aplica a la situación de Gran Bretaña en los años recientes. Gran Bretaña no es hoy el país donde las fuerzas productivas bajo el capitalismo han sido empujadas ha su limite mas avanzado. ... Eso es claro, desde una simple examinacion de las estadísticas, que dicen que ‘la productividad social del trabajo’ en Gran Bretaña es mucho mas baja que en Francia, Alemania Occidental o los Estados Unidos. Además, la cantidad de maquinaria por trabajador, medida tanto en termino de valor o volumen, es mucho menor en Gran Bretaña que en sus competidores capitalistas mas avanzados. El escenario planteado en el Capital de una caída de la taza de ganancia proveniente del desarrollo del capitalismo en sus etapas mas avanzadas se aplicaría más a los Estados Unidos y la parte continental de Europa Occidental que a Gran Bretaña, si es aplicable en algún caso.
De acuerdo con esto, la CTG implica que dado que Gran Bretaña tiene una composición orgánica menor que sus rivales, debería tener una taza de ganancia mayor. Dado que Gran Bretaña económicamente no esta yendo muy bien, esto implica que la CTG es una falacia. Nuestra respuesta es que Gran Bretaña no es una economía asilada, y precisamente los métodos productivos más avanzados utilizados en otros lugares reducen la taza de ganancia de las firmas no competitivas británicas. Contrariamente a la intención de su autor, su ejemplo nos da de hecho una ilustración de la operación de la CTG.
La CTG no sólo trabaja de forma diferente entre firmas (y países) sino también a lo largo del tiempo. Como mencionamos antes, la creciente composición orgánica del capital se desarrolla durante los booms del ciclo de negocios, mientras que las principales contratendencias de la CTG -- el; abaratamiento de los elementos del capital constante -- ocurre principalmente en las fases de depresión. Idealmente las dos tendencias en conflicto se balancearían entre si. Cuando ciertos capitalistas son eliminados y los capitalistas sobrevivientes se apoderan de su equipamiento a precios de liquidación, esto (aproximadamente) reestablece el valor real del antiguo capital a un nivel reducido, tomando su obsolescencia en cuenta: y en consecuencia, la taza de ganancia de los nuevos dueños del antiguo capital vuelve a ser normal. Al mismo tiempo, los capitales débiles cuya taza de ganancia ha sido reducida estarán fuera de circulación; con lo cual su taza de ganancia no entrará dentro del promedio para reducirlo. En consecuencia la taza de beneficio promedio retornara a los niveles normales.
Pero la restauración de la taza de ganancia significa que la taza de ganancia de los capitales sobrevivientes es más o menos la misma que era antes. Si tuviéramos que considerar el capital invertido al comienzo de un dado ciclo, para el final del ciclo parte de él estaría destruido. La taza de beneficio que él recibe es cero; si la incluimos dentro del promedio, luego la taza de beneficio promedio se reduciría considerablemente. Luego la CTG es contrarrestada solo por la destrucción de una fracción del capital (y de los capitalistas). El capitalismo, incluso cuando es progresivo, mantiene su estabilidad -- su eficiencia medida en términos de la taza de ganancia promedio -- por medio de un proceso fratricida.
Además, hay siempre obstáculos ha este modo fratricida de operación, el cual interviene especialmente cuando el capital se vuelve monopolista o es estatizado. En estas etapas es difícil de eliminar las firmas ineficientes. Cuando el capital listo para la destrucción es demasiado grande, resolver las crisis a sus expensas significaría herir al sistema como un todo, no solo a a la clase obrera y a los capitalistas marginados. Luego las crisis no son idealmente resueltas, y como consecuencia de ellos las contratendencias de la CTG (las cuales florecen en las etapas de depresión) no pueden expresarse directamente.
En consecuencia, en el curso de un dado ciclo la CTG va a tender a superar sus contratendencias. Con la taza de ganancia tendiendo a caer de un ciclo a otro en lugar de hacerlo sólo dentro de cada ciclo, las crisis sucesivas son cada vez peores. El proceso alcanza su clímax en la época de la decadencia capitalista, como lo veremos en el próximo capitulo.
Nuestro razonamiento muestra que la CTG no es un proceso de corto plazo, a pesar del hecho de las fluctuaciones de la taza de ganancia que causa son desarrolladas por los ciclos de crisis y corren paralelas a las fluctuaciones inducidas por el mercado de trabajo. Como nuestras citas lo prueban, Marx también se refirió a ella como a un fenómeno histórico a largo plazo. Algunos teóricos sostienen lo contrario, pero ellos no pueden explicar porque habría una intensificación de las crisis con el envejecimiento del sistema. La completa interpretación de la CTG depende de la comprensión de la decadencia del capitalismo, y cualquier intento de restringir esta tendencia a su rol dentro de las crisis cíclicas implica rechazar la transformación del sistema.
