3. El ultimo analisis de Trotsky
Hemos visto la posición de Trotsky sobre la naturaleza de la URSS desarrollarse a través de varias fases. En las primeras etapas de degeneración, él todavía consideraba a la URSS un estado obrero debido a que el partido gobernante era reformable por los obreros. En el 1933 él denominó al partido centrista; todavía parte del carácter dual de la burocracia consistía en defender al estado obrero degenerado a su propio interés y en su propia manera. Para finales de década, él cambio su evaluación de igual manera. Pero aunque reconociese que las grandes purgas representaban una “guerra civil” de la burocracia contra la clase obrera, y que se había llevado acabo una contrarrevolución política, fracasó en no alcanzar la conclusión de que el estado obrero había sido derrocado.
El stalinismo contrarevolucionario
Trotsky continúo desarrollando su análisis de lo que ya consideraba el rol contrarrevolucionario internacional del stalinismo. En el 1935 notó que “Nada distingue en estos momentos a los comunistas de los socialdemócratas excepto su fraseología tradicional que no es difícil de cambiar”. El pensaba que la fusión de ambas tendencias era posible. Y con la traición de la Revolución Española en el 1937, abandonó todos los vestigios de su previa evaluación que sostenía que el stalinismo era centrismo (o cualquier tipo) burocrático. En España, los stalinistas, aliados con el ala derechista extrema de los socialistas, dirigió la represión contra la izquierda obrera y se unió al bando de la contrarrevolución.
Los intereses de la burocracia bonapartista ya no se pueden reconciliar con el titubeo e vacilación centrista. En busca de reconciliación con la burguesía, la claque stalinista es capaz de entrar en alianza únicamente con los grupos mas conservadores entre la aristocracia laboral internacional. Esto ha servido para fijar definitivamente el carácter contrarrevolucionario del stalinismo en la arena internacional.
La burocracia ya no vacilaba entre sus bases en el estado obrero y las presiones capitalistas mundiales. Ya se había convertido en un agente contrarrevolucionario activo del imperialismo., como lo había demostrado decididamente España, y, por lo tanto, hasta su propia defensa del estado soviético bajo sus propias metas se encontraba comprometido. De igual manera, las purgas fueron prueba de eso. “Los juicios de Moscú ya habían revelado que una oligarquía totalitaria se había convertido en un obstáculo absoluto en el camino del desarrollo del país”. En el Programa Transicional del 1938 él realizó la siguiente conclusión:
El pronostico político [para la URSS] tiene un carácter alterno. O la burocracia, convirtiéndose cada vez mas en órgano de la burguesía mundial dentro del estado obrero, derrocará las nuevas formas de propiedad y sumergirá al país denuevo retornando al capitalismo; o la clase obrera demolerará a la burocracia y abrirá el camino hacia el socialismo.
El rol de los stalinistas en España representó la resolución de las tendencias que entraron en movimiento posterior a la victoria de Hitler, la más notable fue el pacto colaboracionista de clases con la burguesía francesa en el 1934. España fue simplemente la primera revolución que Stalin tuvo la oportunidad de destruir desde su interior. De igual manera, la “guerra civil” en la Unión Soviética fue la culminación de las tendencias entronizadas que habían sido establecidas previamente: el surgimiento de la nueva burocracia, la supresión de los avances obreros, y la subordinación de la economía al valor. Trotsky comprendía todo esto muy bien. Considere su análisis de la burocracia (antes de que la clasificara contrarrevolucionaria):
En su función intermediaria e reguladora, en su interés en mantener los rangos sociales, y en su explotación del aparato estatal para lograr metas personales, la burocracia soviética es similar a cualquier otra burocracia, específicamente la fascista. Pero a la vez es inmensamente diferente. En ningún otro régimen ha logrado una burocracia un grado tan elevado de independencia de la clase dominante [el proletariado]. ...En este sentido no podemos negar que es algo más que una burocracia. Es en el sentido completo de la palabra el único e dominante estrato de la sociedad soviética.
