3. La clase dominante stalinista

A pesar de que las leyes que gobiernan el stalinismo son las mismas que en el capitalismo tradicional, muchas de sus manifestaciones son diferentes. Como hemos visto, las mayores divergencias están en las contradicciones inducidas por lo remanentes del estado obrero revolucionario -- la trampa socialista de la sociedad stalinista. Estas son las claves de porque el capitalismo estatizado es tan inestable e indican la dirección en que los estados stalinistas se están moviendo. Otra diferencia importante esta en la naturaleza de la clase dominante stalinista, cuyos orígenes fueron buscados en el capitulo anterior.

A veces se argumenta que la teoría capitalista del stalinismo es equivocada por que los burócratas no saben que son capitalistas. Por ejemplo, Ernest Mandel se burla “de aquellos que sostiene que el capitalismo domina en Rusia, China, Europa Oriental, Cuba y Vietnam. Suficiente es decir que allí es imposible encontrar un capitalista, que sea ruso, china, europeo oriental, o vietnamita para compartir esta conclusión bizarra”.

Es verdad, la burguesía no ve el mundo con una comprensión marxista. Pero los economistas occidentales informan que sus colegas soviéticos privadamente se refieren a la economía soviética como capitalismo de estado. Y no mejor autoridad para esto que Fidel Castro quien asegura a los inversores mexicanos que “somos capitalistas, pero capitalistas de estado. Lo que no somos es capitalistas privados”.

Obviamente, ni los gobernantes stalinistas ni sus contrapartes occidentales admiten que son una clase dominante. Pero aquellos que son dominados lo conocen mejor. Los trabajadores en los estados stalinistas habitualmente distinguen entre “nosotros” y “ellos”. En Polonia en 1980, los trabajadores se movilizaron en uno de los movimientos mas concientes desde la segunda guerra mundial llamando a sus jefes “burguesía roja”. En 1988 en Yugoslavia los trabajadores se manifestaron contra los altos niveles de vida de los oficiales comunistas con carteles que decían “Abajo la burguesía socialista”. El mismo año un grupo de trabajadores soviéticos de los Urales escribió a un líder de la huelga reprimida de Novocherkassk en 1962: “Nos gustaría tener su consejo en los métodos de lucha contra los enemigos de la clase obrera -- la burocracia burguesa, o , al decir de Lenin, los sovieburgueses”.

Tal término no debe ser elegido para objetivos analíticos, pero son conclusiones sentidas profundamente sobre la esencia de la cuestión y por lo tanto son mucho más realistas que las evasiones de los apologistas de la clase dominante. La comprensión forjada en la lucha es siempre la mejor de las formulas teóricas.

La burocracia como clase dominante

La clase dominante stalinista es propiamente llamada capitalista dado que representa al capital en oposición al proletariado: es la explotadora del trabajo asalariado, “la personificación del capital” en palabras de Marx. Dado que ella no evoluciono históricamente como la burguesía clásica, que creció en el feudalismo, y no opera de la misma manera, no la llamaremos burguesía. Como Trotsky la llamaremos burocracia. “Pero no podemos olvidarnos que es algo mas que una burocracia. Es en el propio sentido de la palabra el estrato privilegiado y dominante de la sociedad soviética”.

Muchos sostienen que la burocracia stalinista no puede ser una clase dominante por que las burocracias en general no son clases -- sino sirvientes de la clase dominante, como en el despotismo ilustrado por Marx. Nosotros sostenemos que la burocracia no un fenómeno abstracto suprahistórico. Los gobernantes stalinistas dominan una sociedad bastante diferente que las precapitalistas. El suyo es un sistema manejado por la acumulación y sus contradicciones, mientras las burocracias del pasado vivían de los privilegios del consumo. Las burocracias despóticas, aniquilaron todo intento de acumulación primitiva (de comerciante o elementos burgueses incipientes); los stalinistas dependen de tal acumulación por parte del estado. La esclavitud americana fue bastante distinta de la esclavitud de la antigüedad. Luego, la moderna burocracia es históricamente específica del capitalismo.