El dilema del valor
La tendencia a la caída de la taza de ganancia no es fenómeno técnico dependiente solamente de la mecanización de la economía. También expresa la contradicción en la naturaleza del valor y la producción del valor; es la demostración práctica del dilema capitalista de acumular nuevo capital y devaluar el antiguo. Ahora estamos en posición de comprender un pasaje de Marx inmensamente rico:
Las crisis son siempre soluciones momentáneas y predecibles de las contradicciones existentes. Ellas son violentas erupciones que por un periodo restablecen el equilibrio.
La contradicción, poniéndolo en una forma genérica, consiste en que el modo de producción capitalista involucra una tendencia hacia el desarrollo absoluto de las fuerzas productivas, sin importar el valor y la plusvalía que contiene, y sin importar la condición social bajo la cual la producción capitalista tiene lugar; mientras , que por otro lado, su objetivo es preservar el valor del capital existente y promover su expansión al limite máximo (o sea promover un crecimiento mas rápido de su valor). ... Los métodos por los cuales este consigue sus objetivos incluyen la caída de la taza de ganancia, la depreciación del capital existente, y el desarrollo de las fuerzas productivas de trabajo a la expensa de las fuerzas productivas ya existentes. ...
La barrera real a la producción capitalista es el propio capital. Es que el capital y su propia expansión aparecen como el punto inicial y final, son el motivo y propósito de la producción; que la producción es solo producción para el capital y no al revés, los medios de producción no son un mero medio par la constante expansión del proceso vivo de la sociedad de productores.
Déjennos ilustra el análisis de Marx por medio de una construcción imaginaria. Si existiera tal cosa como un cuerpo rector del capitalismo universal determinando los intereses del sistema como un todo este seria torturado por el dilema planteado por Marx. Para acumular intensivamente revolucionando la producción por medio de nuevas formas de capital es necesario devaluar el capital antiguo ya existente; pero para sostener la acumulación es necesario retroceder en la lucha por el poder frente a la clase obrera.
Por su puesto, no puede existir tal autoridad universal del capital, luego en realidad quienes se tienen que enfrentar a este dilema son los capitalistas que controlan sectores del capital. El dueño de una fábrica debe modernizarse tan rápido como pueda, haciendo que su capital sea devaluado. Los capitales monopolistas pueden dudar en modernizarse tan rápidamente, haciendo que otras secciones de su capital se devalúen prematuramente. Como veremos en el capitulo 5, los gobernantes de los estados stalinistas han adoptado otra alternativa, una extensión de la estrategia del monopolio, la cual tampoco sirve para rescatarlos de su contradicción inherente.
La ley del valor expresa la esencia del dilema capitalista. El valor permite una economía libre de crisis solamente bajo la conjetura de dos condiciones: una competencia libre que permita que los métodos de producción mas eficientes triunfen, y una planificación conciente para evitar la superproducción por parte de los productores independientes. Ambas condiciones son imposibles, y las dos no pueden realizarse ni siquiera aproximadamente en la misma etapa de la historia. La “mano invisible” de Adam Smith opera solo cuando el sistema esta en su infancia y ninguna firma es lo suficientemente grande como para dominar el mercado. Mientras que el planeamiento social es concebible solo en una etapa avanzada, cuando el monopolio y el estado dominan. La contradicción lógica de la acumulación de capital muestra que las leyes del valor son la forma en que se expresan las contradicciones internas del sistema.
En la descripción de Marx (extractada arriba) de la contradicción esencial del capital, no es el aumento de valores de uso lo que es contradictorio sino el aumento ilimitado de valor, el cual necesariamente acompaña el crecimiento de valores de uso bajo el capitalismo. Los valores existentes no pueden ser preservados si nuevos valores son producidos y los convierten en obsoletos. La acumulación de valor de esta forma esta contrapuesta con la producción de valores de uso esenciales para el proletariado y la sociedad futura. La creciente conciencia del capitalismo sobre esta contradicción, y las medias que el toma basándose en sus propias leyes para evitar la maduración revolucionaria del proletariado, trajeron el final de su época de desarrollo progresista.
El hecho de que las crisis y decadencia del capitalismo son inherentes a la naturaleza del valor refuta cualquier intento de tratar el cálculo del valor como una expresión de racionalidad. Las teorías anti-marxistas solo son populares como expresión de las aspiraciones de las clases medias de encontrar un estabilidad en un sistema cuya base fundamental es el conflicto entre clases.