Otra diferencia no es menos importante. La burocracia soviética ha expropiado al proletariado políticamente con el propósito de defender mediante métodos propios las conquistas sociales. Pero el mero hecho de expropiar el poder político en un país donde los principales medios de producción se encuentran en manos del estado crea una nueva e hasta ahora desconocida relación entre la burocracia y las riquezas de la nación. Los medios de producción pertenecen al estado. Pero el estado, por decirlo así, “pertenece” a la burocracia. Si estas todavía completamente nuevas relaciones se fuesen a solidificar, convirtiéndose en la norma y se legalizan, con o sin resistencia departe de los obreros, a largo plazo, conducirían a la total liquidación de las conquistas sociales de la revolución proletaria. Pero hablar de eso ahora, es por lo menos, prematuro”.
Una evaluación tan coyuntural de “nuevas y hasta ahora desconocidas” relaciones le hubiese advertido a los seguidores de Trotsky que el rol de la burocracia ameritaba reexaminación. Cincuenta años más tarde, las nuevas relaciones no solo se han solidificado sino se han hasta calcificado. En cualquier caso, la legalización de las nuevas relaciones ya se llevaba acabo: ya hemos citado la visión de Trotsky de la Constitución del 1936 que significaba la “liquidación jurídica de la dictadura del proletariado”, aunque no enmarcó la burocracia como clase dominante. Trotsky entendía que la burocracia, como “algo más que una burocracia”, se encaminaba a destruir al estado obrero. Su teoría en esta etapa estaba trepada como el mismo estado stalinista sobre la cúspide de una pirámide: el pronóstico de doble alternativa citado hace poco estaba por ponerse a prueba al realizarse la contrarrevolución. Cualquier caracterización del stalinismo tenia que ser sobre todo temporero. Por lo tanto, él clasificó a la burocracia como una “casta” debido a que necesitaba un término y “la vieja terminología sociológica no era capaz y no podía crear un nombre para un evento social nuevo que se encontraba en proceso de evolución (degeneración) y que no ha asumido formas estables”. El estado obrero degenerado tenia precisamente tal calidad efímera; solamente era capaz de existir durante un instante del tiempo histórico en vías de la contrarrevolución. Trotsky consideraba los juicios basados en las purgas como una señal de la debilidad e inminente rompimiento del régimen stalinista. Pero de hecho, la transformación del partido y la burocracia no demostraron una debilidad sino la fuerza que ahora poseyeran los stalinistas como clase estable. Habiendo eliminado los últimos vestigios de poder obrero en el aparato estatal, el partido y el ejército, el régimen no colapsó durante la Segunda Guerra Mundial, como esperaba Trotsky, sino al contrario consolidó su poder. Sin embargo, la posición de Trotsky parece en el presente muy perspicaz, y no es de ninguna manera comprendida por sus epígonos: el sistema stalinista, luego de un retraso de varias décadas, muestra la debilidad que Trotsky anticipó -- por razones diferentes pero relacionadas. La vida de Trotsky fue finalizada por Stalin con un asesinato al la burocracia allanarse dentro de un molde que fue capaz de habitar durante los próximos cincuenta años. Su teoría, que debería haber continuado desarrollándose, fue embalsamada por sus seguidores. Es como si Lenin hubiese muerto en la víspera de la Primera Guerra Mundial; él hubiese sido recordado por una teoría crecientemente errónea. Únicamente los eventos concretos de la revolución de Febrero del 1917 probaron que la”dictadura democrática del proletariado y el campesinado” era obsoleta.
La economía stalinista
Existían importantes elementos en la teoría de la Unión Soviética de Trotsky que hubiesen permitido los cambios necesarios al madurar los eventos. El carácter contrarrevolucionario de la burocracia se comprobó de nuevo por la supresión de las revueltas obreras posterior a la Segunda Guerra Mundial. De igual modo, la insistencia de Trotsky sobre el impacto material, no únicamente la forma, de la propiedad nacionalizada señalaba hacia una conclusión alterada. Como señalara el Programa Transicional, “el aparato del estado obrero” había sido “transformado de un arma de la clase obrera a un arma de violencia burocrática contra la clase obrera, y mas y mas un arma para sabotear la economía del país”. Un estado obrero incapaz de hacer avanzar las fuerzas productivas es un estado obrero al borde de la extinción. Bajo la misma línea de pensamientos, Trotsky observó “El rol progresista de la burocracia soviética coincide con el periodo dedicado a la introducción a la Unión Soviética de los elementos mas importantes de la técnica soviética”. Era capaz de tomar prestado e transplantar pero era incapaz de innovar -- una evaluación muy previsora, dada las crisis del presente. Además,
Es posible construir gigantescas fabricas de acuerdo a imitaciones occidentales preparadas de antemano obedeciendo mandatos burocráticos -- aunque, para estar seguros, a triple el costo normal. Pero mientras más se adelanta, más problemas de calidad enfrentan la economía, que se desliza de las manos de la burocracia como una sombra. Los productos soviéticos son como si estuviesen marcados por una etiqueta gris de indiferencia. Bajo una economía nacionalizada, la calidad requiere de una democracia para los productores e consumidores, la libertad de crítica e iniciativa -- condiciones incompatibles con un régimen de temor, mentiras y adulación.