Bajo el capitalismo, la burocracia es un método de organización social que cualitativamente se expande en la decadencia de la época imperialista cuando la propiedad monopolista da lugar a formas socializadas. Es la respuesta capitalista a la planificación conciente que intenta sustituir la organización jerárquica por la dirección conciente de la producción por parte de los trabajadores. La burocracia capitalista intenta evitar las divisiones impuestas por la ley del valor; se presenta a si misma como un pragmatismo racionalista. Los burócratas líderes y gerentes entienden que su trabajo es maximizar el beneficio; sin embargo, debido a su ubicación social creen que están por encima de los intereses de clase. Incluso justifican sus objetivos como la forma de obtener el beneficio social. Obviamente, las capas superiores de la sociedad interpenetradas con los nuevos profesionales frecuentemente se ven a si mismos como dedicados al bien de la nación. Ellos ven su rol como una alternativa al yugo de la burguesía sobre el proletariado.

La burocracia es una de las formas objetivamente generadas por el capitalismo para llevar adelante sus relaciones reales de poder. La degeneración de la URSS también produjo tal capa burocrática. Cuando esta se vuelve conciente de su status distintivo y de su necesidad de explotar a los trabajadores, rompe sus lazos humanos e ideológicos con el proletariado y se transforma a si misma en una clase dominante. Como consecuencia de la guerra civil contrarrevolucionaria, ya no se balancea mas entre las distintas capas de la sociedad y pasa a defender concientemente sus propios intereses. (Ella identifica estos intereses con los “de todo el pueblo”, pero todo capitalista hace lo mismo). Cuando consigue la supremacía de clase en el estado obrero, se vuelve la representante de las relaciones capitalistas, no solo del aparato estatal y la corrupción.

Como Trotsky sostuvo, un termino sicológico como “burocracia’ es inadecuado. La clase dominante stalinista no es solo una forma organizativa, ni siquiera lo es una forma especifica como la nomenclatura (el medio millón de puestos oficiales y posiciones calificadas ocupadas por miembros del partido). En el marxismo las clases son definidas por relaciones que reflejan la organización social de la producción; una clase dominante capitalista esta determinada por la apropiación directa o indirecta de la plusvalía que produce la explotación del proletariado. Obviamente, sociologicamente, la clase dominante stalinista esta encabezada por la nomenclatura, pero hay millones de administradores burocráticos por debajo de esta. Especialmente en los últimos años, los explotadores de la plusvalía han incluido una capa periférica de capitalistas privados separados pero necesariamente interpenetrados con la burocracia.

Definiendo a los gobernantes stalinistas como una capa identificable de individuos se comete el mismo error que cometen los stalinistas y sociólogos que caracterizan a la clase dominante en occidente como “elites de poder”. Mas allá de la imprecisión de tal termino, estas definiciones sugieren que la clase dominante puede ser transformada reemplazando a esta capa por la gente adecuada. Pero, reemplazando a la nomenclatura por un grupo de cuadros electos democráticamente no se alteran las relaciones de producción y explotación. Las clase medias (incluidos los marxistas de clase media) ven a las clases como sumas de individuos que pueden ser convencidos fácilmente por las ideas reformistas.

Desde la segunda guerra mundial, y especialmente desde 1960, también ha surgido en la URSS como en occidente una basta intelligentsia o especialistas ubicados entre la nomenclatura y la clase obrera. Estos millones de personas siempre ocupan cargos públicos (como es inevitable en una economía estatizada) y pueden ser vistos como parte de la burocracia. Pero es necesario hacer una diferenciación entre la burocracia gobernante y las capas intelectuales o de clase media. Como hace la burguesía en occidente, la clase dominante soviética recluta nuevos miembros de las clases medias. También les garantiza que sus hijos formaran parte de la clase media o la clase dominante. Pero desde la contrarrevolución no ha reclutado miembros de la clase obrera. Los recientes levantamientos de Europa del Este muestran que los elementos de clase media, como en occidente, pueden mantener sus cargos públicos sin ser parte de la clase dominante.