El entendimiento profundo de Trotsky que afirma la sobrevivencia de la Unión Soviética dependía en si se sobrepasaba a la productividad capitalista del trabajo -- señalaba hacia la necesidad de reevaluar la teoría del estado obrero degenerado después de que se convirtiese obsoleta. Su propio fracaso para producir una evaluación consistente de la capacidad del stalinismo para hacer avanzar las fuerzas productivas indudablemente tenia causas materiales. Durante la primera parte de los años treinta él produjo análisis regulares sobre el estado de la economía soviética, pero estos se redujeron a casi nada durante la segunda mitad de la década. Las razones sin duda alguna incluyen la perdida de sus fuentes de información dentro de la URSS al intensificar las purgas, junto a la necesidad de dedicarle el máximo esfuerzo a rebatir los cargos nivelados contra él y sus seguidores durante los juicios de Moscú. Sin embargo, existía una debilidad teórica central que le impedía que llegase a un análisis satisfactorio de la contrarrevolución. Vimos en el segundo capitulo que Lenin, contrario a Kautsky, había entendido que la época del capitalismo monopolista intensificaba la competencia entre los monopolios. Pero al monopolismo expandirse hasta abrazar la producción estatificada, otros -- notablemente Bukharin -- llegaron a la conclusión que la competencia no intensificaría sino que fulminaría dentro de la estructura del monopolio estatal. Ahora esa brecha teórica entregó sus consecuencias: la tesis bukharinista probaba ser falsa en el caso del monopolio estatal soviético, pero los leninistas fracasaron en entender la importancia de esta tendencia descentralizadora. Un factor importante subyacente a los errores de Trotsky se deja ver a través de su última obra principal sobre la sociedad soviética, la Revolución Traicionada, un creativo análisis minucioso del fenómeno stalinista. Nos advierte contra aspectos capitalistas en la economía soviética en la esfera de la distribución únicamente:
Dos tendencias opuestas crecen desde la profundidad del régimen soviético. A tal grado que, contrario a un capitalismo en decadencia, desarrolla las fuerzas productivas, prepara las bases económicas del socialismo. A tal grado que, para el beneficio del estrato superior, lleva a una expresión mas y mas extrema las normas burguesas de distribución, prepara la restauración capitalista. Este contraste entre formas de propiedad y normas de distribución deberá en una o otra forma esparcirse hasta los medios de producción, o las normas de distribución deberán ajustarse hasta corresponder al sistema de propiedad socialista.
Marx insistía que el modo de distribución dependía de la producción (tercer capitulo), entonces desde este punto de vista Trotsky estaba ciertamente justificado en afirmar que los dos no podían permanecer dispares durante mucho tiempo. Pero estaba equivocado al dar a entender que las normas burguesas se expresaban únicamente en la esfera de la distribución. Ya hemos visto que Trotsky poseía un mejor entendimiento sobre este asunto, ya que ejerció muchos esfuerzos para contrarrestar el mito stalinista de que la producción burguesa ya se había superado. Aquí él es explicito:
El obrero en nuestro país no es un esclavo asalariado y no es el vendedor de la mercancía denominada fuerza de trabajo. Es un obrero libre” (Pravda) Durante el presente periodo esta formula melosa es jactancia inpermisible. El traslado de las fábricas al estado cambio la situación de los obreros solo jurídicamente. En realidad, se ve obligado a vivir con carencias y trabajar una cantidad definida de horas a cambio de un salario definido.
Es decir, en contraste a Stalin, Preobrazhensky y sus propios epígonos modernos, Trotsky sabia que la fuerza de trabajo es una mercancía, y los derechos obreros al venderla eran crecientemente abusados. Las normas burguesas estaban funcionando y se fortalecían en la producción, y esto significaba que el “sistema de propiedad socialista” se convertía cada día más una ficción jurídica. Las formas de propiedad proletaria que Trotsky le otorgaba tanto peso específico ya los stalinistas esgrimían con propósitos contrarrevolucionarios contra los obreros.; ya poseían contenido burgués. Cuando la forma y el contenido no concuerdan temporeramente, el contenido de clases triunfará finalmente y producirá formas compatibles con si mismo. El contenido de clases capitalista que aparece en el presente en país tras país dominado por los stalinistas ya se había establecido bajo Stalin. Pero Trotsky poseía una percepción parcial del problema. No podemos dar por terminada la discusión sobre la evaluación de Trotsky de la URSS stalinista sin citar su descripción previsora de una contrarrevolución burguesa hipotética (contrario a una revolución obrera resucitada).
Si -- para adoptar la segunda hipótesis -- un partido burgués derrocaría a la casta gobernante stalinista, no encontraría una escasa cantidad de sirvientes preparados entre los presentes burócratas, administradores, técnicos, directores, secretarios partidarios y círculos superiores privilegiados en general. Por supuesto, seria necesaria una purgación del aparato estatal en este caso también. Pero una restauración burguesa probablemente tendría que expulsar menos gente que un partido revolucionario. La tarea principal del nuevo poder seria restaurar la propiedad privada de los medios de producción. En primer lugar, seria necesario crear las condiciones para el desarrollo de granjeros fuertes a partir de las débiles granjas colectivas, y para convertir las fuertes granjas colectivas en cooperativas de productores del tipo burgués -- en compañías de acciones agrícolas. En la esfera de la industria, la desnacionalización comenzaría en la industria ligera, y en las que producen alimentos. El principio de planificación se convertiría durante un periodo transicional en una serie de compromisos entre el poder estatal y las corporaciones individuales -- los propietarios potenciales, es decir, entre los capitanes soviéticos de la industria, los exproprietarios emigrados y los capitalistas extranjeros. A pesar de que la burocracia soviética ha avanzado bastante para preparar la restauración burguesa, el nuevo régimen se vería obligado a introducir en materia de formas de propiedad y métodos de industria no una reforma sino una revolución social.
La mayoría de esto es reconocible en el presente. Las empresas soviéticas han tenido durante mucho tiempo grandes similitudes con las corporaciones públicas capitalistas tradicionales, y mas diferencias son eliminadas mediante las reformas tipo Gorbachev. Las purgas contrarrevolucionarias del aparato estatal se llevaron acabo al poco tiempo de escribir Trotsky. La desnacionalización ya esta bien adelantada en los estados stalinistas; el principio de planificación ha contenido desde hace mucho tiempo la serie de compromisos que Trotsky sugerio. Todo lo que queda del estado proletario que una vez existió es la forma de propiedad nacionalizada, destripada de su contenido y, por lo tanto, perdiendo más de su apariencia proletaria cada día que pasa. Que esto pasaría es la única posibilidad que Trotsky pasó por alto.
¿Una nueva sociedad de clases?
“Uno de los últimos artículos principales de Trotsky, escrito en la cúspide del poder de Hitler e Stalin en la víspera de la Segunda Guerra Mundial, contiene una alternativa teórica innecesariamente pesimista sobre la extensión del stalinismo a nivel mundial. Lo citamos extensamente:
Si esta guerra provoca, como creemos firmemente, una revolución proletaria, inevitablemente conducirá al derrocamiento de la burocracia en la URSS y la regeneración de la democracia soviética sobre unas bases económicas e culturales mas altas que en el 1918. En ese caso la cuestión sobre si la burocracia stalinista es una “clase” o un crecimiento sobre el estado obrero será resuelta automáticamente. Para cada persona individual se aclarará que en el proceso de la revolución mundial la burocracia soviética fue únicamente un recaemiento episódico.