En su momento Trotsky describió la estructura de clases de la URSS como compuesta por una burocracia políticamente dominante y una pequeña intelectualidad colocadas por encima de los trabajadores y campesinos. Su estructura hoy en día es más compleja, a pesar de que los autoproclamados seguidores de Trotsky siguen utilizando los mismos términos.

No solamente la clase media creció bajo el stalinismo debido a la necesidad de los gobernantes quienes requieren sus capacidades técnicas y apoyo político sino también que la utilizan como amortiguación entre los trabajadores y la burocracia. La propia burocracia también se ha articulado mucho más. Como comparación, en occidente la clase dominante es mucho mas variada, con diferentes esferas (finanzas, industria, comercio) manteniendo una pseudo-independencia. Mientras la gran burguesía ha sido siempre el corazón de la clase dominante, siempre ha habido capitalistas de tamaño mediano, quienes no forman grandes corporaciones pero tampoco son pequeña burguesía o clase media. Esta categoría aun existe aunque se haya reducido. Sus funciones sociales, económicas y políticas por las capas intermedias que sirven dentro de las grandes corporaciones.

En oriente hay una estructuración diferente pero comparable dentro de la burocracia. Los oficiales locales y de los ministerios no comparten los mismos intereses que el estado central y los burócratas del partido quienes son el corazón de la clase dominante. Ellos tampoco son los mismo que los profesionales de clase media que se encuentran debajo de ellos; ellos son parte de la clase dominante y articulan sus intereses a su forma. La permanente disputa sobre la perestroika entre Gorvachov y “los conservadores” refleja esta división. Como en occidente, los profesionales de clase media pueden ser considerados que están de lado de la clase dominante y que la ayudan a mantenerse en el poder cuando el sistema necesita la ayuda de los populistas y los reformistas.

Las variaciones dentro de la clase dominante no se corresponden más con la noción de casta. La complejidad de las relaciones internas de los poderosos y su longevidad en la cima del poder estatal -- así como su control sobre la plusvalía -- demuestran que ellos constituyen una verdadera clase, no un simple estrato privilegiado que se sustenta en la aristocracia obrera.

Burguesía y burocracia

La burocracia que gobierna en nombre del socialismo es una clase capitalista peculiar. Sus miembros no tienen derecho legal a títulos de propiedad, la cual pertenece al “estado del pueblo”. Los miembros de la nomenclatura pueden ser transferidos de un puesto a otro; ellos son de esta forma independientes de cualquier segmento del capital nacional, a pesar de lo cual ellos desarrollan actitudes de pseudo-propiedad.

Como clase dominante, la burocracia refleja la división entre la propiedad del capital y su función administrativa. Como vimos en el capítulo 2, Marx ya observo que “el capital existe de una forma dual -- jurídicamente y económicamente” cuando el receptor de los dividendos esta funcionalmente separado de su administrador, quien puede solamente recibir un salario por sus funciones. Los gerentes y burócratas occidentales por ser removidos del derecho de propiedad pero siguen siendo parte de la clase capitalista. Como los burócratas orientales, excepto que es la burocracia como conjunto quien es la dueña de la propiedad estatal.

Incluso cuando separadas, las dos esferas están siempre relacionadas, socialmente y prácticamente. Los gerentes occidentales pueden poseer acciones que los relacionan a capitales particulares. Aun, los capitalistas son relativamente independientes de su ubicación específica o de los valores de uso en los que han invertido; ellos pueden trasladar sus industrias o invertir su capital en otras. Esta “libertad” esta simbolizada por el mercado de acciones, en el cual los capitalistas compran acciones de otros capitales. Esto ilustra la observación de Marx de que la burguesía como un todo explota al proletariado en su conjunto.

En el este, el capital que pertenece a varias empresas esta ligado a plantas especificas y a la maquinaria (aunque ahora ya existen lazos inminentes con los mercados de acciones). El capital fijo aparece fijo no solo en el sentido técnico de que no circula, sino también en el sentido de que los burócratas no pueden transferir sus acciones a otro. Pero a pesar de que un oficial stalinista no puede mover sus participaciones a otra esfera, el a si mismo puede ser transferido, generalmente ascendiendo dentro de la jerarquía. (En la China de Mao las transferencias fueron hechas deliberadamente que evitar que intereses específicos se enraizaran). Esta característica de la burocracia también refleja la explotación capitalista de los trabajadores como una relación entre clases, no solo entre individuos.