Si, de cualquier modo, se concede que la presente guerra provocará no una revolución sino una declinación del proletariado, entonces queda otra alternativa: la decadencia aun mayor del capitalismo monopolista, su fusión mayor aun al estado y el reemplazo de la democracia donde todavía quedase por un régimen totalitario. La incapacidad del proletariado de tomar en sus manos la dirección de la sociedad puede conducir bajo estas condiciones al crecimiento de una nueva clase explotadora a partir de la burocracia fascista bonapartista. Esto seria... un régimen de recaemiento, señalando el eclipse de la civilización.
Un resultado análogo podría ocurrir si el proletariado de los países capitalistas avanzados, habiendo conquistado el poder, serian incapaz de mantenerlo y se lo cediera, como en la URSS, a una burocracia privilegiada. Entonces nos viéramos obligados a reconocer que la razón para el recaemiento burocrático se encuentra no en el atraso del país o en el ambiente imperialista sino en la incapacidad congénita del proletariado para convertirse en una clase dominante. Entonces seria necesario retrospectivamente establecer que en sus rasgos fundamentales la URSS fue el precursor de un nuevo régimen explotador a escala mundial. ...
La alternativa histórica, llevada hasta su conclusión, es la siguiente: o el régimen de Stalin es un recaemiento detestable en el proceso de transformar la sociedad burguesa en una sociedad socialista, o el régimen stalinista es la primera etapa de una sociedad explotadora. Si el segundo pronóstico es el correcto, entonces, por supuesto, la burocracia se convertiría en una nueva clase explotadora. Por mas onerosa que sea la segunda perspectiva, si el proletariado mundial es incapaz de llevar acabo la misión impuesta por el curso del desarrollo, no quedaría otra cosa que hacer sino reconocer que el programa socialista, basado en las contradicciones internas de la sociedad capitalista, termino como una utopía. Es auto evidente que un nuevo programa ‘minimo’ seria necesario -- para la defensa de los intereses de los esclavos de la sociedad burocrática totalitaria.
La selección de alternativas de Trotsky fue un error en teoría y probo ser un error en la realidad. El régimen de Stalin resultó ser más que episódico: se expandió posterior a la guerra y todavía existe, medio siglo mas tarde. Por otro lado, el imperialismo capitalista sobrevivió sin transformarse así mismo en una nueva sociedad de clases totalitaria (aunque en ciertos países es ciertamente totalitario). El stalinismo fue un recaemiento, pero un recaemiento en retroceso al capitalismo. Sobrevivió la guerra junto al imperialismo como apoyo necesario al sistema mundial y parte sin igual del mismo.
La razón el imperialismo sobrevivió no fue debido al “deterioro” (incapacidad para sublevarse en revolución contra el capitalismo), o por el rendimiento del poder estatal conquistado a burocracias tipo stalinista. Los obreros en países capitalistas avanzados se rebelaron pero fueron derrotados (sexto capitulo). No fue debido a ninguna incapacidad congénita sino debida a que el stalinismo había usurpado su suprema conquista y la había utilizado contra ellos.
Lo que Trotsky fundamentalmente pasó por alto fue la alternativa de una derrota masiva del proletariado por el capitalismo, incluyendo su componente stalinista. Los obreros no fueron históricamente devueltos a una forma de esclavitud, y el capital todavía necesitaba explotar a las masas como obreros. Se han levantado una y otra vez contra la explotación del capital, notablemente en los mismos países stalinistas -- con demandas que son socialistas en su contenido implícito sino siempre en forma explicita.
Su movimiento confirma otra vez la conclusión de Marx de que las leyes de movimiento del capitalismo empujan a los obreros a luchar por el comunismo. Lo que le ha faltado no ha sido el momentum proletario sino dirección revolucionaria (como Trotsky más que nadie se dedico a hacer hincapiés) -- y eso también es el resultado de años de oportunismo sin precedentes, inutilización ideológica, y asesinatos sin reserva departe de Stalin.
El fracaso de Trotsky para estimar el resultado de la Segunda Guerra Mundial estaba vinculado a su evaluación errónea sobre la naturaleza de la URSS. Y ambas eran el resultado de un entendimiento incompleto del aspecto capitalista del estado obrero, a pesar de sus frecuentes perspicacias sobre este asunto. Su error alimentó el pesimismo clase media de sus epígonos, tanto los que consideran a la URSS como una nueva forma de sociedad y los otros que se imaginaban un estado obrero degenerado congelado a medio camino entre el capitalismo y el socialismo durante medio siglo.