En occidente, cada capital busca la mayor movilidad posible entre distintos medios de producción, con el objeto de maximizar su valor a la expensa de otros. Luego la anarquía permanente, las crisis periódicas, el imperialismo, y el desempleo son característicos de capitalismo tradicional. En oriente, los capitalistas están ligados físicamente, pero ellos también buscan maximizar su propio valor e intentan enviar a los otros al infierno. De allí nace la sensación de que nadie es responsable, el desprecio por la calidad, la falta de bienes de consumo y la aparente crisis permanente. La máxima absurdidad es la competencia internacional e incluso las guerras que existen entre capitales estatificados rivales.

Lo que las variantes occidental y oriental del capitalismo tienen en común es que ambas extraen plusvalía explotando a los trabajadores, y que los jefes son premiados de acuerdo a lo bien que funcionan según los patrones establecidos. Con este objetivo la economía esta dividida en capitales separados. Los intereses de los patrones son siempre sectoriales: ellos están sujetos a un capital específico en occidente, o a una empresa local, ministerio o región en el oriente. Ambos sistemas tienen un aparato central estatal que normalmente desarrolla sus propios intereses particulares; una confirmación de esto en oriente es la resistencia de poderosas alas de la burocracia contra las reformas de Gorbachov que amenazan reducir su poder. A pesar de que el estado en oriente juega un rol mas importante que en occidente, la idea de una economía supra-organizada en la cual los eventos económicos son dictados desde Moscú y llevados delante de acuerdo con ello es, como hemos mostrado repetidas veces, un mito.

Hay paralelismos en la esfera jurídica también. El capital monopólico en los EEUU tiene derechos legales: la constitución de los EEUU fue interpretada en el siglo XIX para decir que las corporaciones son “personas” bajo la ley. A pesar de que la forma predominante del capital ha cambiado drásticamente, la teoría legal burguesa entiende que las relaciones de clase siguen siendo las mismas; la ficción legal que considera a los monopolios como individuos incorpora la nueva realidad y enmascara el cambio de forma. De la misma forma en la URSS, la forma legal del capital nacional (por medio del derecho constitucional al beneficio) refleja la historia del país como un estado proletario y también las necesidades nacionales de la clase dominante. También refleja y enmascara la realidad.

El objeto del sistema creado por Stalin en los años 30 fue crear un capital nacional ligando a cada burócrata a un capital especifico, se local o jerárquico. Fue necesario para ellos separar a la burocracia de su base original, la clase obrera, y arrancar el poder estatal de las manos del proletariado. Siempre ha habido conflictos entre los burócratas locales y nacionales. La campaña de reformas de Gorbachov puede ser interpretada como el triunfo de los capitales nacionales sobre los locales -- a pesar de la evidencia superficial de que las reformas signifiquen descentralización del poder.

Del fascismo a la senilidad

Hay paralelismos importantes entre la economía stalinista y la de los estados burgueses durante la guerra y el periodo anterior. Citaremos la descripción de una firma típica en un “orden económico administrativamente centralizado”:

Nuestra fabrica de cueros produce bajo las ordenes de la oficina de control de cueros, quien nos asigna materias primas y auxiliares. También da a la firma las instrucciones de producción y dispone del cuero que se produce. Para conocer como los planes como los planes que dirigen una economía centralizada se forman, debemos mirar a las oficinas de control.... Primero tenemos una colección de materiales estadísticos.... Ellos son las bases de los planes que son la segunda parte del proceso. Estos consisten en establecer programas de necesidades y suministros, y los medios para que los mismos estén balanceados. Es un punto esencial que la producción este solo parcialmente dedicada a cubrir las necesidades de las autoridades.... Otras partes están dedicadas a otros usos, o sea, básicamente a otras oficinas de control.... Después de que la economía centralizada trabaje por un tiempo, las oficinas de planeamiento frecuentemente usan las cuentas de los periodos anteriores... La tercera etapa es la distribución de las órdenes de pedidos a las firmas individuales. La producción de las firmas se fija en términos de cantidades para un periodo particular de tiempo y para una variedad de calidades.

Esta descripción puede ser hecha sobre la Rusia stalinista, pero fue escrita sobre la Alemania nazi. El escritor nota que tal economía mide ineficientemente el valor de los bienes producidos, pero es capaz de movilizar el trabajo y los materiales necesarios durante tiempos de guerra. “Cuando la economía se encuentra bajo la dirección de la administración central, es excepcionalmente para una gran inversión”. Además, el rol tradicional del sistema bancario es puenteado.

Los periodos de amortización y las tazas de interés no son tomadas en cuenta. Tampoco actúan como un freno. Luego, inmensos proyectos pueden ser realizados por largos periodos de tiempo. Si es necesario, los bancos tiene un papel insignificante en una economía centralmente administrada.

Además, los programas establecidos por las oficinas de control seccionales eran altamente competitivos. “Cada control intentaba producir el máximo posible, para mantener su línea de producción como importante. La lucha resultante entre los controles por los factores de la producción, y particularmente por el trabajo y las materia primas, tenia que ser decidida por ordenes centrales”. Como resultado de esta competencia y proceso de decisión centralizado, la economía tomo una apariencia desbalanceada en comparación con las firmas capitalistas tradicionales basadas en el beneficio.

Codo a codo con la inversión en algunos campos tuvo lugar una desinversion en otros. El consumo del capital fue una ayuda esencial para la inversión en otras ramas. Por un lado hubo firmas con sus stocks desapareciendo y su maquinaria deteriorándose, y por otro nuevas construcciones y una expansión de equipamiento.

En el caso nazi la administración central fue llevada a cabo sin nacionalizar la propiedad sino imponiendo controles gubernamentales sobre las firmas privadas. Luego, los argumentos usados para sostener que el sistema soviético no es capitalista podrían usarse para la economía “privada” de la Alemania de Hitler.

El paralelismo con el fascismo puede ser visto desde un Angulo distinto. Cuando Trotsky describe el régimen de Stalin en los 30 como “simétrico” al fascismo, el quería decir que los métodos de los gobernantes eran similares, incluso cuando el poder del estado estaba en las manos de una clase diferente. Siguiendo con las implicaciones de esta posición, Trotsky concluyo que si el proceso contrarrevolucionario continuaba, significaría “que el régimen estatal se volvería definitivamente fascista”. Y eso ocurrió.

En su análisis del fascismo alemán, sin embargo, Trotsky destaco que el fascismo no puede mantener para siempre el movimiento que lo llevo al poder, la movilización contrarrevolucionaria que golpea al proletariado y forja una unidad monolítica dentro de la clase dominante. Antes o después la lucha de clases debe resurgir, y diferentes sectores del capital reasumirán sus argumentos competitivos. El aplico el mismo razonamiento al stalinismo:

Un régimen totalitario, sea stalinista o fascista, por su propia esencia puede solo ser un régimen temporáneo. Las dictaduras abiertas en la historia han sido generalmente el producto y el síntoma de una crisis social severa. Las crisis severas no pueden ser la condición permanente de una sociedad. Un estado totalitario es capaz de suprimir las contradicciones sociales durante cierto periodo de tiempo, pero es incapaz de perpetuarse a si mismo.

Incluso bajo el régimen dictatorial de Stalin, la economía soviética mostró signos de anarquía. Los ataques salvajes sobre los trabajadores fueron acompañados por selectivas concesiones, y Stalin nunca pudo borrar completamente las conquistas de los trabajadores durante la revolución bolchevique. A pesar de ello, durante el primer periodo del estado capitalista restaurado, especialmente desde el final de la guerra a la muerte de Stalin, el control fue extremo. De la misma forma que la guerra prolongo la vida del fascismo ordinario permitiéndole unificar fuerzas dispersas, lo mismo hizo la guerra extendiendo el periodo fascista del stalinismo.