Para Marx, el capitalismo estaba destinado a ser la ultima sociedad de clases sobre la Tierra debido a su capacidad para desarrollar las fuerzas productivas hasta el punto donde la opresión de clases ya no fuese progresista; el estado obrero revolucionario y el socialismo serian entonces capaces de lograr una abundancia genuina. Si la alternativa de Trotsky de una nueva sociedad esclavista fuese a materializarse, eso significaría que las fuerzas productivas no solo se hubiesen estancado sino se hubiesen destruido cualitativamente, lo que tomaría siglos para revertir. Dado el enorme avance de las fuerzas de destrucción del capitalismo, esta posibilidad no se puede descartar del todo, pero no existe nada inevitable sobre ello.
La razón que Trotsky propuso esa alternativa tan pesimista fue su certeza sobre las debilidades del stalinismo. No era una nueva clase sino un malabar bonapartista. El no pensaba que fuese tan fuerte para aplastar a los obreros; por lo tanto, la sobrevivencia del stalinismo únicamente podía reflejar la incapacidad del proletariado para asumir el poder. Continuando esa visión frente a los triunfos pos guerra del stalinismo podía conducir únicamente hacia el cinismo sobre proletariado.
Trotsky no pensaba que esta perspectiva fuese probable; el optimismo e confianza revolucionaria en los adelantos obreros desde el 1917 estaban en su naturaleza. Pero se sentía obligado a considerar todas las alternativas teóricas, y su teoría era errónea. Su pronunciamiento más pesimista del pasado, también basado en la suposición de una pasividad obrera, era más preciso que su visión del 1939, ya que no asumía el fin del proletariado.
Si concedemos -- y lo concederemos solo por el momento -- que la clase obrera no se levanta en unas luchas revolucionarias, sino le permite a la burguesía la oportunidad de gobernar el destino del mundo durante largos años, diremos dos o tres décadas, entonces algún tipo de equilibro se establecerá. Millones de obreros europeos morirán a causa del desempleo y la malnutrición. Los EE.UU. se vera obligado a reorientarse en los mercados mundiales, reconvertir su industria, sufrir reducción por un periodo considerable. Posteriormente, luego de establecerse una nueva división del trabajo mundial en agonía durante 15 o 20 o 35 años, una nueva época de alza capitalista tal vez procederá.
La gran parte de esto, de hecho, ocurrió, y un periodo de alza siguió la Segunda Guerra Mundial. Pero no fue una nueva “época”: las fuerzas productivas no se atrasaron al tal punto que el capitalismo se convirtió denuevo una sociedad progresista, a pesar de las décadas de prosperidad en los países imperialistas. En cambio el resultado fue la prolongación innecesaria de la época imperialista que vivimos en el presente.
A pesar de lo incompleto de su teoría, nadie llega a un entendimiento marxista de la contrarrevolución e sociedad stalinista en el presente comenzar con la obra de Trotsky, notablemente la Revolución Traicionada. Su conclusión de que la URSS había permanecido como un estado obrero degenerado sobre el filo de la contrarrevolución era corr en el tiempo que se escribió. También sentó las bases para un creciente entendimiento, al revelarse los eventos históricos de la Segunda Guerra Mundial. Además, Trotsky no es responsable por el absurdo total de sus epígonos; los “estados obreros deformados” creados para aplastar a los obreros, por ejemplo, y la idea d un “estado obrero” congelado sin movimientos durante 50 años, no tiene ninguna base en Trotsky. Sin embargo, él y Lenin ambos señalaron que los errores teóricos pueden dejar la puerta abierta a capitulaciones políticas cuando las condiciones estén maduras para ellas. Ese fue el destino del movimiento trotskista al poco tiempo de su muerte.
El pensamiento dialéctico analiza las cosas y fenómenos en su cambio continuo, mientras determina en las condiciones materiales de ese cambio ese limite critico donde mas allá “A” deja de ser “A”, un estado obrero deja de ser un estado obrero. El fracaso fundamental del pensamiento vulgar reside en el hecho de que desea contentarse con impresiones sin movimiento de una realidad que consiste de movimiento eterno.