El régimen de estilo fascista llego a su fin con la muerte de Stalin. La clase dominante soviética vivió un periodo de estabilidad; suprimieron revueltas pero generalmente adhirieron más a la política de concesiones. Dada la historia del bolchevismo ellos sabían cuan peligroso es presionar demasiado a los trabajadores. La producción de bienes de consumo aumento, aunque nunca alcanzo los niveles prometidos o planeados. De las misma forma, después de la revolución húngara de 1956, el régimen reformista de Janos Kadar se estableció en lugar de un estado fascista. El hecho de que Hungría fuera uno de los primeros estados soviéticos en introducir reformas mercantilistas fue una conquista de los trabajadores.

La “revelación” de Krushchev sobre los crímenes de Stalin (Trotsky lo hizo muchas décadas antes) aseguro a la clase dominante que se podía relajar y disfrutar del poder. La URSS no fue mas totalitaria, en su lugar (sobre todo con Brezhnev) fue un régimen senil semi-totalitario. No fue bonapartista: ciertamente no en el sentido de Trotsky de un régimen llevando adelante la contrarrevolución en un estado obrero, tampoco en el sentido tradicional de un líder popular gobernando en nombre de la burguesía colocándose por encima de las clases. Las reformas de Gorvachov exponen a una clase dominante dividida debatiendo si se probar con una nueva forma de bonapartismo para llevar adelante las necesidades de la perevstroika sobre una clase obrera que no desea sacrificar sus condiciones de vida aun mas.

La propiedad nacionalizada y su eliminación

El periodo triunfante de la contrarrevolución stalinista duro menos de una década después de la segunda guerra mundial. Dedicado al “socialismo en un solo país” el partido gobernante trato de constituirse como el acumulador de capital que operaba por medio del estado. Pero como Marx predijo, cuando el capital “busca refugio en formas que, por medio de la restricción de la competencia, busca hacer su funcionamiento mas perfecto” solo consigue adoptar formas que “tienden a su disolución y la del modo de producción sobre el que se sustenta”. De hecho, no solo no puede crear un socialismo aislado, también el capitalismo en un único país también es un quimera.

La propiedad nacionalizada que define al régimen stalinista permitió la movilización de recursos en tiempos difíciles (guerra y recuperación postguerra). Pero probó no ser útil permanentemente. Por un lado, la propiedad estatal es el resultado de las tendencias capitalistas a la centralización y concentración. Hoy en las economías occidentales, la industria nacionalizada sirve para mantener a la economía nacional en su conjunto, su monopolio da beneficios a sectores particulares; ellas sirven para absorber las crisis y con este objetivo su deterioro es permitido bajo el control gubernamental. Obviamente, ellas están sujetas a las leyes del capital.

Por otro lado, la propiedad nacionalizada es una forma proletaria de propiedad; de acuerdo con Engels son una parte de “la sociedad socialista naciente”. Es proletaria dado que es una componente necesaria para el dominio de la clase obrera: ella permite a los trabajadores centralizar el control económico y establecer una planificación conciente. Como Lenin señaló en sus escritos, en la nueva época, el capitalismo de apropia de las herramientas de la revolución proletaria para prolongar su existencia; en manos de una clase enemiga la propiedad nacionalizada se vuelve un arma contra los trabajadores. El stalinismo es la versión extrema de ello.

La propiedad nacionalizada es un arma de doble filo. Diseñada para liberar a las fuerzas productivas del capitalismo, típicamente falla en su propósito ya que refleja al sistema decadente. El gran avance de las fuerzas productivas en la URSS tuvo lugar en los años 30, cuando aun era un estado obrero y podía movilizar cuadros y trabajadores dedicados a construir el socialismo con gran sacrificio.

Pero ahora, la clase dominante con sus propios intereses ha estado demasiado tiempo en el poder, luego las barreras de las relaciones capitalistas sobre las que Marx hablo han entrado en juego. La defensa de grandes concentraciones de capital entra en conflicto con el crecimiento del sistema. Así la expansión de los años 30 contrasta con la decadencia actual del stalinismo. Las concesiones a la clase obrera reflejadas en la propiedad estatal -- empleo garantizado, etc. -- reflejan tanto la fuerza del proletariado incluso después de su derrota como la debilidad de la clase dominante que se esconde detrás de las pretensiones socialistas y no puede poseer la propiedad en su propio nombre.

Una sociedad capitalista estatizada es frágil. La clase obrera se enfrenta a un solo patrón, la capa de burócratas estatales, de quienes emergen todas las decisiones económicas. La burocracia naturalmente recibe todas las quejas de la miseria de los trabajadores; el estado no puede pretender que es neutral entre los trabajadores y los patrones como en occidente. Para mantener el poder en una época de explotación abierta, es necesario un gran aparato represivo y una gran capa de burócratas pequeños y medianos que los blinden de los trabajadores. Ambas cosas son factores negativos para la acumulación de capital, la base de su dominio.

La burocracia puede funcionar como una clase regente para la tradicional burguesía. Esto es valido en dos sentidos: 1) la debilidad del capital estatizado hacen que la clase dominante dependa del imperialismo para conseguir capital y tecnología abriendo el sistema a la explotación extranjera. 2) dado que su debilidad se vuelve obvia, el sistema tiende a evolucionar hacia atrás en la dirección del capitalismo tradicional adoptando medidas económicas burguesas. Esto significa que la burocracia esta preparando el terreno para desarrollar características burguesas mas profundas para su desarrollo, e incluso para el desarrollo de una futura burguesía, desde dentro y fuera de sus filas, que la reemplace. Sin embargo, la analogía de la regencia no debe sugerir que la burocracia en si misma no representa al capital nacional.

La teoría de la revolución permanente enseña que el capitalismo en su época de decadencia es incapaz de completar las tares fundamentales de la revolución burguesa. Si la revolución obrera no hubiera sido usurpada por la burocracia, el capitalismo estatizado no hubiera sido posible. La consecución de un “único capital” antes de la eliminación del capital es solo posible por medio de un estado obrero genuino.

Como prueba de ello, a media que las economías stalinistas se van deteniendo, muchas de sus características distintivas están siendo cuestionadas por sus propios creadores. Los stalinistas defienden la propiedad estatal mientras esta sustenta la explotación. Mientras los países de Europa del Este amenazan con destruir la propiedad nacionalizada, el proletariado trata de defenderla.

Si el stalinismo mantiene el control del estado, el retroceso hacia la economía capitalista no significa que esta se volverá menos centralizada. Ella también será objeto de las tendencias a la concentración y la centralización. A medida que la autoridad económica se aleje de la burocracia, las empresas mas grandes tenderán a crecer y las mas pequeñas y menos eficientes a desaparecer.

Los “trotskistas ortodoxos” ven a China, Europa del Este, etc. Como estados obreros deformados desde después de la segunda guerra mundial (ver capítulo 7). Esto esta relacionada con su visión de que la forma proletaria de la propiedad nacionalizada necesariamente implica un contenido dominantemente proletario. (Si esto fuera verdad, la descripción de Marx y Lenin de la bolsa de valores y los monopolios como formas socializadas del capital también significaría que estos seria socialistas). Una contraposición simétrica es la negación de todo contenido proletario a la propiedad nacionalizada; como hicieron Shachtman y Cliff. Los marxistas debemos reconocer que la forma refleja el contenido pero no lo determina. Forma y contenido están en permanente contradicción -- la cual se resuelve temporalmente cuando el contenido por medio de cambios ejercita su dominio. En los estados stalinistas, las formas socializadas remanentes del pasado proletario son ahora claramente dominadas por su contenido capitalista.

El desarrollo completo de los derechos capitalistas de propiedad aun no ha tenido lugar, pero cada día trae nuevos informes de reformas que abren cada vez más la puerta a ello. La caída de cada uno de los pilares de la ortodoxia stalinista y el deseo de sectores de la burocracia por convertirse en una verdadera burguesía, muestran que el estado encarna relaciones capitalistas. Así la comprensión marxista de forma y contenido es confirmada.

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